Escándalo de drones sacude el fútbol femenino: integridad en juego antes de los Juegos Olímpicos de París 2024.

En un giro sorprendente en el mundo del fútbol femenino, han surgido acusaciones de vigilancia con drones, lo que ha proyectado una sombra sobre la integridad del deporte antes de los Juegos Olímpicos de París 2024. La entrenadora nacional de Canadá, Bev Priestman, actualmente suspendida por la FIFA por admitir que utilizó drones para espiar a sus oponentes, ha acusado a varias naciones líderes de emplear tácticas encubiertas similares. En un correo interno fechado el 20 de marzo de 2024, Priestman afirmó que todos los equipos del top 10 utilizan tecnología de drones para el scouting, una declaración que ha provocado una amplia negación por parte de las federaciones acusadas. Las autoridades de las selecciones nacionales de Francia, Alemania y Zambia se han apresurado a distanciarse de las afirmaciones de Priestman. La Federación Francesa de Fútbol (FFF) rechazó categóricamente cualquier implicación en espionaje, afirmando: "Solo deseamos declarar que la Federación Francesa nunca utiliza métodos de espionaje contra los equipos oponentes". Expresaron su fuerte desaprobación de las afirmaciones hechas por Priestman y las calificaron de infundadas. El equipo nacional de Zambia hizo eco de este sentimiento, enfatizando su compromiso con métodos tradicionales de preparación para los partidos. Un portavoz comentó: "El equipo de Zambia no utiliza drones para espiar a nuestros oponentes. Nuestro enfoque se basa en medios legítimos que no implican vigilancia no autorizada de otros equipos". Enfatizaron su enfoque en desarrollar las habilidades de los jugadores y el trabajo en equipo a través de prácticas éticas. De manera similar, el equipo nacional femenino de Alemania también negó las acusaciones sin ofrecer más detalles. Otros equipos, incluidos España, Estados Unidos, Japón, Brasil, Australia, Colombia, Nueva Zelanda y Nigeria, optaron por no responder a las consultas de los medios, manteniendo su silencio sobre el asunto. Curiosamente, mientras las acusaciones han encendido un debate sobre los límites éticos del scouting, las repercusiones para Canadá han sido significativas. Tras la revelación del uso de drones, el equipo enfrentó una deducción de seis puntos en su grupo de clasificación olímpica y fue multado con una cantidad sustancial, mientras que varios funcionarios, incluida Priestman, recibieron suspensiones de un año. El Comité Olímpico Canadiense identificó al operador del drone como un analista no acreditado asociado con la selección nacional, lo que condujo a una mayor escrutinio y acciones disciplinarias. Mientras Canadá se preparaba para su primer partido contra Nueva Zelanda en París, este último expresó su preocupación por un drone avistado sobre su sesión de entrenamiento, intensificando aún más la narrativa en torno a esta controversia. En un desarrollo rápido, la apelación de Canadá contra la deducción de puntos fue desestimada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo solo unas horas antes de que aseguraran un lugar en los cuartos de final con una victoria difícil sobre Colombia. A raíz de estos acontecimientos, los funcionarios canadienses expresaron su decepción con respecto al resultado de la apelación, insistiendo en que los jugadores no deberían cargar con las consecuencias de las acciones tomadas por su cuerpo técnico. A medida que avanza el torneo femenino en París, las repercusiones de estas acusaciones siguen siendo un punto focal de conversación en la comunidad futbolística. La negación de los equipos líderes sirve como un testimonio del compromiso continuo con el juego limpio en el deporte. Con las apuestas altas, la pregunta ahora es si este incidente servirá como un catalizador para regulaciones más claras sobre las prácticas de scouting en el futuro. La integridad del fútbol femenino es primordial, y a medida que la atención se centra en el campo, la necesidad de transparencia y conducta ética nunca ha sido más crítica.