Masoud Pezeshkian, el nuevo presidente reformista que promete cambios en Irán

El reformista Masoud Pezeshkian se ha convertido en el nuevo presidente de Irán, tras vencer en las elecciones a su rival conservador de línea dura, Saeed Jalili. Este histórico triunfo se dio luego de que Pezeshkian obtuviera el 53,3% de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales, superando a Jalili, quien consiguió el 44,3%. La elección de Pezeshkian marca un cambio en la dirección política del país, prometiendo acabar con el aislamiento de Irán en el escenario internacional. Masoud Pezeshkian, cirujano cardíaco y miembro del Parlamento, ha sido una figura destacada en la política iraní. Nacido en Mahabad, una ciudad kurda al oeste de Irán, Pezeshkian ha sido diputado durante cinco legislaturas y ocupó la vicepresidencia del Parlamento. Su carrera política ha estado marcada por su crítica a la polémica policía moral de Irán y su promesa de buscar negociaciones constructivas con potencias occidentales para renovar el acuerdo nuclear de 2015. Durante su campaña, Pezeshkian también se comprometió a implementar reformas estructurales en Irán, buscando un desarrollo más justo y balanceado para el país. Además, mostró su disposición a reducir el control gubernamental sobre internet y flexibilizar la postura sobre el hijab. Su elección representa un cambio de rumbo en la política iraní, alejándose de posturas conservadoras y abriendo la puerta a una mayor apertura en el país. Pezeshkian ha demostrado su apego por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, y ha respaldado sus decisiones. Sin embargo, su victoria electoral ha generado esperanzas de un nuevo comienzo para Irán, con la posibilidad de reducir tensiones con Occidente y lograr una reinserción efectiva en la comunidad internacional. Su respaldo a las protestas de 2009 y su experiencia como ministro de Salud durante el gobierno de Mohamed Jatamí lo han posicionado como una figura relevante en el escenario político iraní. En contraste, el candidato conservador Saeed Jalili, que representa el statu quo y una postura antioccidental de línea dura, ha sido derrotado en las elecciones. Jalili, conocido por su oposición a restaurar el acuerdo nuclear, ha gozado de un fuerte apoyo entre las comunidades más religiosas de Irán. Sin embargo, la victoria de Pezeshkian refleja un deseo de cambio y apertura en la sociedad iraní, que ha celebrado el triunfo del candidato reformista. La participación en las elecciones -que se sitúa en un 49%, nueve puntos más que en la primera vuelta- refleja el interés de los ciudadanos por el futuro político de Irán. Muchos votantes se han volcado a las urnas para evitar que Jalili asuma la presidencia y conduzca al país hacia una mayor confrontación con Occidente. La victoria de Pezeshkian ha sido recibida con celebraciones en las calles de Teherán y otras ciudades, donde la población ha manifestado su apoyo al nuevo presidente. Si bien las elecciones en Irán están condicionadas por las autoridades religiosas y el Consejo de Guardianes, que excluyó a 74 candidatos de la carrera presidencial, la elección de Pezeshkian representa un paso hacia un futuro más inclusivo y dialogante para el país. Con su promesa de reformas estructurales y su compromiso con la apertura y el diálogo, Masoud Pezeshkian se perfila como un presidente que busca construir puentes tanto dentro como fuera de Irán. Su victoria marca un hito en la historia política del país y abre nuevas posibilidades para su desarrollo y proyección en el escenario internacional.