Tensión entre Israel y Hamás bloquea acuerdo de alto el fuego en Gaza

Tensión entre Israel y Hamás bloquea acuerdo de alto el fuego en Gaza

La oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha afirmado este jueves que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) está reclamando 'dictar'

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 16.01.2025

La situación en la Franja de Gaza sigue siendo un punto álgido en la política del Medio Oriente, y los recientes intentos de alcanzar un acuerdo de alto el fuego han puesto de manifiesto las tensiones entre Israel y Hamás. Este jueves, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a Hamás de crear una "crisis de último minuto", en lo que parece ser un intento de modificar términos previamente acordados en el proceso de mediación, liderado por Catar, Egipto y Estados Unidos. La postura de Israel, que se mantiene firme en la defensa de sus intereses, ha llevado al Gobierno a posponer indefinidamente una reunión que se esperaba crucial para el avance del acuerdo.


Según las declaraciones oficiales de Netanyahu, Hamás no solo intenta extorsionar concesiones de último minuto, sino que también estaría buscando influir en la lista de presos palestinos que serían liberados en el marco del acuerdo. Este punto ha generado un fuerte desacuerdo, ya que el Gobierno israelí insiste en que tiene la autoridad final para vetar la excarcelación de aquellos que han sido calificados como "asesinos en masa y símbolos del terror". Esta categorización de los prisioneros resuena con la narrativa de seguridad nacional de Israel, que se opone firmemente a cualquier tipo de concesión que pueda interpretarse como un debilitamiento de su postura frente a la violencia.


La complejidad del acuerdo propuesto radica en su estructura en tres fases, donde la primera se centraría en el cese de hostilidades y en un intercambio de rehenes por prisioneros. Sin embargo, la posibilidad de que Hamás “dictara” qué prisioneros serían liberados ha generado recelo en las autoridades israelíes, que ven en esta demanda un intento de socavar el acuerdo. La tensión se ha intensificado aún más ante la inminente votación del gabinete israelí, que podría verse afectada por las divisiones internas en la coalición gubernamental.


Los aliados de Netanyahu dentro del Gobierno, específicamente el partido Sionismo Religioso, han manifestado su oposición al acuerdo, considerándolo una rendición ante Hamás. Las preocupaciones de estos sectores radican en que la aceptación del alto el fuego podría frustrar sus aspiraciones de reanudar la colonización del territorio palestino y, por ende, de asegurar su influencia en la región. Esta fragmentación interna podría complicar aún más la ya delicada situación, a medida que se aproxima la fecha límite para un acuerdo.


Por su parte, Hamás ha respondido a las acusaciones israelíes asegurando su compromiso con el acuerdo de alto el fuego, desestimando las afirmaciones de Netanyahu como infundadas. Esta discrepancia en las versiones de los hechos refleja la profunda desconfianza entre ambos lados, y pone de relieve las dificultades inherentes a la mediación en conflictos de tal magnitud. A pesar de las tensiones, Hamás mantiene que se encuentra dispuesto a cumplir con los términos acordados, lo que añade un componente de incertidumbre al futuro del acuerdo.


Los aspectos humanitarios también juegan un papel crucial en esta situación. La segunda fase del acuerdo prevé la entrega de ayuda humanitaria y la reparación de infraestructuras devastadas en Gaza, donde las condiciones de vida han llegado a ser insostenibles tras meses de conflicto. La posibilidad de que este acuerdo proporcione un alivio a la población civil podría ser un factor motivador para que ambas partes reconsideren sus posiciones, aunque la política suele superar las necesidades humanitarias en estos casos.


Sin embargo, el sufrimiento de los gazatíes sigue siendo un poderoso recordatorio de la urgencia de una solución. Con alrededor de 47,000 muertes en Gaza desde el inicio de la ofensiva, el costo humano del conflicto es incalculable. Esta realidad podría presionar tanto a la comunidad internacional como a los actores locales para encontrar un camino hacia la paz, a pesar de los juegos políticos.


En medio de esta crisis, el futuro del acuerdo de alto el fuego sigue siendo incierto. Aunque las autoridades israelíes se han mostrado firmes en poner condiciones a su aprobación, el tiempo corre y la presión aumenta. La comunidad internacional observa de cerca, esperando que la razón prevalezca sobre la política y que se alcance un acuerdo que podría traer, al menos temporalmente, un respiro a las comunidades devastadas por el conflicto.


Finalmente, la situación actual revela la complejidad de los conflictos en la región y la dificultad de alcanzar acuerdos significativos. Con múltiples actores y agendas en juego, el camino hacia una paz duradera parece aún lejano. La intersección de la política, la seguridad y la humanidad seguirá siendo un tema central en el análisis de este conflicto, mientras los gazatíes continúan esperando una solución que les devuelva la esperanza y la dignidad.

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