Salones de uñas en Ucrania: Un colorido frente contra la devastación y la desesperanza de la guerra.

Salones de uñas en Ucrania: Un colorido frente contra la devastación y la desesperanza de la guerra.

En Ucrania, los salones de uñas simbolizan la resiliencia en medio de la guerra, ofreciendo a las mujeres apoyo emocional y un sentido de normalidad a través de rituales de belleza.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes 10.09.2024

En el corazón de Ucrania, mientras el espectro de la guerra se cierne, los salones de uñas han surgido como bastiones inesperados de resiliencia y esperanza. Viktoria Gulieva, una esteticista de 30 años, encarna este espíritu mientras se acomoda en un sillón rosa brillante, su barriga embarazada cubierta con un vestido de tubo de mezclilla y su Pomerania blanco descansando en su regazo. Con cuidadosa precisión, una trabajadora del salón aplica un delicado esmalte de color rosa pálido a sus uñas de los pies, separadas por una espuma con forma de corazón. "Nos hacemos las uñas porque esto es como un apoyo emocional para nosotras," comparte Gulieva, reflejando el costo emocional que la guerra ha impuesto a tantos. "Hacemos algo para sentirnos mejor. Debido a todo lo que está sucediendo, debido a la guerra, estamos al borde emocional." Mientras la guerra ha traído devastación y desesperanza, el acto de mantener la belleza se ha convertido en un ritual crucial para muchas mujeres ucranianas. Proporciona un destello de normalidad en medio del caos, una pequeña rebelión contra las duras realidades de la vida diaria en una zona de conflicto. La tradición de consentirse a sí misma puede parecer trivial cuando el país enfrenta bombardeos y tropas avanzando, sin embargo, sirve como una afirmación inquebrantable de que la guerra no ha quebrantado ni quebrantará el espíritu del pueblo ucraniano. Incluso en un paisaje marcado por cortes de energía y el lamento constante de las sirenas de bombardeo, las mujeres están decididas a mantener las apariencias. Una cajera de banco pulida, una mesera con uñas pintadas de manera creativa y una trabajadora gubernamental que ha enfrentado un dolor inimaginable aún encuentran formas de adornarse, cada uña sirviendo como un lienzo para la expresión. Las mujeres ucranianas son conocidas por su creatividad en el arte de las uñas, y esto solo se ha intensificado desde la invasión. Los colores patrióticos—azul y amarillo—se han vuelto emblemáticos, con uñas a menudo adornadas con símbolos que reflejan el orgullo nacional, como girasoles y amapolas rojas. La transformación de las uñas en símbolos de resiliencia va más allá de la mera estética. Trágicamente, también han servido como identificadores para las víctimas de la guerra. La hija de una empleada de clínica asesinada por escombros de misiles reconoció a su madre por su distintiva manicura rosa con lunares blancos, un recordatorio conmovedor de las vidas perdidas en medio del conflicto. Salones de belleza como Kukla, donde frecuenta Gulieva, prosperan en esta atmósfera de silenciosa resistencia. Donna Todorova, la gerente del salón, señala los efectos estimulantes de los rituales de belleza, acuñando la frase "el efecto del lápiz labial rojo." La determinación de las mujeres para mantener sus rutinas de belleza, incluso cuando enfrentan el espectro de la guerra, refleja una resiliencia profundamente arraigada. "Nuestras mujeres son imparables," afirma. A medida que la guerra se adentra en su tercer año, los patrones de las manicuras han cambiado sutilmente. Mientras que los símbolos patrióticos eran una vez predominantes, las tendencias actuales se inclinan hacia estilos más sobrios, como los tonos nude y las manicuras francesas. Esta evolución refleja el estado emocional de una población que está cansada pero resuelta, buscando pragmatismo en medio del conflicto en curso. Sin embargo, el espíritu creativo sigue vivo. Los jóvenes maestros de uñas aún expresan su arte, creando diseños intrincados que traen alegría y belleza a las vidas de sus clientas. Cada mujer que entra en un salón lleva su propia historia de guerra, un testimonio de la mezcla de dificultades y esperanza que define la vida en Ucrania hoy. Tomemos a Iryna Davydovych, quien posee un salón en Bucha, una ciudad que una vez fue tomada por tropas rusas. Después de que el conflicto forzó a su familia a refugiarse en el sótano y el salón quedó en ruinas, reabrió tan pronto como se restauró la electricidad, mostrando su inquebrantable determinación. "A veces te sientas y lloras," admite Davydovych. "Pero por la mañana, te levantas, te pones lápiz labial, sales luciendo hermosa y riegas las flores." En un mundo fracturado por la guerra, salones de uñas como Kukla y Profi se han convertido en santuarios de expresión, comunidad y supervivencia. En los días en que las sirenas de bombardeo resuenan por las calles, las mujeres aún llegan a sus citas. Cuando misiles impactaron la capital recientemente, el espíritu de camaradería prevaleció, con los servicios continuando después de que el peligro pasó. A medida que la guerra en Ucrania no muestra signos de disminuir, la importancia de estos pequeños actos de autocuidado se vuelve aún más clara. Para estas mujeres, mantener su belleza no se trata meramente de estética; es un testimonio de resiliencia, una afirmación de identidad y una firme negativa a rendirse ante la desesperación. En cada uña pintada hay una historia de supervivencia, esperanza y el espíritu perdurable de una nación en guerra.

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