Juan Brignardello Vela
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Jodie Grinham, una arquera decidida que representa a Gran Bretaña, está lista para hacer historia en los Juegos Paralímpicos de este mes, compitiendo mientras está embarazada de 28 semanas. Mientras se prepara para lanzar su primera flecha en la competencia de tiro con arco en campo en Les Invalides en París, Grinham está a punto de convertirse en lo que ella cree que será la primera paralímpica en competir en una etapa tan avanzada del embarazo. Con un sentido del humor juguetón, Grinham comentó durante una videollamada desde su campamento de entrenamiento en St-Germain-en-Laye: “Mi equipo ha bromeado varias veces diciendo que mis aguas podrían romperse en el podio. Eso sería algo bastante curioso.” Sin embargo, la importancia de su viaje va mucho más allá de la posibilidad de un momento memorable; encarna un poderoso mensaje sobre la maternidad y el atletismo. A sus 31 años, Grinham no solo es una atleta dedicada, sino también madre de su hijo, Christian, quien nació en octubre de 2022. Equilibrar las exigencias del entrenamiento con la crianza ha sido un gran desafío, especialmente mientras maneja los efectos secundarios de su actual embarazo. Habiendo ganado previamente una medalla de plata en el evento de equipo mixto en los Juegos Paralímpicos de 2016 en Río de Janeiro, Grinham tiene una gran experiencia, pero esta vez se enfrenta a una capa adicional de complejidad. Grinham nació con una condición congénita conocida como braquisindactilia, que afecta sus brazos y manos. Se describe a sí misma como “sin dedos y con medio pulgar”, con longitudes de brazo desiguales y un hombro subdesarrollado en su lado izquierdo. Sin embargo, sus desafíos físicos no la han desalentado. En cambio, han moldeado su perspectiva sobre competir durante el embarazo. “Decidimos que no íbamos a dejar que unos Juegos nos impidieran ampliar nuestra familia”, compartió Grinham. Esta decisión viene con la comprensión de la fragilidad del embarazo, habiendo enfrentado tres abortos espontáneos antes del nacimiento de su hijo. “Quedar embarazada no es tan fácil como la gente cree. No es tan simple.” El viaje de Grinham hasta este punto no ha estado exento de pruebas. Durante su primer embarazo, experimentó un parto prematuro a las 28 semanas y enfrentó numerosos desafíos de salud. Después de que Christian nació, pasó tiempo en una incubadora debido a una ictericia severa, una situación que afectó profundamente a Grinham. Ahora, mientras se prepara para su segundo hijo, enfrenta la incertidumbre sobre sus capacidades físicas y los riesgos involucrados en competir en los Juegos Paralímpicos. Los médicos le han advertido sobre posibles complicaciones durante este embarazo, particularmente en lo que respecta a la capacidad de su cuerpo para manejar el peso del bebé debido a su condición física única. No obstante, Grinham y su equipo han elaborado planes meticulosos para su tiempo en París, incluyendo la identificación de salas de maternidad y hospitales locales en caso de emergencia. A pesar de los desafíos, Grinham sigue siendo optimista y está ansiosa por competir. Acepta los ajustes necesarios para su entrenamiento, habiendo realizado modificaciones en su técnica de tiro y equipo para acomodar su creciente pancita. El apoyo de su entrenadora, Charlotte Burgess, una madre y ex arquera olímpica, y su equipo ha sido crucial para navegar este territorio inexplorado. “Ha sido el entrenamiento más extraño que he hecho en mi vida. Pero ha sido divertido”, dijo Grinham con una sonrisa, reflexionando sobre las adaptaciones que ha hecho. Incluso ha introducido “sesiones de preparación para el embarazo” durante el entrenamiento para simular los movimientos y sensaciones asociadas con tener un bebé a bordo. A medida que se acerca el día de la competencia, Grinham es consciente de que los movimientos de su bebé podrían coincidir con sus momentos cruciales en el campo. Sin embargo, en lugar de sentirse ansiosa, abraza la experiencia, diciendo: “Si voy a los Juegos y estoy en la final de oro y el bebé me patea y pierdo el oro, ¿entonces qué? ¿Qué esperaba? Conocía los riesgos.” En un deporte donde el embarazo ha sido históricamente pasado por alto, Grinham espera que su participación inspire a otros a ver que la maternidad y el atletismo pueden coexistir. “Solo muy recientemente los atletas están comenzando a ser aceptados como embarazadas o madres también. Espero que más mujeres embarazadas vean que pueden seguir entrenando y competir”, explicó. Su familia no estará presente en París, una decisión tomada para aliviar la tensión emocional en su joven hijo, que lucha por entender las demandas de la competencia. Grinham encuentra consuelo en saber que su pareja, Christopher, y Christian están cómodos en casa, lo que le permite concentrarse por completo en su rendimiento. “Creo que puedo ganar una medalla, dejando de lado el embarazo”, afirmó con confianza. “Estoy disparando mejor que nunca. Quiero medalla.” Para Grinham, el éxito en los Juegos Paralímpicos no se medirá únicamente en medallas, sino también en la alegría de dar la bienvenida a un nuevo bebé a su familia. “Si compito y luego en noviembre doy a luz a un bebé feliz y saludable, eso sería suficiente éxito”, dijo. “Puedo divertirme y recibir un premio al final, ya sea una medalla, pero obtengo un bebé, y eso es lo que quiero.”