Descubren fase oculta del alzhéimer que se desarrolla sin síntomas evidentes

Descubren fase oculta del alzhéimer que se desarrolla sin síntomas evidentes

Un nuevo estudio acaba de describir la cascada de cambios que tiene lugar en el cerebro de las personas con alzhéimer, potencialmente abriendo nuevas ventanas d

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud HACE 7 HORAS

Un reciente estudio ha revelado la existencia de una fase 'oculta' del alzhéimer, en la cual la enfermedad se desarrolla sin causar síntomas evidentes. Este hallazgo podría cambiar radicalmente la comprensión y el abordaje de esta devastadora enfermedad neurodegenerativa, que ya afecta a cerca de un millón de personas en España y a unos 50 millones en todo el mundo. El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y publicado en la revista Nature Neuroscience, sugiere que la enfermedad podría estar en marcha mucho antes de que los signos cognitivos se manifiesten.


El alzhéimer es conocido por ser la forma más común de demencia y se caracteriza por la afectación progresiva de funciones cognitivas esenciales, como la memoria y la conducta. Eventualmente, esta enfermedad interfiere de manera significativa en la vida diaria de quienes la padecen, convirtiéndose en una de las principales causas de incapacidad a nivel global. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que la enfermedad podría tener un desarrollo más complejo de lo que se había entendido hasta ahora.


Los investigadores examinaron los cerebros de 84 donantes postmortem, con una media de edad de 88 años, encontrando discrepancias sorprendentes entre las lesiones observadas y la presencia de síntomas. De los donantes, algunos mostraban cambios neuropatológicos asociados al alzhéimer sin haber presentado demencia durante su vida. Esto plantea la posibilidad de que la enfermedad avance en etapas, donde una fase inicial puede no manifestarse de manera evidente.


El estudio identificó dos fases diferenciadas en el desarrollo del alzhéimer. La primera fase, caracterizada por niveles patológicos bajos de acumulación de proteínas alteradas y algunos signos de pérdida neuronal, se produce sin que los pacientes presenten síntomas cognitivos. En contraste, la segunda fase, donde los niveles patológicos son claramente altos, se asocia a déficits cognitivos significativos y al desarrollo de demencia.


La investigación empleó herramientas de inteligencia artificial para evaluar marcadores del avance de la enfermedad, como la proteína tau fosforilada y la beta-amiloide en el plasma sanguíneo. Los resultados mostraron que el agravamiento de las acumulaciones de estas proteínas en el cerebro se correlaciona con la aparición de los primeros síntomas cognitivos. Este descubrimiento es crucial, ya que sugiere que el daño cerebral en el alzhéimer podría comenzar mucho antes de que el individuo comience a experimentar cambios en su memoria o comportamiento.


Además, el estudio resalta la importancia de identificar estos cambios iniciales, ya que podría abrir una ventana de oportunidad para el diagnóstico temprano y el tratamiento más eficaz del alzhéimer. La detección temprana podría permitir a los médicos implementar tratamientos que actualmente están disponibles, optimizando así su eficacia y potencialmente mejorando la calidad de vida de los pacientes.


A través de su análisis, los investigadores encontraron que en la primera fase del alzhéimer, la muerte de neuronas inhibidoras de somatostatina podría ser un factor desencadenante de los cambios neurológicos que llevan a la enfermedad. Esta fase temprana también se acompaña de una respuesta inflamatoria del sistema inmunológico del cerebro, que podría contribuir a la progresión de la patología.


El descubrimiento de esta fase oculta no solo ofrece un nuevo marco para entender el alzhéimer, sino que también sugiere que los tratamientos futuros podrían ajustarse a las etapas específicas de la enfermedad, permitiendo una intervención más precisa y personalizada. Esto podría revolucionar el enfoque actual, donde los tratamientos suelen iniciarse en etapas avanzadas de la enfermedad.


Mientras la investigación avanza, la comunidad científica se muestra optimista sobre las repercusiones que estos hallazgos pueden tener en la lucha contra el alzhéimer. La identificación de una fase asintomática abre la puerta a nuevas estrategias diagnósticas y de tratamiento que podrían marcar una diferencia significativa en el manejo de esta enfermedad devastadora.


En conclusión, el estudio reafirma la complejidad del alzhéimer y la necesidad urgente de seguir investigando para identificar métodos que permitan detectar la enfermedad en sus primeras etapas. Solo así se podrá esperar una mejora real en el tratamiento y la gestión de una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.

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