Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El accidente ocurrido el sábado por la noche en el Aeropuerto Internacional de Halifax ha dejado a la comunidad aeronáutica y a los pasajeros en estado de choque tras el fallo del tren de aterrizaje del vuelo 2259 de Air Canada. El vuelo, operado por PAL Airlines, se encontraba en su ruta desde el Aeropuerto Internacional de San Juan de Terranova hacia Halifax cuando se produjo el incidente a las 21:30 AST (1:30 GMT del domingo). Según el testimonio de Nikki Valentine, una de las pasajeras a bordo, el aterrizaje se tornó caótico cuando los neumáticos del avión no se desplegaron correctamente. Esta situación provocó que el aparato derrapara en la pista, lo que resultó en un ruidoso impacto y el posterior arrastre del ala del avión por el pavimento. "Cuando eso sucedió, escuchamos un ruido bastante fuerte, casi como el de un choque", relató Valentine, añadiendo que el avión comenzó a inclinarse peligrosamente hacia la izquierda. La situación se tornó aún más alarmante cuando los pasajeros comenzaron a notar que el fuego empezaba a brotar del lado izquierdo del avión. "El avión se sacudió bastante y empezamos a ver fuego en el lado izquierdo del avión y empezó a salir humo por las ventanillas", describió la pasajera, que vivió momentos de gran angustia junto al resto de los ocupantes. Afortunadamente, los equipos de emergencia respondieron con rapidez. Los bomberos y los servicios de emergencia acudieron al lugar del incidente inmediatamente, logrando extinguir las llamas que consumían una parte del avión y asegurando la evacuación de todos los pasajeros. "Un lado del avión estaba ardiendo, así que todo el mundo tenía prisa por salir, pero una prisa organizada", enfatizó Valentine, destacando la coordinación en medio del pánico. Aunque se desconoce el número exacto de pasajeros que se encontraban a bordo, los servicios médicos realizaron exámenes a todos ellos en un hangar del aeropuerto de Halifax, asegurándose de que no hubiera heridos graves entre los ocupantes del vuelo. La atención sanitaria se activó rápidamente, reflejando la importancia de la seguridad en situaciones de emergencia. El incidente ha llevado a la clausura temporal del aeropuerto de Halifax, lo que ha generado la cancelación de vuelos y la alteración de los planes de muchos viajeros. Los equipos de la aerolínea trabajan en la reubicación de los pasajeros afectados y en la gestión de esta crisis, que ha provocado gran inquietud entre los usuarios del transporte aéreo. Las autoridades aeronáuticas han abierto una investigación para determinar las causas exactas del fallo en el tren de aterrizaje. El hecho sucede en un contexto en el que la seguridad aérea ha sido objeto de un escrutinio intenso, especialmente después de incidentes recientes en otras partes del mundo, como el aterrizaje de emergencia de un Boeing 737 en Corea del Sur. Este accidente subraya la necesidad de una revisión continua de los protocolos de seguridad y mantenimiento de las aeronaves, así como de los procedimientos de emergencia que deben seguirse para garantizar la seguridad de los pasajeros. La comunidad aérea se encuentra a la expectativa de los resultados de la investigación, que arrojarán luz sobre las deficiencias que pudieron haber contribuido a este preocupante suceso. Mientras tanto, los pasajeros que vivieron el incidente comparten sus experiencias a través de las redes sociales, generando un debate sobre la seguridad en los vuelos comerciales y las medidas que se deben tomar para salvaguardar a los viajeros. En este sentido, es crucial que las aerolíneas y las autoridades trabajen en conjunto para restablecer la confianza del público en el transporte aéreo.