
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




La relación entre Estados Unidos y China está experimentando un nuevo capítulo, en el que América Latina se convierte en un campo de batalla clave para las dos potencias. La reciente conversación telefónica entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se centró en el comercio, un tema que refleja la creciente competencia por la influencia en la región. Según Trump, la charla fue "excelente", lo que sugiere que ambos líderes están conscientes de la importancia estratégica de América Latina en el contexto de la guerra comercial que se intensifica nuevamente.
Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destaca que la tensión comercial entre EE.UU. y China se remonta al Acuerdo de Asociación Transpacífico, firmado en 2016. Sin embargo, la retirada de EE.UU. del pacto antes de su implementación marcó un cambio significativo en la estrategia estadounidense, optando por una confrontación directa con Pekín. Esta decisión ha llevado a un aumento de las tensiones arancelarias y a un renovado enfoque en la región digital, que se ha vuelto esencial para ambos países.
Desde 2019, China se ha consolidado como el segundo socio comercial de América Latina, con el comercio de bienes de la región con el gigante asiático creciendo del 1,7% en 2000 al 17% en 2023. En contraste, el intercambio con EE.UU. ha disminuido del 54% al 37% en el mismo período, lo que evidencia una clara tendencia de desplazamiento hacia el comercio con China. Este cambio en las dinámicas comerciales ha provocado que muchos países de la región busquen nuevas oportunidades en el gigante asiático.
Los expertos subrayan que la relación entre América Latina y China ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México, destaca que las interacciones han pasado de un enfoque político a uno económico. Esto se debe al crecimiento de la economía china y a su interés en establecer vínculos comerciales más estrechos con la región, que busca diversificar sus relaciones económicas en un entorno global cambiante.
La geopolítica también juega un papel crucial en esta dinámica. A medida que EE.UU. ha adoptado una postura más centrada en sus propios intereses, muchos países latinoamericanos han comenzado a ver a China como un socio estratégico. El reciente IV Foro Ministerial China-Celac, celebrado en Pekín, subrayó esta tendencia, donde países como Perú instaron a Washington a competir de manera justa con China. El canciller peruano, Elmer Schialer, enfatizó la importancia de buscar nuevos socios estratégicos para el desarrollo regional.
Dussel también señala que el lenguaje de cooperación que promueve China contrasta con la retórica más agresiva y unilateral de la administración Trump, que ha estado marcada por "embates y chantajes". Esta diferencia en el enfoque sugiere que muchos países de América Latina pueden preferir la oferta china, que parece ofrecer una relación más igualitaria y menos coercitiva. La percepción de que los países latinoamericanos son tratados como iguales en las negociaciones con China es un atractivo considerable.
Sin embargo, el experto advierte que la situación no es tan simple como "China gana" o "EE.UU. pierde". La relación entre América Latina y EE.UU. sigue siendo crucial, especialmente en temas de interés mutuo como la migración y el narcotráfico. Aunque la influencia china es creciente, muchos países de la región aún no están dispuestos a desestimar su relación con EE.UU. por completo.
La OEA ha advertido que interrumpir el comercio entre América Latina y China podría tener consecuencias desastrosas para la región. En este sentido, la postura del canciller peruano de adoptar una "neutralidad constructiva" resuena con la estrategia que muchos países latinoamericanos parecen estar siguiendo. La idea es abrir las puertas a todos los socios que puedan contribuir al desarrollo, sin cerrar las opciones.
Así, la dicotomía entre aranceles y cooperación se presenta como un dilema para América Latina en su relación con ambas potencias. Los países de la región enfrentan la necesidad de negociar con ambos, buscando equilibrar sus intereses y maximizar las oportunidades de crecimiento. A medida que continúan las tensiones entre EE.UU. y China, la forma en que América Latina navegue esta nueva realidad geopolítica será crucial para su desarrollo futuro y su posición en el escenario global.
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