Pedro Pascal: De la lucha familiar al estrellato en Hollywood y la resiliencia

Pedro Pascal: De la lucha familiar al estrellato en Hollywood y la resiliencia

La familia del actor, ligada a la del presidente Salvador Allende, hubo de abandonar Chile tras el golpe de estado de Pinochet en 1973.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Mundo 07.06.2025

La historia de Pedro Pascal, uno de los actores más reconocidos de la actualidad, es un relato que va más allá de su éxito en la pantalla. En el trasfondo de su ascendente carrera se encuentra un legado familiar marcado por la lucha, el dolor y la resiliencia. Sus padres, José Balmaceda Riera y Verónica Pascal Ureta, fueron figuras emblemáticas en la resistencia contra la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, y su vida ha estado marcada por el exilio, el sufrimiento y una tragedia personal que ha dejado huellas profundas en su corazón y su carrera.


El 11 de septiembre de 1973, el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende forzó a muchos chilenos a abandonar su tierra. Entre ellos estaban los padres de Pedro, que se convirtieron en fugitivos debido a su activismo político. Su padre, médico especialista en fertilidad, y su madre, psicóloga infantil, no solo defendieron sus ideales, sino que también ayudaron a familiares perseguidos, como Andrés Pascal Allende, sobrino del presidente depuesto. Este compromiso les convirtió en objetivos de la DINA, la policía secreta de la dictadura.


La huida de Pedro y su familia fue un proceso desgarrador. Tras un largo periodo de clandestinidad, finalmente encontraron refugio en la embajada de Venezuela, desde donde se trasladaron a Dinamarca antes de establecerse en Estados Unidos. A pesar de la distancia y el nuevo comienzo, la vida en el exilio no fue sencilla. La familia se enfrentó al racismo y a la discriminación, ya que eran vistos como inmigrantes y no como exiliados. Pedro ha recordado estos años como "duros", marcados por el bullying, la soledad y la búsqueda de un lugar donde pertenecer.


Fue en este contexto donde Pedro comenzó a refugiarse en el arte. La literatura y el cine se convirtieron en sus escapes, y su interés por el teatro floreció. Una representación de "Angels in America" despertó en él una pasión que lo llevaría a Nueva York para estudiar en la prestigiosa Escuela de Artes Tisch. Sin embargo, su camino hacia el estrellato estuvo plagado de obstáculos, muchos de los cuales estaban relacionados con las decisiones y el pasado de su familia.


El regreso a Chile de su padre en 1995, ante las acusaciones de un escándalo médico que involucraba el robo de óvulos y embriones, marcó un punto de inflexión en la vida de Pedro. La posibilidad de enfrentar una serie de juicios penales y la presión de la situación llevaron a su padre a huir nuevamente, dejando a Pedro y a su hermana en Estados Unidos. Este evento no solo significó la pérdida de su hogar, sino que también intensificó la carga emocional que Pedro llevaba consigo.


La separación de sus padres en medio de estas tormentas emocionales fue otro golpe devastador. En el año 2000, Pedro perdió a su madre, quien se quitó la vida. Este suceso cambió radicalmente su trayectoria, llevándolo a una profunda introspección y a una reevaluación de su identidad. La elección de su nombre artístico, Pedro Pascal, fue un homenaje a su madre y un intento de reconectar con sus raíces familiares, al tiempo que buscaba un camino en la industria del entretenimiento.


A pesar de todos estos desafíos, Pedro encontró apoyo en amigos y colegas, que lo guiaron en su carrera. Su papel en "Juego de Tronos" fue el punto de inflexión que lo catapultó a la fama, pero nunca ha olvidado sus orígenes ni la historia que lleva consigo. A menudo utiliza su plataforma para abogar por los derechos humanos y la inmigración, recordando que su éxito no se puede desvincular de su pasado.


La vida de Pedro Pascal es un poderoso recordatorio de cómo la tragedia y el trauma pueden moldear a una persona, pero también cómo la resiliencia, la creatividad y la comunidad pueden abrir nuevas puertas. Su historia es un testimonio del poder del arte como medio de sanación y como herramienta para dar voz a las luchas de aquellos que, como sus padres, han enfrentado la opresión y el exilio. En cada personaje que interpreta, Pedro lleva consigo no solo el peso de su historia familiar, sino también un mensaje esperanzador sobre la capacidad de renacer y encontrar la propia voz en medio de la adversidad.

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