Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La Nueva Refinería de Talara ha cobrado protagonismo en la agenda económica del país, especialmente tras su reciente puesta en marcha que ha permitido a Petroperú reducir la necesidad de importar combustibles, al mismo tiempo que ha comenzado a aportar significativamente a la caja fiscal. Con una capacidad de procesamiento de hasta 93.000 barriles de petróleo por día, este moderno complejo se encuentra preparado para alcanzar su carga máxima y contribuir aún más a la economía nacional. Arturo Rodríguez, gerente de Operaciones de Talara, destacó en una reciente conferencia de prensa que la culminación de las actividades de arranque fue un proceso complejo que involucró a más de 40 entidades internacionales, entre las cuales se encuentra la empresa constructora Técnicas Reunidas. Cada unidad de la refinería ha pasado por rigurosas pruebas de garantía antes de ser oficialmente propiedad de Petroperú, lo que representa un avance significativo en la modernización de la infraestructura petrolera del país. La refinería, que ha elevado su número de unidades de producción de 3 a 16, cuenta con una impresionante gama de instalaciones, incluyendo 37.000 instrumentos y 840 equipos rotativos. Entre sus innovaciones, destaca la Unidad de Flexicoking, desarrollada en colaboración con Exxon Mobil, que permite maximizar la producción de combustibles de alto valor a partir de desechos de petróleo. Este avance no solo mejora la eficiencia, sino que también posiciona a la refinería entre las 50 instalaciones más eficientes del sistema energético nacional. No obstante, la situación financiera de Petroperú no ha sido la más favorable en los últimos años. La empresa registró pérdidas netas superiores a los 745 millones de dólares entre enero y septiembre de este año, aunque la expectativa de una reducción de estas cifras está en el horizonte. Alejandro Narváez, presidente del Directorio, estima que se podría cerrar el año con un déficit de 860 millones de dólares, lo que representa una mejora en comparación con estimaciones anteriores. Narváez ha señalado que la empresa está implementando un plan de recuperación financiera que incluye una auditoría forense para identificar y corregir las anomalías en la gestión que han llevado a estas pérdidas. Asimismo, expresó su optimismo sobre las proyecciones para el 2025, anticipando una utilidad neta de entre 170 y 200 millones de dólares, y un incremento del 38% en la participación de mercado. Para Narváez, estos son signos de un futuro prometedor que beneficiará a accionistas y acreedores. En el ámbito parlamentario, el avance de la auditoría forense será un tema de discusión crucial. Narváez ha manifestado su compromiso de rendir cuentas y presentar su plan de trabajo ante el Consejo de Ministros y el Congreso, buscando así mantener la transparencia en la gestión de la empresa. La presión del Legislativo ha sido palpable, dado el interés de los legisladores en comprender el rumbo financiero de Petroperú. Además, la compañía opera de forma temporal varios lotes petroleros, cuya continuidad es crucial para la estabilidad financiera de la empresa. Estos lotes, que incluyen el I, VI y Z-69, tienen vigencias hasta 2025 y representan una fuente de ingresos vital. Narváez ha expresado su deseo de que estos y futuros lotes pasen permanentemente a Petroperú, lo que fortalecería su capacidad operativa y financiera. La producción del Lote VI, actualmente en 1.900 barriles por día, se espera que alcance los 2.000 barriles el próximo año, lo que incrementará aún más la renta proveniente de su explotación. La integración vertical es un enfoque clave para Petroperú, que busca maximizar su rentabilidad al asegurar el acceso a recursos a un costo de producción favorable. La importancia de mantener el control sobre los lotes de Talara radica no solo en la producción, sino también en la estabilidad financiera de la compañía. Con precios internacionales de petróleo que fluctúan, la rentabilidad de Petroperú puede incrementar significativamente en función de su capacidad para acceder a crudo a costos competitivos. Por último, la gestión de Alejandro Narváez se enfoca en garantizar que el Estado maximice sus recursos naturales, alineando los intereses de la refinería y los lotes petroleros. En un contexto donde la seguridad energética es fundamental, la optimización de la producción y el uso eficiente de los recursos son claves para asegurar un futuro sostenible y rentable para Petroperú y el país en su conjunto. La mirada está puesta en el horizonte, donde se espera que la compañía renazca de sus cenizas y se convierta en un pilar económico sólido.