Putin utiliza el aniversario de la victoria soviética para legitimar la guerra en Ucrania

Putin utiliza el aniversario de la victoria soviética para legitimar la guerra en Ucrania

El mandatario ruso preside junto a su homólogo chino, Xi Jinping, el cuarto Día de la Victoria desde que lanzó su ofensiva sobre el país vecino en 2022

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Mundo HACE 9 HORAS

En un contexto marcado por la guerra en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha llevado a cabo una ceremonia en la Plaza Roja de Moscú para conmemorar el 80 aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi. En este evento, Putin apeló abiertamente a la memoria de los millones de soviéticos que perdieron la vida en la Gran Guerra Patria, buscando así legitimar su invasión de Ucrania. Flanqueado por el presidente chino, Xi Jinping, el líder ruso enfatizó que “la verdad y la justicia están de nuestro lado”, un mensaje que resonó en medio de un desfile militar que exhibió no solo el poderío bélico de Rusia, sino también el apoyo de aliados estratégicos.


La retórica de Putin ha tomado un giro significativo al fusionar el sacrificio de generaciones pasadas con su actual política exterior. En su discurso, destacó la supuesta unidad nacional ante la “operación militar especial”, refiriéndose a la invasión de Ucrania, y subrayó que el país entero respalda sus esfuerzos en este conflicto. A pesar de las tensiones y la falta de una victoria clara en el conflicto, Putin se presenta como un líder decidido, convencido de que la historia está de su lado. Sin embargo, su insistencia en la unidad y el sacrificio parece contrastar con una creciente fatiga entre la población rusa respecto a la guerra.


El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, recordó el costo humano de la invasión nazi, señalando que más de ocho millones de ucranianos murieron durante ese conflicto. En un giro irónico, mientras Putin convocaba a la victoria, los carteles en Moscú proclamaban que “la victoria estará con nosotros”, sugiriendo un futuro incierto más que un pasado glorioso. Esta declaración infunde un sentido de urgencia y un llamado a la acción que podría ser visto como un intento de galvanizar el apoyo popular en un momento en que la opinión pública parece estar cambiando.


Con evidentes preocupaciones sobre posibles sabotajes, el Kremlin implementó estrictas medidas de seguridad durante la celebración, incluyendo la interrupción del acceso a internet en varias partes de Moscú y un despliegue masivo de fuerzas policiales. A pesar de estas precauciones, los datos de encuestas recientes del centro independiente Levada indican un descontento creciente entre los rusos, con un 61% de la población favoreciendo negociaciones directas con Ucrania. Este cambio de sentimiento podría ser indicativo de un deseo de poner fin a un conflicto que ha durado ya más de un año y medio.


La ceremonia, que se había anticipado como un evento de gran importancia para Putin, se vio ensombrecida por la ausencia de representación estadounidense, lo que se suma a la percepción de un aislamiento creciente de Rusia en la esfera internacional. A pesar de ello, Putin se rodeó de líderes de países que han mantenido posturas favorables hacia su régimen, incluyendo a Xi Jinping y otros mandatarios de naciones que han sido históricamente aliadas de Rusia. Esta presencia fue un intento de mostrar fortaleza y resiliencia ante un contexto global adverso.


Entre los asistentes se encontraban figuras controvertidas que han desafiado las posturas occidentales, como el presidente de Brasil, Lula da Silva, y líderes de Serbia y Eslovaquia, quienes han atraído críticas por su disposición a participar en un evento que, para muchos, representa una glorificación de la guerra en Ucrania. Estos contactos diplomáticos revelan una red de apoyo que Putin intenta cultivar para contrarrestar el aislamiento que enfrenta en el ámbito global.


El desfile militar se convirtió en una manifestación de fuerza, con tropas de varios países aliados desfilando junto a unidades rusas en un despliegue que pretendía reafirmar la posición de Rusia como una potencia militar. Sin embargo, la ausencia de ciertos equipos, como el carro de combate Armata, pone en evidencia las dificultades que enfrenta el ejército ruso en el conflicto actual, lo que sugiere que la imagen de invulnerabilidad que Putin busca proyectar puede estar más basada en la propaganda que en la realidad en el terreno.


A pesar de los esfuerzos por celebrar la victoria, no todas las ciudades rusas participaron en el evento del Regimiento Inmortal, un homenaje que ha sido objeto de manipulación por parte del Kremlin. Algunas localidades, especialmente aquellas cercanas al conflicto, cancelaron las celebraciones por razones de seguridad. Esta decisión refleja un ambiente de tensión y precaución ante la posibilidad de ataques, lo que, a su vez, lleva a cuestionar el verdadero estado de la seguridad en las regiones más afectadas por la guerra.


Finalmente, la conmemoración del Día de la Victoria, lejos de ser un mero ejercicio patriótico, se está convirtiendo en una herramienta política para Putin. Mediante la evocación del sacrificio de los soviéticos en la Segunda Guerra Mundial, intenta consolidar su narrativa sobre la guerra en Ucrania, a pesar de que las evidencias apuntan a un creciente deseo de paz entre la población rusa. El desafío ahora será cómo navegar esta compleja situación, en la que el pasado se entrelaza con un presente lleno de incertidumbres y descontento.

Ver todo Lo último en El mundo