
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Las catastróficas inundaciones que azotan el sur de Brasil han dejado una estela de destrucción y dolor, con al menos 76 personas fallecidas, 103 desaparecidas y más de 80.000 desplazadas, según informaron las autoridades el pasado domingo 5 de mayo.
El estado más afectado por estas devastadoras inundaciones ha sido Rio Grande do Sul, que ha contabilizado 75 muertes en su informe más reciente, mientras que su vecino Santa Catarina lamenta un fallecido más a causa de este desastre natural sin precedentes en la región.
Además de las víctimas mortales, decenas de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de refugio. Más de 88.000 residentes han tenido que refugiarse en viviendas de familiares y amigos, mientras que alrededor de 16.600 ciudadanos se encuentran alojados en refugios públicos.
Las consecuencias de las inundaciones no se limitan a las pérdidas humanas y los desplazamientos masivos. En términos materiales, los estragos son igualmente desgarradores. Un total de 421.000 hogares en Rio Grande do Sul aún carecen de electricidad, mientras que 115 municipios se encuentran incomunicados al no contar con servicios de telefonía e internet.
Las vías de comunicación también se han visto gravemente afectadas, con 61 carreteras bloqueadas total o parcialmente debido al desbordamiento de los ríos. En la ciudad de Porto Alegre, la capital regional con 1,3 millones de habitantes, el río Guaíba ha alcanzado niveles históricos de inundación, con el centro histórico sumergido bajo 5,33 metros de agua.
Ante esta tragedia, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha sobrevolado las zonas afectadas para supervisar la respuesta a la emergencia. El Gobierno ha desplegado a 1.000 militares en apoyo a las autoridades regionales, en un esfuerzo conjunto por hacer frente a la magnitud de la crisis.
A pesar de que las lluvias han disminuido en los últimos días, las autoridades advierten que las inundaciones podrían persistir durante varios días más, prolongando el sufrimiento y la incertidumbre de las comunidades afectadas.
El sur de Brasil, azotado por una serie de fenómenos climáticos extremos en el último año, se enfrenta ahora a las consecuencias de un aumento en las precipitaciones asociado al fenómeno de El Niño. En este contexto de desolación y desafíos, la solidaridad y la acción coordinada se presentan como pilares fundamentales para la reconstrucción y la recuperación de una región golpeada por la furia de la naturaleza.
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