Una reciente investigación atribuye a Rusia la responsabilidad del 'síndrome de La Habana', el misterioso malestar que impactó a numerosos funcionarios estadounidenses.

Una reciente investigación atribuye a Rusia la responsabilidad del 'síndrome de La Habana', el misterioso malestar que impactó a numerosos funcionarios estadounidenses.

La patología se atribuye a ultrasonidos que provocan mareos, problemas de memoria y desmayos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 06.04.2024

Una reciente investigación ha arrojado luz sobre el enigmático 'síndrome de La Habana', atribuyendo la responsabilidad a Rusia y reviviendo un caso que ha mantenido en vilo a funcionarios estadounidenses durante años. Este misterioso malestar que afectó a numerosos diplomáticos, políticos y personal de seguridad de Estados Unidos, caracterizado por síntomas atribuidos a ultrasonidos o microondas de origen desconocido, ha sido objeto de especulaciones y teorías diversas desde su surgimiento en Cuba.


El informe final publicado en 2023 había descartado la intervención de un Estado extranjero en estos incidentes, dejando un vacío de incertidumbre sobre su origen. Sin embargo, una investigación conjunta realizada por The Insider, Der Spiegel y CBS ha señalado a Rusia como el posible responsable detrás de estos ataques. Greg Edgreen, uno de los investigadores del Pentágono, ha destacado el "nexo ruso" como un denominador común en todos los casos, apuntando a la unidad de Inteligencia militar rusa 29155 como la presunta autora de estos actos.


Según la información revelada, miembros de esta unidad habrían estado presentes en los lugares donde se reportaron los ataques, lo que refuerza la teoría de su implicación. A pesar de estas evidencias, las autoridades rusas han rechazado firmemente las acusaciones, calificándolas de infundadas y recordando que desde un principio se han lanzado sospechas sin pruebas contundentes.


El testimonio de las víctimas, como el de Carrie, una agente del FBI afectada por este síndrome, arroja luz sobre la gravedad de los incidentes. Relatos de desmayos, problemas de memoria y concentración, así como daños en dispositivos electrónicos, dan cuenta de la sofisticación y la peligrosidad de estos presuntos ataques.


Esta revelación ha llevado al Congreso estadounidense a implementar medidas de apoyo a las víctimas, reconociendo la importancia de abordar este problema de seguridad nacional. Sin embargo, persisten dudas y desafíos, ya que acusar a una potencia como Rusia implica implicaciones geopolíticas y diplomáticas complejas.


La incertidumbre en torno al 'síndrome de La Habana' persiste, pero esta nueva investigación plantea un panorama inquietante que pone de manifiesto los riesgos de las operaciones encubiertas y la necesidad de proteger a los funcionarios en el ámbito internacional. Es crucial que se esclarezcan los hechos y se tomen medidas para prevenir futuros incidentes que pongan en peligro la seguridad y la integridad de quienes sirven a sus países en el extranjero.

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