
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Un apagón masivo ha dejado a gran parte de Chile a oscuras desde la tarde del martes, afectando a millones de ciudadanos desde el extremo norte en Arica hasta la región de Los Lagos en el sur. El apagón se registró a las 15:16 horas, local, y se sintió especialmente en la capital, Santiago, donde reside cerca de la mitad de la población del país. A medida que la crisis se desarrollaba, el Gobierno de Gabriel Boric, a través de su ministra del Interior, Carolina Tohá, y el subsecretario Luis Cordero, declaró el estado de excepción por catástrofe y un toque de queda que comenzaría a las 22:00 horas, generando un ambiente de incertidumbre y preocupación.
El presidente Boric expresó su indignación ante la situación, atribuyendo el corte de energía a una falla eléctrica de la empresa Isa Interchile, que afecta la línea que conecta Vallenar y Coquimbo. En una declaración desde La Moneda, Boric enfatizó que es inaceptable que una o varias empresas causen tal interrupción en la vida cotidiana de los chilenos. Aunque se ha trabajado para restablecer el servicio, el mandatario reconoció que la recuperación ha sido lenta y que, por el momento, sólo 4.150.000 de los 8.000.000 hogares afectados han recuperado la electricidad, aunque de manera inestable.
Las autoridades han convocado a una reunión de emergencia para abordar la situación, en la que se ha instado a la población a mantener la calma. Tohá confirmó que la desconexión del sistema de transmisión fue identificada como la causa del apagón, pero se ha prometido una investigación para desentrañar los detalles del incidente, que ha sido calificado como el mayor apagón en el país en al menos una década. La prioridad, según el Gobierno, es garantizar la recuperación completa del servicio eléctrico a todos los hogares y negocios afectados.
Mientras tanto, las calles de las principales ciudades chilenas se convirtieron en un caos a medida que los trabajadores intentaban regresar a sus casas. La falta de funcionamiento del Metro de Santiago obligó a muchos a recurrir a buses o incluso caminar largas distancias. La congestión vehicular se intensificó, y la policía tuvo que intervenir para gestionar el tráfico, mientras que se desplegaban tres mil efectivos militares en las calles. Las estaciones de servicios se llenaron de clientes intentando abastecerse de combustible para generar electricidad en sus hogares con generadores portátiles.
El toque de queda ha comenzado a regir en un contexto de caos, con miles de personas todavía en la vía pública. Muchos negocios han optado por cerrar sus puertas, mientras que los cajeros automáticos se convirtieron en lugares de largas filas, ya que los ciudadanos buscaban retirar efectivo en medio de la incertidumbre financiera. Informes de diversas fuentes han indicado que, aunque en algunas zonas de las ciudades la electricidad ha comenzado a llegar, el servicio sigue siendo intermitente.
Desde el punto de vista de la emergencia, los bomberos se han acuartelado a partir de las 19:00 horas, esperando instrucciones claras sobre cómo proceder ante esta crisis. A su vez, el servicio de internet y telefonía ha sufrido interrupciones, complicando aún más la comunicación entre los ciudadanos y las autoridades. La Superintendencia de Electricidad y Combustible ha informado que, al mediodía del miércoles, un 80% de los clientes aún no podían contar con energía eléctrica.
El presidente Boric, quien sobrevoló la capital para supervisar la situación, ha prometido que el Estado hará valer las responsabilidades de las empresas involucradas en esta crisis. Mientras tanto, los ciudadanos se enfrentan a una noche de incertidumbre en la que la falta de luz y el caos en las calles marcan el clima social en todo el país. La situación ha puesto de relieve no solo la dependencia del servicio eléctrico en la vida diaria, sino también la importancia de la infraestructura y la gestión de crisis en un país que se esfuerza por mantener la estabilidad en medio de desafíos imprevistos.
Con cada hora que pasa, la angustia y la frustración de los chilenos se sienten más intensamente. Las autoridades, mientras tanto, trabajan para restablecer el servicio eléctrico y garantizar la seguridad de la población en un contexto marcado por la desesperanza. La ciudadanía espera respuestas claras y soluciones efectivas, mientras el Gobierno enfrenta una prueba crucial en su manejo de esta crisis sin precedentes.
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