Terremoto de 7,7 en Birmania deja al menos 200 muertos y una crisis humanitaria

Terremoto de 7,7 en Birmania deja al menos 200 muertos y una crisis humanitaria

Un fuerte terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido Birmania y los temblores se han sentido en la vecina Tailandia y en China. Es precisamente en Bangkok donde...

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 28.03.2025

Un violento terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido este viernes por la mañana Birmania, generando una ola de devastación que se ha sentido en todo el sudeste asiático, con especial énfasis en la vecina Tailandia y en partes de China. La tragedia ha dejado hasta el momento un saldo trágico de al menos 200 fallecidos y más de 700 heridos, con Mandalay como epicentro del seísmo. Este evento sísmico ha desatado una crisis humanitaria, con un número alarmante de más de 100 personas reportadas como desaparecidas.


El temblor se registró a las 12:50 hora local (6:20 GMT), a una profundidad de 10 kilómetros, lo que ha intensificado los daños en las infraestructuras ya vulnerables de la región. Mandalay, una ciudad de aproximadamente 1,2 millones de habitantes, ha sido la más afectada, con imágenes que muestran templos históricos completamente derruidos y edificios que se han venido abajo. Sin embargo, el impacto más significativo se ha observado en Bangkok, donde un rascacielos ha colapsado hasta sus cimientos, convirtiendo lo que antes era un símbolo de la modernidad en un monumento a la tragedia.


La magnitud y la profundidad del seísmo han llevado al Gobierno de Birmania a declarar el estado de emergencia en seis regiones. En la vecina Tailandia, la capital ha seguido el mismo camino, subrayando la gravedad de la situación. Las imágenes compartidas en redes sociales han mostrado momentos de pánico y desesperación, con ciudadanos huyendo de los edificios en busca de refugio. Los vídeos capturados durante el terremoto han dejado ver la magnitud de la destrucción: piscinas desbordadas que caen como cascadas desde lo alto de los rascacielos y estructuras que se tambalean antes de sucumbir.


Birmania se encuentra en una región propensa a actividades tectónicas, debido a la presión ejercida por la interacción de la placa del subcontinente indio al sur y la placa euroasiática al norte. Aunque no es raro que ocurran terremotos en esta área, el de este viernes se clasifica como uno de los más fuertes registrados en los últimos años. En agosto de 2016, un terremoto de magnitud 6,8 ya había golpeado el país, pero la magnitud y la devastación de este último evento superan con creces a aquel.


Las autoridades locales han comenzado a desplegar equipos de rescate y asistencia para abordar la crisis, sin embargo, la magnitud de la catástrofe ha desbordado rápidamente los recursos disponibles. Los hospitales, ya desbordados por la cantidad de heridos, están luchando por proporcionar atención adecuada. Las imágenes de pacientes en pasillos abarrotados son desgarradoras y reflejan la urgencia de la situación.


Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación y solidaridad. Organizaciones no gubernamentales y gobiernos de diferentes países han comenzado a ofrecer ayuda humanitaria, aunque la logística se complica por la inestabilidad de las infraestructuras y la continua amenaza de réplicas. Se espera que en los próximos días se intensifiquen los esfuerzos de recuperación y que se envíen suministros médicos y alimentos a las áreas más afectadas.


El impacto emocional y psicológico también será significativo en la población, que ha vivido momentos de terror y confusión. Familias enteras han perdido sus hogares y seres queridos, y la reconstrucción no solo será física, sino también emocional. Las comunidades afectadas necesitarán apoyo psicológico a medida que comienzan a lidiar con las secuelas de esta tragedia.


Es un momento crítico para Birmania y Tailandia, donde la resiliencia de sus ciudadanos se pondrá a prueba una vez más. La reconstrucción tomará años, y la atención mundial centrada en esta crisis podría ser un rayo de esperanza en un momento de gran oscuridad. Cada imagen compartida y cada historia contada contribuirán a recordar la magnitud del desastre y la necesidad de solidaridad entre naciones en tiempos de crisis.


A medida que las réplicas se sienten y se intensifican los esfuerzos de rescate, el mundo entero observa, esperando que la ayuda llegue de manera oportuna y que la recuperación, aunque larga y ardua, comience pronto para brindar alivio a quienes más lo necesitan en estos momentos de desolación.

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