
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Las imágenes de alegría y esperanza que emergen del cruce fronterizo de Masnaa son un reflejo del anhelo de millones de sirios que, tras más de una década de sufrimiento y desplazamiento, ven una luz al final del túnel. La reciente toma de Damasco por insurgentes islamistas ha marcado un hito en la guerra siria, y los refugiados sirios en el Líbano no han dudado en aprovechar la oportunidad para regresar a su patria. La emoción palpable en las caras de quienes esperan cruzar la frontera es un testimonio del deseo de volver a casa, pero también de las cicatrices que la guerra ha dejado en sus vidas.
Las colas en el paso fronterizo son interminables. Vehículos abarrotados de familias llenas de esperanza y emoción buscan ingresar a Siria después de años de incertidumbre y anhelo. En el aire, se escuchan gritos de victoria y se ven banderas ondeando, una celebración que contrasta con el dolor de las memorias de la guerra. “Alá es grande” resuena entre los presentes, un canto de libertad que retumba en el entorno, donde hasta hace poco no había más que desolación.
Entre los que esperan, se encuentra un hombre que narra su angustiosa historia de huida y persecución. “Era buscado por los servicios de inteligencia”, confiesa, y su rostro refleja la liberación que siente al saber que ahora puede regresar a su hogar. Este sentimiento de libertad se repite en las palabras de muchos otros, quienes se consideran afortunados de poder pisar nuevamente la tierra que los vio nacer.
Rania, quien lleva trece años en el Líbano, no puede contener su emoción al hablar de su regreso a Zabadani, una ciudad que ha quedado marcada por el conflicto. Las palabras de su hija, Rayan, resaltan la fragilidad de las conexiones familiares en tiempos de guerra. La adolescente expresa su deseo de ver a sus abuelos, a quienes no ha visto en casi dos décadas. La historia de Rayan es un eco de la experiencia de muchos niños y jóvenes que han crecido lejos de su hogar, sin recuerdos de un lugar que debería ser suyo.
La situación en Siria ha sido compleja y caótica desde que comenzaron las revueltas en 2011, y la perspectiva de un regreso para muchos refugiados está llena de incertidumbre. A pesar de las celebraciones, la realidad de la reconstrucción de un país devastado por la guerra está lejos de ser fácil. Sin embargo, los refugiados mantienen la esperanza de que esta nueva etapa traiga consigo un futuro mejor.
La efervescencia no se limita al cruce de Masnaa; se extiende a otros pueblos aledaños donde se aglomeran los refugiados. En Bar Elias, por ejemplo, los grupos de ciudadanos se unen a la celebración, reconociendo la “liberación” de Damasco como un paso hacia la reconciliación y la paz. La solidaridad se siente en el aire mientras algunos libaneses, como Halim al Khatib, se suman a la celebración, repartiendo dulces y compartiendo en la alegría de sus vecinos sirios.
Sin embargo, el contexto histórico de la región no puede ser ignorado. La figura de Rafic Hariri, el ex primer ministro libanés asesinado, sigue siendo un símbolo de resistencia y un recordatorio de las tensiones entre diferentes facciones en el Líbano y Siria. Halim al Khatib, al repartir dulces, evoca la memoria de Hariri y su deseo de justicia, un deseo que se entrelaza con la esperanza de un futuro sin la opresión de Al Assad.
Los niños que cruzan la frontera, muchos de ellos nacidos en el exilio, llevan consigo una mezcla de emociones. La posibilidad de conocer por fin su tierra natal contrasta con la incertidumbre de lo que encontrarán. La guerra ha dejado cicatrices profundas en la identidad de muchos, quienes ahora comienzan a reconstruir sus vidas desde las cenizas del conflicto.
A medida que continúan llegando más coches al cruce, una sensación de comunidad y pertenencia une a los refugiados en su trayecto hacia el regreso. Sin embargo, el camino hacia la reconciliación y la estabilidad en Siria aún está lleno de desafíos. Mientras algunos celebran la caída de un régimen, otros se preguntan qué futuro les espera en un país que ha cambiado para siempre.
En este momento histórico, la historia de cada refugiado se convierte en una microhistoria dentro del vasto relato de Siria. La celebración en Masnaa es solo el inicio de un nuevo capítulo, pero también es un recordatorio de que, aunque la lucha por la libertad y la justicia continúa, la esperanza es un motor poderoso que puede llevar a los más desolados a buscar nuevamente lo que una vez consideraron su hogar.
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