Lula da Silva fue operado de emergencia por hemorragia cerebral y se encuentra en UCI

Lula da Silva fue operado de emergencia por hemorragia cerebral y se encuentra en UCI

El mandatario, de 79 años, está bajo observación médica en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Sirio-Libanés de São Paulo. Pese a sus problemas de salud, su agenda política se mantiene activa.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Mundo 10.12.2024

El estado de salud del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha captado la atención tanto de su país como de la comunidad internacional tras ser sometido a una cirugía de emergencia por una hemorragia intracefálica. A sus 79 años, Lula fue operado en la madrugada del 10 de diciembre en el Hospital Sirio-Libanés de São Paulo, donde se encuentra actualmente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) recuperándose de la intervención. Según el parte médico, la cirugía "transcurrió sin complicaciones" y, aunque la situación es seria, los médicos han señalado que el presidente está estable y sin secuelas.


La hemorragia cerebral de Lula se ha relacionado directamente con una caída que sufrió en octubre, cuando se lastimó la nuca y requirió puntos de sutura. Este accidente no sólo lo llevó a cancelar compromisos importantes, como su asistencia a la cumbre de los Brics en Rusia y la COP29 en Azerbaiyán, sino que también ha generado un clima de incertidumbre sobre su capacidad para continuar al frente del país, especialmente con las elecciones presidenciales a la vista en 2026.


En una conferencia de prensa, el doctor Roberto Kalil, quien dirigió la operación, informó que el mandatario estaba "conversando normalmente y alimentándose". Sin embargo, la recomendación médica es que Lula permanezca en el hospital hasta la próxima semana, lo que implica que su agenda política quedará interrumpida temporalmente. La preocupación por su salud se intensifica en un contexto político donde la figura del presidente es esencial para su partido, el Partido de los Trabajadores.


A pesar de su delicada situación, Lula ha intentado mantener su imagen de líder activo. Dos días después de su caída, se comunicó con miembros de su partido para asegurarles que se encontraba bien y que los impactos de la caída no eran tan severos como se pensaba. Sin embargo, los médicos le han aconsejado un periodo de reposo para evaluar su recuperación integral. La salud del presidente es un tema que ha estado bajo el escrutinio público desde su diagnóstico de cáncer de laringe en 2011, del cual se recuperó completamente, pero que dejó huellas en su trayectoria política.


La posibilidad de una reelección en 2026 ha sido un tema debatido en varios círculos políticos. Lula ha afirmado que es prematuro discutir su candidatura, aunque ha dejado entrever que cuenta con el apoyo de "varios partidos". Este contexto electoral se torna más complejo con la figura de Jair Bolsonaro, su rival político, quien ha manifestado su deseo de competir nuevamente. La salud de Lula y su capacidad para cumplir con sus responsabilidades serán factores clave en el desarrollo de la campaña electoral.


El presidente brasileño ha mantenido un ritmo de trabajo intenso, a menudo participando en eventos en todo el país, ofreciendo discursos y mostrando un entusiasmo que contrasta con sus recientes problemas de salud. Lula, casado con Rosangela Janja da Silva, ha declarado en múltiples ocasiones que desea "vivir hasta los 120 años", y ha compartido videos de su rutina de ejercicios, en un intento por proyectar una imagen de vitalidad y energía.


Sin embargo, la reciente intervención quirúrgica ha suscitado críticas sobre la sostenibilidad de su estilo de vida y el impacto que esto podría tener en su gobierno. Con una historia de problemas de salud, incluida una operación de cadera en octubre de este año, la pregunta sobre si Lula puede manejar la presión de su cargo se vuelve cada vez más relevante.


Mientras el presidente se recupera en el hospital, Brasil observa atentamente su evolución. La salud de Lula no solo afecta su futuro político, sino también el rumbo de un país que ha estado marcado por la polarización y la inestabilidad en los últimos años. La recuperación de Lula es vital no solo para su bienestar personal, sino también para la estabilidad política del país.


En el camino hacia la recuperación, lo único que se puede hacer es esperar que Lula logre superar este nuevo obstáculo en su vida. Su legado político y su capacidad de liderazgo dependerán no solo de su salud, sino también de su habilidad para conectar con los ciudadanos brasileños en un momento de incertidumbre. La historia de Lula da Silva, llena de altibajos, sigue escribiéndose y el desenlace de este capítulo será fundamental para el futuro de Brasil.

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