Tragedia aérea en Corea del Sur y accidentes en Canadá y Noruega marcan la noche

Tragedia aérea en Corea del Sur y accidentes en Canadá y Noruega marcan la noche

Casi 200 personas murieron en una catástrofe aérea en Corea del Sur. En Canadá y Noruega otros dos accidentes no dejaron víctimas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La noche del pasado sábado al domingo se convirtió en una de las más trágicas y caóticas en la historia reciente de la aviación, ya que tres accidentes aéreos ocurrieron casi simultáneamente en diferentes partes del mundo. Mientras que en Corea del Sur un Boeing 737-800 se estrelló con un saldo devastador de al menos 176 muertes, dos incidentes en Canadá y Noruega, aunque serios, resultaron sin víctimas fatales.


El primero y más grave de los accidentes tuvo lugar en el aeropuerto de Muan, Corea del Sur, donde un avión de la aerolínea Jeju Air, que había partido de Bangkok, Tailandia, intentó aterrizar. Según los primeros reportes, se sospecha que la causa del siniestro se debió a una colisión con un pájaro, lo que podría haber provocado que el tren de aterrizaje no se desplegara correctamente. Un video que circuló en redes sociales muestra cómo el avión se desliza por la pista y finalmente se estrella contra una valla, lo que resultó en la pérdida de una gran cantidad de vidas.


Las autoridades surcoreanas han movilizado a equipos de rescate para remover los escombros y buscar posibles sobrevivientes. Sin embargo, el panorama es sombrío dado el alto número de pasajeros a bordo, de los cuales 173 eran surcoreanos y dos tailandeses. La conmoción en el país es palpable, y las familias de las víctimas enfrentan la dura realidad de la pérdida inesperada.


En contraste, el segundo accidente ocurrió en Canadá, donde un vuelo de Air Canada, operado por PAL Airlines, experimentó un aterrizaje brusco en Halifax, Nueva Escocia. La aeronave, procedente de San Juan de Terranova, se salió de la pista y se incendió parcialmente, generando momentos de pánico entre los pasajeros. Afortunadamente, todos los ocupantes lograron evacuar a tiempo y no se reportaron lesiones, aunque la situación fue descrita por los testigos como aterradora.


Una pasajera relató que tras el aterrizaje sintió un fuerte golpe y vio cómo el ala izquierda del avión tocaba el suelo, generando fuego. Las autoridades locales respondieron rápidamente, trasladando a los pasajeros a un hangar para su evaluación médica. Si bien el incidente causó caos y temor, el desenlace fue mucho más positivo que el de su contraparte en Corea del Sur.


Por su parte, el tercer incidente de la noche tuvo lugar en Noruega, donde un vuelo de KLM que cubría la ruta Oslo-Ámsterdam debió realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Torp debido a un fallo hidráulico poco después de despegar. El avión se salió de la pista y quedó detenido en una zona de hierba, pero, afortunadamente, no se registraron heridos entre los 176 pasajeros y seis miembros de la tripulación.


Las autoridades en Noruega han iniciado una investigación para determinar las causas del fallo hidráulico que motivó el aterrizaje forzoso. Este incidente, aunque serio, se desarrolló sin víctimas y resaltó la efectividad de los protocolos de emergencia que permiten a las tripulaciones manejar situaciones de crisis con éxito.


Estos tres eventos aéreos, que ocurrieron en un lapso tan corto, ponen de relieve la naturaleza impredecible de la aviación comercial y los riesgos asociados, incluso cuando la seguridad aérea ha mejorado considerablemente en las últimas décadas. Expertos en la materia señalan la importancia de mantener una vigilancia constante sobre las normas de seguridad y de seguir investigando las causas de cada incidente para prevenir tragedias futuras.


Mientras tanto, el impacto emocional de la tragedia en Corea del Sur se siente en todo el mundo, y las autoridades trabajan para proporcionar apoyo a las familias afectadas. A medida que avanza la investigación, se espera que surjan más detalles sobre las circunstancias que rodearon el accidente y que las aerolíneas puedan implementar medidas preventivas para garantizar la seguridad de sus operaciones.


La noche fatídica del 29 de diciembre de 2024 se recordará no solo por las vidas perdidas en el siniestro surcoreano, sino también por la capacidad de reacción de las tripulaciones y de los equipos de emergencia en los otros incidentes. En un mundo cada vez más interconectado por los viajes aéreos, estos sucesos nos recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de mantener altos estándares de seguridad en la aviación.

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