Tragedia aérea: el accidente de Air India deja 260 muertos y cuestiona la seguridad

Tragedia aérea: el accidente de Air India deja 260 muertos y cuestiona la seguridad

El vuelo llevaba la ruta de India a Londres

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo HACE 9 HORAS

El trágico accidente del vuelo 171 de Air India, que dejó un saldo devastador de 260 muertos, ha capturado la atención del mundo entero y ha planteado serias preguntas sobre la seguridad aérea y la gestión de riesgos en la industria. Este vuelo, que partía de Ahmedabad y se dirigía a Londres Gatwick, se estrelló apenas unos segundos después de haber despegado, provocando la muerte de 242 pasajeros y miembros de la tripulación, así como 19 personas en tierra. La magnitud de la tragedia ha sido amplificada no solo por el número de víctimas, sino también por la difusión casi inmediata de imágenes y videos del incidente a través de las redes sociales.


El informe preliminar de 15 páginas, recién publicado, ofrece un primer vistazo a los eventos que desencadenaron esta catástrofe. Según las conclusiones iniciales, la tragedia se produjo cuando, al alcanzar la velocidad máxima de despegue, los interruptores de corte de combustible de ambos motores se activaron de forma simultánea. Este fallo técnico resultó en la pérdida de altitud de la aeronave en un momento crítico, lo que obligó a uno de los pilotos a emitir la famosa alerta 'MAYDAY', un grito de socorro en la aviación que, lamentablemente, llegó demasiado tarde.


Los detalles del informe son alarmantes: la intermitencia de los sistemas de combustible y la falta de claridad entre los miembros de la tripulación sobre la desconexión del suministro resultaron en una serie de eventos que culminaron en la tragedia. Este tipo de fallo, que fue antes señalado en un boletín de la Administración Federal de Aviación (FAA) en 2018, ha suscitado críticas sobre la falta de atención que se le otorgó a las advertencias previas. A pesar de que la FAA había alertado sobre la posible desactivación de la función de bloqueo del interruptor de control de combustible, la situación no fue considerada lo suficientemente grave como para justificar acciones más contundentes.


Los expertos en aviación están ahora analizando el contexto de esta tragedia a la luz de las advertencias previas y del seguimiento de los protocolos de seguridad. La pregunta que prevalece es: ¿cómo es posible que, a pesar de las alertas, un incidente de tal magnitud ocurriera? La respuesta podría estar en una combinación de factores, desde lapsos en la comunicación entre los equipos de mantenimiento de la aeronave hasta fallos en la capacitación y preparación de los pilotos para manejar situaciones de emergencia.


Además, el hecho de que el informe preliminar no se haya acompañado de recomendaciones inmediatas para evitar futuros incidentes plantea interrogantes sobre la efectividad de los sistemas de regulación actuales. La comunidad internacional de la aviación deberá reconsiderar sus estándares de seguridad y los mecanismos de respuesta ante situaciones de riesgo.


La investigación sobre la tragedia no concluirá en el corto plazo. Las autoridades han advertido que se requerirán meses para obtener un informe definitivo que pueda proporcionar un análisis más detallado de las causas del accidente. Esto es un recordatorio de los desafíos inherentes a las investigaciones en accidentes aéreos, donde cada detalle cuenta y donde la búsqueda de la verdad puede ser un proceso laborioso.


Mientras tanto, las familias de las víctimas continúan lidiando con el dolor y la pérdida. La magnitud de la tragedia no solo ha dejado un vacío en sus vidas, sino que también ha generado un clamor por respuestas y justicia. La comunidad global, que observó atónita el despliegue de la tragedia en tiempo real, está a la expectativa de los resultados de la investigación, con la esperanza de que se tomen medidas para prevenir incidentes similares en el futuro.


El avión, un Boeing 787-8 Dreamliner, era considerado un modelo moderno y seguro, y la confianza en la seguridad aérea está ahora en la cuerda floja. Este incidente podría marcar un punto de inflexión en la forma en que se aborda la seguridad en la aviación comercial, recordando a todos que incluso las máquinas más avanzadas son vulnerables a errores humanos y técnicos.


A medida que la investigación avanza, la industria de la aviación debe reflexionar sobre este trágico evento y trabajar para asegurar que se implementen cambios significativos. La pérdida de vidas en este accidente no debe ser en vano, y las lecciones aprendidas deben ser utilizadas para redoblar los esfuerzos en pro de la seguridad aérea a nivel mundial.

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