
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, que comenzó el pasado martes, ha destapado un torrente de detalles inquietantes sobre los últimos días del ícono del fútbol argentino, fallecido a los 60 años en su hogar de Tigre. La primera sesión no solo estuvo marcada por la presencia de sus hijas, Dalma, Gianinna y Jana, y de Verónica Ojeda, la madre de su hijo menor, sino que también llevó a la luz un relato desgarrador que se asemeja a un “teatro del horror”, según las palabras del fiscal Patricio Ferrari. Ferrari calificó como “temeraria” y “deficiente” la internación domiciliaria que Maradona recibió desde el 11 de noviembre hasta el día de su muerte. En su declaración, el fiscal resaltó que en el domicilio donde el futbolista pasó sus últimos días, “no hubo ningún tipo de control” y que la falta de protocolos convirtió la casa en un lugar donde la vida de Maradona fue deliberadamente descuidada. “Decidieron con crueldad que muriera”, aseguró Ferrari, subrayando la gravedad del caso. La reconstrucción de la historia médica de Maradona, junto a testimonios y mensajes, ha permitido a la fiscalía construir un caso sólido. Ferrari enfatizó que las pruebas recabadas apuntan a una serie de negligencias por parte del equipo médico que tenía la responsabilidad de velar por la salud del astro. Más allá de la conmoción inicial por la muerte de Maradona, el juicio ha revelado un contexto alarmante que cuestiona el cuidado que recibió en su estado de salud. El otro fiscal adjunto, Cosme Iribarren, aportó detalles específicos sobre las acciones de los imputados, destacando la actitud del neurocirujano y médico de Maradona, Leopoldo Luque. Iribarren sostuvo que Luque “ignoró y menospreció” los síntomas que indicaban un posible deterioro en la salud del futbolista, lo que plantea preguntas sobre la ética y la responsabilidad de los profesionales de la salud en el cuidado de un paciente tan emblemático. La psiquiatra Agustina Cosachov, quien también está en el centro de la controversia, fue objeto de reproches por parte de Ojeda, quien la acusó de actuar con irresponsabilidad en la administración de la medicación. Ferrando resaltó que Cosachov no garantizó el seguimiento adecuado de la salud de Maradona y se desentendió de los efectos adversos de los tratamientos que había indicado. En el transcurso de esta primera sesión, la figura del abogado Fernando Burlando, representante de las hijas de Maradona, tomó un papel central. Su acusación fue directa y contundente: “Diego Armando Maradona fue asesinado el 25 de noviembre de 2020”. Burlando no dudó en señalar a un “equipo de profesionales de la salud” que, según él, desempeñó su papel en un plan inhumano y premeditado, donde la desidia y la falta de humanidad fueron evidentes. El tono de Burlando fue de indignación al describir cómo los imputados habrían propiciado un “deterioro” en la salud de Maradona a través de decisiones irresponsables y crueles. “Le cambiaron la medicación como si estuviesen experimentando con un animal y no con un ser humano”, criticó. Este testimonio resuena en un país que idolatra a Maradona y que, tras su muerte, aún busca respuestas a las circunstancias que rodearon su fallecimiento. El juicio representa un momento de reflexión para muchos en Argentina, donde Maradona simboliza no solo la grandeza del fútbol, sino también la fragilidad del ser humano. Las acusaciones y pruebas presentadas en el juicio también plantean preguntas sobre la responsabilidad compartida que todos los involucrados —familia, médicos y asistentes— tenían en la salud del exfutbolista. Mientras se desarrollan las sesiones del juicio, la figura de Maradona sigue siendo un tema de debate y análisis en la sociedad argentina. La manera en que su vida fue administrada en sus últimos días se convierte en un símbolo de una crisis más amplia en el manejo de la salud mental y física, especialmente en aquellos que, como él, han vivido bajo el intenso escrutinio público. La búsqueda de justicia por parte de las hijas de Maradona y de su entorno es, sin duda, un grito que va más allá del caso individual. Es un llamado a la reflexión sobre la dignidad humana, el respeto hacia los pacientes y la responsabilidad de los profesionales en el cuidado de quienes están en situaciones vulnerables. A medida que avanza el juicio, las palabras de los fiscales y los testimonios de la familia siguen revelando la complejidad de un caso que ha tocado el corazón de millones.