Ataque a Chernóbil reaviva temores sobre seguridad nuclear en medio de la guerra

Ataque a Chernóbil reaviva temores sobre seguridad nuclear en medio de la guerra

Desde 2016 está cubierta por una enorme cúpula para poder acabar con la vieja estructura que explotó.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 15.02.2025

El reciente ataque de un dron ruso a la planta de Chernóbil ha puesto nuevamente en el centro de atención el legado del peor desastre nuclear de la historia, ocurrido el 26 de abril de 1986. Este ataque se ha producido en medio de un contexto de creciente tensión y conflictos en Ucrania, donde la seguridad de las instalaciones nucleares se ha convertido en una preocupación primordial. Aunque las autoridades han asegurado que no ha habido un aumento significativo en los niveles de radiación, los daños en la estructura que protege la planta son un recordatorio escalofriante de las implicaciones de la guerra en una zona tan delicada.


Chernóbil, ubicada en la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC), ha sido objeto de interés turístico en las últimas décadas, convirtiéndose en un refugio para la fauna y un emblema de los efectos duraderos de la radiactividad en el medio ambiente. Sin embargo, la invasión rusa en 2022 interrumpió el flujo de visitantes y transformó la zona en un punto focal de conflicto militar. Durante los 35 días de ocupación rusa, se reportaron saqueos y maltratos hacia el personal que allí trabajaba, lo que generó una alarma considerable en la comunidad internacional sobre la seguridad nuclear en Ucrania.


Desde entonces, las plantas nucleares ucranianas han estado bajo constante amenaza, con ataques que han afectado su suministro eléctrico y, por ende, su capacidad para mantener seguros los sistemas de refrigeración. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha advertido en múltiples ocasiones sobre la posibilidad de un accidente nuclear en medio de la guerra, haciendo hincapié en la situación de la planta de Zaporiyia, la más grande de Europa, que también se encuentra bajo control ruso.


La reciente incidencia en Chernóbil resalta aún más la vulnerabilidad de las instalaciones nucleares en el contexto de la guerra. El dron ruso impactó en el Nuevo Confinamiento Seguro, una moderna estructura diseñada para evitar la liberación de radiactividad. Esta cúpula, construida en 2016, representa el esfuerzo internacional por contener los desechos nucleares y facilitar la limpieza del sitio, que se ha visto amenazada por las hostilidades actuales. Aunque hasta el momento no se ha detectado una brecha en la contención, el ataque subraya el riesgo constante que enfrentan estas instalaciones.


El Nuevo Confinamiento Seguro, que pesa más de 30.000 toneladas y se extiende sobre el sarcófago original del reactor, fue construido para durar más de un siglo y facilitar el desmantelamiento de la antigua estructura. Sin embargo, la guerra ha interrumpido los planes de desmantelamiento, lo que podría llevar a un mayor riesgo de radiación en caso de que se produzcan más ataques o daños en la infraestructura.


Los reactores de Chernóbil han estado inactivos desde el año 2000, pero el mantenimiento de la infraestructura es crucial para la seguridad. A pesar de que el combustible nuclear ha sido retirado, aún es necesario refrigerar las piscinas que contienen residuos radiactivos, lo que depende de un suministro eléctrico constante y confiable. La situación actual, marcada por los constantes ataques, plantea un desafío mayor para los ingenieros que trabajan para asegurar el sitio.


Las autoridades ucranianas, incluido el presidente Zelenski, han denunciado la falta de consideración de las fuerzas rusas hacia la seguridad nuclear, alertando sobre el potencial de un desastre catastrófico que podría tener repercusiones en toda Europa. En este sentido, la comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo una guerra convencional puede amenazar la seguridad nuclear, una dimensión que muchos no habían considerado suficientemente antes del conflicto en Ucrania.


El ataque a Chernóbil se erige como un símbolo de la complejidad de la política internacional contemporánea, donde los conflictos armados trascienden las fronteras y afectan las cuestiones de seguridad ambiental y nuclear. La intersección de la guerra y la energía nuclear es un recordatorio de que el pasado nunca está completamente enterrado y que las decisiones actuales pueden tener consecuencias de largo alcance.


A medida que se acerca el 38.º aniversario de la tragedia de Chernóbil, la comunidad global debe reflexionar sobre la fragilidad de la seguridad nuclear en tiempos de guerra. La importancia de proteger estas instalaciones críticas es más relevante que nunca, ya que el riesgo de un desastre no es solo una cuestión de historia, sino una realidad que podría volver a poner a la humanidad en peligro. La paz y la estabilidad en zonas como Chernóbil son esenciales no solo para Ucrania, sino para el mundo entero.

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