Dinamarca y EE. UU. abren la puerta a negociar futuro de Groenlandia

Dinamarca y EE. UU. abren la puerta a negociar futuro de Groenlandia

Copenhague coincide en que el 'statu quo' actual no puede seguir por la tensión con Rusia.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 30.03.2025

Las tensiones diplomáticas entre Dinamarca y Estados Unidos han cobrado un nuevo impulso en torno a la cuestión de Groenlandia, un territorio autónomo danés que ha atraído la atención de Washington en los últimos años. El Gobierno danés ha instado a Estados Unidos a negociar un nuevo marco para la relación sobre Groenlandia, advirtiendo que el statu quo actual es insostenible, especialmente a la luz de la creciente inestabilidad provocada por la guerra en Ucrania. Este llamado a la negociación llega en un contexto donde las ambiciones estadounidenses, que incluyen la posible adquisición del territorio, han generado inquietud tanto en Dinamarca como en Groenlandia.


El interés de la Administración Trump en Groenlandia no es nuevo; ya durante su mandato, se exploraron opciones para "comprar" la isla, una propuesta que fue recibida con desdén en Copenhague. Sin embargo, el enfoque de la actual administración estadounidense, liderada por el vicepresidente JD Vance, ha revitalizado el debate sobre la soberanía y la autodeterminación de Groenlandia. Vance ha afirmado que Estados Unidos "no tiene otra opción" que negociar la adhesión del territorio, lo cual ha preocupado a muchos en Dinamarca y Groenlandia, quienes temen que la independencia de la isla sea tratada como un mero activo geopolítico.


La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el ministro de Exteriores, Lars Lokke Rasmussen, han respondido a las afirmaciones de Vance con un tono de firmeza y descontento. Rasmussen, en particular, ha resaltado que el estilo y el tono de la comunicación por parte de Washington no son apropiados para tratar con un aliado cercano. En lugar de ceder ante la presión, Dinamarca sugiere que los términos del acuerdo de defensa de 1951 podrían ser revisados para abordar las preocupaciones mutuas.


El acuerdo de 1951, que establece una cooperación militar entre Dinamarca y Estados Unidos, otorga a Washington un acceso considerable a las instalaciones en Groenlandia. Rasmussen ha subrayado que este marco ofrece una oportunidad para que Estados Unidos fortalezca su presencia militar en la isla, lo que podría ser beneficioso para ambas partes. Al enfatizar que hay un potencial significativo para una colaboración más profunda, el ministro de Exteriores ha invitado a Estados Unidos a explorar estas posibilidades en lugar de adoptar una postura de confrontación.


A medida que se intensifican las tensiones en el Ártico, Dinamarca está cada vez más consciente de la necesidad de actuar. Rasmussen ha recordado que Groenlandia es un miembro de facto de la OTAN y que está bajo las garantías de seguridad de la Alianza Atlántica. Esto no solo resalta la importancia estratégica de Groenlandia, sino que también subraya la necesidad de que ambas naciones trabajen juntas para garantizar la estabilidad en la región.


A su vez, el enfoque de Dinamarca se ve influenciado por un creciente sentimiento de identidad nacional entre los groenlandeses, muchos de los cuales abogan por una mayor autonomía e incluso independencia de Dinamarca. Este deseo de autodeterminación plantea un dilema para el Gobierno danés, que debe equilibrar las aspiraciones de Groenlandia con la necesidad de mantener relaciones diplomáticas efectivas con Estados Unidos.


En este contexto, la revisión del acuerdo de 1951 podría ser un paso clave para resolver la crisis actual. Ambas naciones comparten un interés en la seguridad y estabilidad en el Ártico, un objetivo que se vuelve aún más relevante en el contexto de las tensiones globales. La apertura al diálogo por parte de Dinamarca sugiere que hay un camino viable para abordar las preocupaciones de ambos lados sin recurrir a medidas extremas.


Sin embargo, la incertidumbre persiste. La posición de Estados Unidos y sus futuras acciones en la región continuarán siendo un tema de intenso debate. Las decisiones que se tomen en el corto plazo podrían tener un impacto duradero en la relación entre Dinamarca y Estados Unidos, así como en el futuro de Groenlandia como territorio autónomo.


En conclusión, la invitación de Dinamarca a negociar un nuevo marco sobre Groenlandia es un paso en una dirección constructiva que busca preservar la estabilidad y la cooperación en el Ártico. La clave estará en cómo ambas naciones abordan esta oportunidad y si logran encontrar un terreno común que respete las aspiraciones de los groenlandeses, al tiempo que se fortalecen las relaciones transatlánticas. La situación sigue siendo delicada, y el futuro de Groenlandia dependerá en gran medida de la voluntad de diálogo por parte de ambas partes.

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