Maretazo en Perú causa estragos en costas y deja a pescadores en crisis

Maretazo en Perú causa estragos en costas y deja a pescadores en crisis

El oleaje anómalo volcó decenas de embarcaciones, dañó muelles y dejó a la deriva a miles de pescadores artesanales. Alcanzará su pico este fin de semana

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Las costas peruanas se vieron sacudidas el pasado viernes por olas que alcanzaron hasta los cuatro metros de altura, un fenómeno que ha generado gran preocupación y angustia entre los habitantes de la región. El maretazo comenzó en las playas del norte, cerca de la frontera con Ecuador, y su impacto ha sido devastador, volcando embarcaciones artesanales y dañando severamente la infraestructura turística. Esta situación ha dejado sin sustento a miles de pescadores que no podrán realizar sus actividades habituales en los próximos días.


La Dirección General de Capitanía de Puertos (Dicapi) anunció el cierre temporal de 81 puertos a lo largo del litoral norte y centro del país, abarcando desde Tumbes hasta San Juan de Marcona. Esta medida se tomó en respuesta a las advertencias emitidas por la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, que había alertado sobre la llegada de un oleaje de fuerte intensidad desde el miércoles 25. Sin embargo, algunas autoridades locales han manifestado su sorpresa ante la magnitud del evento, como lo ha expresado el alcalde de Contralmirante Villar, Jaime Yacila Boulangger, quien describió este oleaje como el más destructivo que ha experimentado la zona.


Los balnearios de Máncora, Cabo Blanco, El Ñuro, La Caleta y Los Órganos, que suelen ser destinos populares durante la temporada turística, han sido los más afectados. En Lobitos, provincia de Talara, la situación es particularmente alarmante, dado que la comunidad aún lidia con las consecuencias de un reciente derrame de petróleo que ha afectado a diversas especies marinas. Este nuevo golpe a la comunidad pesquera se suma a la crisis que ya enfrentaban, evidenciando la falta de preparación y de respuestas efectivas por parte de las autoridades ante eventos de esta magnitud.


La ONG Oceana Perú ha cuestionado la ineficiencia en la comunicación y la ausencia de un plan de prevención adecuado, sugiriendo que el desastre pudo haberse evitado con una mejor coordinación entre las autoridades y las comunidades afectadas. Las declaraciones de los pescadores reflejan la desesperación y el temor por la pérdida de sus embarcaciones, ya que muchos se han aventurado mar adentro para tratar de rescatarlas antes de que las olas las destruyan.


Manuel Garrido, alcalde de Los Órganos, ha expresado su inquietud por la situación de decenas de pescadores que, en su afán de proteger sus botes, se han lanzado al mar en medio de condiciones extremadamente peligrosas. La coordinación con la Marina y la Policía Nacional se ha vuelto crucial, ya que intentan llevarles alimentos y ayudarles a regresar a la seguridad de la playa. Las estimaciones indican que al menos 80 pescadores artesanales podrían estar atrapados en esta situación.


En la tarde del viernes, el oleaje también afectó al Callao, inundando la emblemática Plaza Grau. Las autoridades de Defensa Civil instalaron vallas de plástico para contener el desbordamiento, pero estas no resultaron efectivas ante la fuerza del mar. La Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) comunicó que alrededor de 3.000 pescadores artesanales se encuentran imposibilitados de trabajar, lo que agrava aún más la crisis económica en la que ya se encontraban muchos de ellos.


Dolly Acosta, funcionaria de Sunafil, informó que, de acuerdo a la Marina de Guerra, las actividades pesqueras no podrán reanudarse en la costa aledaña al Callao hasta el 1 de enero de 2025. Asimismo, el parón también afecta a las embarcaciones que operan en la zona turística de la Plaza Grau, donde se realizan excursiones hacia la isla San Lorenzo, las cuales han tenido que suspender sus operaciones.


Aún no se dispone de una estimación precisa de los daños materiales causados por el maretazo. Sin embargo, los sectores más perjudicados son, sin duda, los pescadores artesanales y la industria turística y hotelera, ambas cruciales para la economía local, especialmente durante la temporada alta que se extiende desde diciembre hasta marzo. Los especialistas advierten que el pico de este fenómeno podría intensificarse durante el fin de semana, lo que ha llevado a la suspensión de todas las actividades, desde deportivas hasta recreativas, en el litoral peruano.


La situación en las costas del Perú se presenta como un recordatorio de la vulnerabilidad de las comunidades costeras ante fenómenos naturales. A medida que las autoridades se enfrentan a este desafío, la necesidad imperiosa de un enfoque más proactivo y coordinado en la gestión de riesgos se hace cada vez más evidente. La esperanza reside en que se implementen medidas efectivas que fortalezcan la resiliencia de estas comunidades y que se garantice, en el futuro, una mejor preparación frente a eventos climáticos adversos.

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