Corte de financiamiento de USAID pone en riesgo medios independientes en LATAM

Corte de financiamiento de USAID pone en riesgo medios independientes en LATAM

La agencia estadounidense asignó millonarias sumas en países como Colombia, Venezuela y El Salvador.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 09.02.2025

La reciente decisión de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) de cortar su financiamiento a medios de comunicación en América Latina ha generado una ola de preocupación y descontento entre los llamados "medios independientes" de la región. La medida, tomada bajo la administración de Donald Trump, pone en riesgo la existencia de numerosos portales informativos que han dependido durante años de estos fondos para operar y mantener un espacio crítico en el panorama mediático. Este cambio abrupto ha desnudado la vulnerabilidad de los medios alternativos en una región donde la libertad de prensa ya enfrenta desafíos significativos.


Desde Colombia hasta El Salvador, la noticia ha reverberado con fuerza. La USAID había destinado millonarias sumas anualmente a apoyar el trabajo de periodistas, defensores de los derechos humanos y activistas en países donde la tensión política es palpable. Con más de 260 millones de dólares enviados a Colombia y 144 millones a El Salvador en la última década, el impacto de esta financiación ha sido innegable. Ahora, estos medios se encuentran en una encrucijada, clamando por apoyo de sus audiencias mientras se enfrentan a la incertidumbre de su futuro.


Entre los testimonios que han emergido, destaca el del subdirector de elDiario.es, Juanlu Sánchez, quien relató cómo, en una reunión de medios digitales en Colombia, varios periodistas recibieron la devastadora noticia de que sus próximos pagos serían cancelados de un día para otro. Esta abrupta pérdida de financiamiento podría significar no solo el cierre de medios, sino también un debilitamiento del periodismo crítico en la región, donde ya enfrentan controles y presiones estatales.


La USAID ha sido vista históricamente como una herramienta de influencia política en América Latina. Analistas como Brian Berletic han señalado que su objetivo real va más allá de la asistencia humanitaria; se trata de facilitar la captura política de naciones y controlar a la población local a través de la información. Esta visión ha alimentado las sospechas sobre los verdaderos intereses detrás de su financiamiento, especialmente en un contexto donde los gobiernos de la región se encuentran cada vez más polarizados.


A medida que las reacciones de los medios independientes se multiplican, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, no ha escatimado en críticas hacia la USAID, señalando que sus fondos estaban destinados a "grupos de oposición" y "movimientos desestabilizadores". Con un enfoque claro en desacreditar a los medios que han recibido apoyo estadounidense, Bukele ha encontrado en esta narrativa una forma de consolidar su discurso crítico hacia lo que él denomina como periodismo "independiente", sugiriendo que en realidad estos medios operan bajo agendas ocultas.


Por otro lado, la situación en Colombia revela un paisaje complejo. La Silla Vacía, uno de los medios que ha admitido su dependencia de los fondos de la USAID, ha ido de la mano de la crítica al gobierno de Gustavo Petro, quien ha reconocido la influencia de la agencia estadounidense en el país. Este entramado de relaciones entre medios, financiamiento y política plantea preguntas sobre la verdadera independencia de los medios que han recibido apoyo externo.


El caso venezolano presenta un reto aún mayor para la transparencia. Con 211 millones de dólares en financiamiento estadounidense, el destino de estos fondos ha sido objeto de controversia y acusaciones. Las denuncias de Diosdado Cabello, ministro de Relaciones Interiores, sobre el uso de recursos de la USAID por parte de la oposición, reflejan una lucha de narrativas que complica el entendimiento del papel de los medios en un entorno donde la disidencia es perseguida.


México y Perú tampoco están exentos de las repercusiones de este recorte de fondos. En México, iniciativas como Red Latam de Jóvenes Periodistas se encuentran en peligro, mientras que en Perú, donde la USAID ha invertido 1.800 millones de dólares desde 2001, la interrupción del financiamiento podría desestabilizar aún más el ecosistema mediático. Las ONG y los medios que dependen de estos recursos están en una carrera contra el tiempo para adaptarse a la nueva realidad y encontrar alternativas de financiamiento.


Mientras tanto, el debate sobre la independencia del periodismo en América Latina se intensifica. La falta de recursos puede llevar a una mayor concentración de la propiedad mediática y limitar la diversidad de voces críticas en el espacio público. En un entorno donde la libertad de expresión está constantemente bajo amenaza, la salida de la USAID podría significar un retroceso en la lucha por un periodismo auténtico y comprometido con la verdad.


Los medios independientes de América Latina se encuentran en un momento decisivo. Deberán replantear sus estrategias de financiamiento y buscar nuevas formas de sostener su labor informativa sin el respaldo de la USAID. Sin embargo, este desafío también puede representar una oportunidad para fortalecer la autogestión y la independencia real del periodismo en la región, promoviendo un ecosistema mediático que, aunque frágil, pueda resistir las adversidades y seguir siendo un baluarte de la democracia. La historia del periodismo en América Latina está lejos de concluir; se está reescribiendo en este momento, y el futuro dependerá de la capacidad de sus actores para adaptarse a un nuevo contexto.

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