Controversia por altos gastos de la casa real danesa en primer año de reinado

Controversia por altos gastos de la casa real danesa en primer año de reinado

El primer año de Federico y Mary de Dinamarca se ha caracterizado por críticas al alto gasto de la casa real, generando un debate sobre su gestión financiera.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 21.03.2025
El primer año de reinado de Federico y Mary de Dinamarca ha estado marcado por un intenso debate sobre los gastos de la casa real danesa, generando un clamor popular que cuestiona la gestión financiera de la monarquía. Con un gasto total que supera los 6,3 millones de euros en bienes y servicios, la cifra se traduce en un consumo mensual de aproximadamente 527.942 euros, es decir, más de 17.000 euros al día. Esta situación ha encendido la controversia en un país donde la transparencia financiera de las instituciones públicas es un tema de creciente interés. Desde el inicio del reinado de la pareja, el gobierno danés aprobó un aumento del 15,3 % en la dotación anual de la casa real, con la justificación de que la nueva monarquía cuenta con una familia de seis miembros. La ministra Mette Frederiksen argumentó que esta ampliación era necesaria para cubrir las necesidades que surgen al tener una jefatura de Estado más numerosa. Sin embargo, el descontento entre la población no se ha hecho esperar, y muchos ciudadanos han comenzado a cuestionar la legitimidad de estos gastos. La controversia se intensifica si se compara el gasto actual de la pareja real con el de la reina Margarita II, quien, tras dejar el trono, ha reducido sus propios gastos a 1,3 millones de euros anuales. Esta diferencia ha llevado a algunos sectores a plantear si la gestión de Federico y Mary es verdaderamente eficiente, especialmente en un contexto en el que la reina anterior fue capaz de llevar una vida real más austera y responsable financiera. La financiación de la casa real danesa proviene de asignaciones estatales que cubren las actividades oficiales, el mantenimiento de las residencias reales y los salarios del personal. Sin embargo, el aumento en la dotación se ha visto reflejado en un gasto que, según diversos analistas, no corresponde a las expectativas de una monarquía que busca ser vista como ejemplo de austeridad y responsabilidad. La situación ha dejado entrever que este incremento puede interpretarse como un "aumento salarial oculto". La falta de claridad sobre cómo se distribuyen los recursos entre las diferentes partidas ha suscitado críticas en la prensa danesa. Publicaciones como Se og Hør han señalado que, con el aumento del ingreso, ha venido un aumento proporcional en el gasto, lo que ha llevado a muchos a cuestionar si el modelo de gestión actual se ajusta a las necesidades de una sociedad modernizada que busca una mayor rendición de cuentas. La preocupación por la transparencia en el uso de estos fondos ha llevado a la ciudadanía a exigir una mayor supervisión del gasto de la casa real. Muchos argumentan que, si bien la familia real cumple un papel importante en la representación de Dinamarca, esto no exime a sus miembros de la responsabilidad de gestionar sus recursos de manera sensata y acorde con los tiempos en que vivimos. Por otro lado, hay quienes defienden que los gastos de la monarquía son proporcionales a las responsabilidades que asumen, y que su papel en la diplomacia y la promoción de Dinamarca en el extranjero justifica, en cierta medida, el alto nivel de gasto. Sin embargo, estos argumentos han encontrado resistencia en un sector de la población que clama por una monarquía más alineada con los principios de austeridad que esperaría de cualquier institución pública en el contexto actual. El debate sobre el gasto de la familia real danesa continúa, y es evidente que se necesita un diálogo más abierto sobre la sostenibilidad financiera de la monarquía. La presión social y mediática podría llevar a la casa real a reevaluar sus prácticas de gasto y a adoptar un enfoque más medido que promueva la confianza y el respeto de la ciudadanía. Mientras tanto, la situación se convierte en un punto de inflexión para la monarquía danesa. La forma en que Federico y Mary aborden este desafío podría definir no solo su popularidad, sino también el futuro del sistema monárquico en Dinamarca. A medida que la discusión avanza, queda por ver si se implementarán cambios en la gestión financiera de la casa real o si la situación se mantendrá tal como está, desatando aún más protestas en los años venideros.
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