
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El Gobierno de Perú ha dado un paso significativo hacia un desarrollo más ordenado y sostenible al oficializar la Política Nacional de Ordenamiento Territorial (PNOT) al 2050, una iniciativa que busca transformar la manera en que se utilizan los recursos y se planifican los territorios en el país. Esta política se presenta en un contexto en el que Lima Metropolitana y Callao han sido declarados en estado de emergencia por un periodo de 30 días, lo que resalta la necesidad urgente de abordar los desafíos territoriales y ambientales que enfrenta la región. La PNOT tiene como objetivo principal promover un uso eficiente de los recursos naturales, aprovechando al máximo los ecosistemas y mejorando la conectividad entre diferentes territorios. Este enfoque no solo busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también se orienta hacia un desarrollo productivo y competitivo que impulse el crecimiento económico del país. Para llevar a cabo esta política, el gobierno ha enfatizado la importancia de la colaboración entre diversos actores, incluyendo los tres niveles de gobierno, la iniciativa privada, organismos de cooperación internacional, académicos y la sociedad civil. Este enfoque colaborativo es fundamental, ya que el ordenamiento territorial es un proceso que requiere la participación activa de todos los sectores involucrados. Los gobiernos regionales y los municipios jugarán un papel central en la implementación de los planes de competitividad y productividad que se derivarán de la PNOT. Para ello, contarán con la asistencia técnica del Consejo Nacional de Competitividad y Formalización (CNCF), lo que permitirá fortalecer sus capacidades y garantizar que se formulen estrategias adecuadas para cada realidad local. Uno de los principales beneficios que se esperan de la PNOT es la mejora en el índice regional de ocupación y el uso ordenado y seguro del territorio. Esto es vital en un país donde las ciudades crecen a un ritmo acelerado y donde la planificación urbana a menudo se ve afectada por la informalidad y la falta de coordinación entre las diferentes instancias de gobierno. Además, la política también se enfocará en la reducción del riesgo de desastres, un aspecto crucial en un país propenso a fenómenos naturales como terremotos, inundaciones y deslizamientos de tierra. Con un enfoque en el ordenamiento territorial, se espera que las comunidades estén mejor preparadas para enfrentar estos desafíos y minimizar el impacto de las catástrofes. La equidad y competitividad son otros de los ejes fundamentales de la PNOT. Se busca que todas las regiones del país tengan la oportunidad de desarrollarse de manera equitativa, evitando la concentración de recursos y oportunidades en unas pocas áreas. Esto será esencial para garantizar que el desarrollo económico beneficie a todos los sectores de la población. La mejora en la toma de decisiones por parte de los actores regionales es otro de los objetivos de la PNOT. Con un conocimiento integral del territorio, se espera que los líderes locales puedan planificar y desarrollar proyectos que respondan a las necesidades y potencialidades de sus comunidades, lo que fomentará un desarrollo más inclusivo y sostenible. Finalmente, la PNOT facilitará la inversión pública y privada en zonificación ecológica económica, planes de acondicionamiento y desarrollo territorial. Este aspecto es crucial para atraer recursos y fomentar iniciativas que impulsen el crecimiento económico, al tiempo que se protegen los recursos naturales y se promueve la sostenibilidad. En resumen, la Política Nacional de Ordenamiento Territorial representa un esfuerzo ambicioso por parte del Gobierno de Perú para abordar los desafíos territoriales de manera integral y sostenible. Con la colaboración de diversos actores y un enfoque en el desarrollo equitativo, se espera que esta política marque un cambio significativo en la forma en que se gestionan y utilizan los territorios en el país, sentando las bases para un futuro más próspero y seguro.