El legado de Trump: políticas divisorias que amenazan la estabilidad global

El legado de Trump: políticas divisorias que amenazan la estabilidad global

La gestión de Trump polariza la política interna y exterior de EE. UU., afectando economía y relaciones internacionales, con consecuencias graves.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 18.03.2025

La actual gestión de Donald Trump en la política interna y exterior de Estados Unidos se ha convertido en un tema candente y polarizante que, además de generar controversia, plantea interrogantes sobre su legado. En su afán por pasar a la historia como un presidente transformador, Trump parece dispuesto a sacrificar no solo la estabilidad económica de su nación, sino también las relaciones diplomáticas que han mantenido un delicado equilibrio en el escenario mundial. Desde su llegada al poder, Trump ha perseguido una agenda caracterizada por un proteccionismo agresivo y una retórica beligerante hacia sus aliados. Su lema "Make America Great Again" resuena en cada rincón de su administración, pero el costo de esta grandeza ha comenzado a ser evidente, con consecuencias que no solo afectan a Estados Unidos, sino que también arrastran a sus socios tradicionales en Europa y más allá. En lugar de promover la colaboración, ha optado por una política que divide, lo que plantea serias dudas sobre su visión de un futuro global pacífico. En su búsqueda de la paz en Ucrania, Trump ha desestimado el sufrimiento del pueblo ucraniano, abrazando las narrativas de agresores como Vladímir Putin. Esta postura no solo es un insulto a la memoria de aquellos que han luchado por la soberanía de Ucrania, sino que también debilita la posición de la nación en las negociaciones en curso. Acusar a Volodímir Zelenski de ser responsable del conflicto es un giro de la realidad que pone en riesgo no solo a Ucrania, sino a toda la estructura de seguridad en Europa. Mientras tanto, la economía estadounidense comienza a mostrar signos de debilidad. Uno de los mayores peligros de su política de aranceles y amenazas comerciales es el impacto directo en el bolsillo de los ciudadanos. El aumento de precios y la inflación, que se habían mantenido a raya, están empezando a generar descontento entre aquellos que lo llevaron al poder. Los efectos de su imprudente manejo económico se sienten en cada rincón del país, y las promesas de prosperidad se desvanecen ante la cruda realidad de un costo de vida en aumento. Por otro lado, la relación con figuras clave del sector privado, como Elon Musk, quien hasta ahora había sido un ferviente defensor de Trump, se está viendo afectada por las turbulencias en el mercado. La caída de las acciones de las empresas tecnológicas de sus aliados refleja un clima de incertidumbre que, más allá de afectar a estos magnates, repercute en la economía en su conjunto. Esta desconfianza entre inversores y mercados es, sin duda, un síntoma de la crisis de credibilidad que enfrenta el actual mandatario. En el ámbito internacional, la inminente conversación telefónica entre Trump y Putin sobre un posible alto el fuego en Ucrania es un momento crucial que podría definir el futuro de la región. Aparentemente, el Kremlin ya ha puesto sobre la mesa condiciones que se asemejan a las ambiciones expansionistas de Rusia, lo que plantea un dilema ético y político considerable para Estados Unidos y sus aliados. La situación no se puede resolver desde una posición de debilidad; aceptar concesiones inaceptables podría significar una derrota estratégica para toda la comunidad internacional. La comunidad europea, que ha estado en el centro de estas tensiones, debe comenzar a asumir un papel más activo en su propia defensa. Las lecciones de la historia son claras: la dependencia de Estados Unidos como salvador no puede seguir siendo una estrategia viable. La Unión Europea necesita fortalecer sus capacidades militares y desarrollar una política de defensa común que le permita afrontar los desafíos emergentes sin tener que recurrir constantemente a la ayuda norteamericana. Sin embargo, el enfoque de Trump en la política exterior no solo se limita a Ucrania. Su postura hacia Gaza y su desprecio por la causa palestina en el contexto del conflicto con Israel también son indicativos de una política exterior que carece de una visión holística y humana. La búsqueda de la paz no puede convertirse en un juego de poder donde solo se escuche a un lado de la historia, pues esto solo perpetuará el ciclo de violencia y sufrimiento. En conclusión, la ambición de Trump de ser recordado como un presidente que trajo la paz y la estabilidad se ve opacada por su incapacidad para entender la complejidad de las relaciones internacionales y la interconexión de la economía global. Las decisiones que tome en los próximos meses no solo influirán en su legado, sino que también determinarán el futuro de Estados Unidos y del mundo entero. La historia no perdona a aquellos líderes que eligen la división sobre la unidad y la confrontación sobre el diálogo.

Ver todo Lo último en El mundo