El puente de Mapo: un símbolo de la crisis de suicidios en Corea del Sur

El puente de Mapo: un símbolo de la crisis de suicidios en Corea del Sur

El puente de Mapo en Seúl simboliza la crisis del suicidio en Corea del Sur, con tasas alarmantes, especialmente entre jóvenes.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 16.03.2025

En el corazón de Seúl, donde la tecnología y la modernidad coexisten en un vibrante paisaje metropolitano, se alza el puente de Mapo, un lugar que, a primera vista, podría parecer ordinario. Sin embargo, este puente ha llegado a simbolizar una de las crisis más profundas y trágicas que enfrenta Corea del Sur: la alarmante tasa de suicidios. A medida que el país avanza hacia un futuro brillante, la sombra de esta pandemia emocional sigue acechando a su población, revelando un lado oscuro de la vida urbana y del éxito social. Los números hablan por sí mismos. Aunque las cifras de suicidios han disminuido desde su pico en 2013, en el que se registraron 14,427 muertes, Corea del Sur sigue manteniendo la tasa más alta de suicidio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2020, la tasa alcanzó 24,1 suicidios por cada 100,000 habitantes, más del doble de la media de la OCDE. Este fenómeno no es solo una estadística; representa un sufrimiento humano profundo, reflejando una combinación de presiones sociales, problemas económicos y una deficiente conciencia sobre la salud mental. El panorama cultural de Corea del Sur contribuye de manera significativa a esta crisis. La sociedad surcoreana se caracteriza por una intensa competitividad, donde se espera que los individuos sobresalgan en sus estudios y carreras. Esta presión constante no solo genera un alto nivel de estrés, sino que también alimenta la idea de que el éxito es una cuestión de vida o muerte. Por ello, aquellos que no logran cumplir con estas expectativas pueden enfrentarse a consecuencias devastadoras, que incluyen problemas de salud mental graves y, en el peor de los casos, el suicidio. Los grupos más afectados por esta crisis son los jóvenes de entre 10 y 39 años, donde el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte. Alarmantes estudios indican que entre el 40 y el 56% de las muertes en estas franjas etarias son resultado del suicidio. Este fenómeno ha tocado incluso a las celebridades, donde el suicidio de figuras públicas ha tenido un efecto llamada, aumentando las tasas de suicidio en la población general y llevando a muchos a replicar los métodos utilizados por estas figuras. Los métodos de suicidio han evolucionado con el tiempo. Mientras que en el pasado el uso de plaguicidas era común, en la actualidad se observa un aumento en el uso de métodos más letales, como la intoxicación por monóxido de carbono a través de cilindros de carbón. El ahorcamiento y el lanzarse desde lugares altos, como el puente de Mapo, también se han vuelto frecuentes. Este puente, en particular, ha sido escenario de cientos de tragedias, convirtiéndose en un símbolo de esta amarga realidad. En un intento por combatir la alta tasa de suicidios, el puente de Mapo ha sido objeto de diversas iniciativas. Su renombramiento como "Puente de la Vida" por parte de Samsung Life Insurance buscó cambiar la narrativa en torno a esta estructura. Sin embargo, las medidas iniciales, que incluían mensajes alentadores y fotografías de familias felices, no lograron el impacto esperado y fueron consideradas fracasos en 2015. Esta falta de éxito llevó a un cambio de enfoque hacia la prevención activa, implementando mejoras como teléfonos de ayuda y barreras de protección. A pesar de estas intervenciones, el impacto del puente sigue siendo desolador. Entre 2014 y 2018, 846 personas se lanzaron desde el puente, con 24 muertes confirmadas. Aunque las medidas de seguridad han aumentado, es evidente que la solución al problema del suicidio en Corea del Sur requiere algo más que parches. Se necesita un cambio profundo en la percepción social sobre la salud mental y un aumento en la educación sobre este tema. La crisis del suicidio no es exclusiva de Corea del Sur. Puentes icónicos como el Golden Gate en San Francisco y el puente de Nanjing Yangtze en China también han sido testigos de esta tragedia. Sin embargo, la respuesta a este problema puede ofrecer un camino a seguir. En el caso de Seúl, la implementación de medidas de prevención es un signo de que la crisis está siendo tomada en serio, pero el camino hacia una solución duradera requerirá un esfuerzo concertado en múltiples frentes. En última instancia, el puente de Mapo no solo representa un lugar de dolor y desesperación, sino también una oportunidad para cambiar la narrativa y abordar un problema que afecta a miles de personas. La verdadera esperanza radica en un compromiso social más amplio para fomentar el bienestar mental y emocional, y en crear un entorno donde cada individuo pueda encontrar apoyo y ayuda en lugar de verse empujado hacia el abismo. La vida de cada persona cuenta, y es imperativo que la sociedad surcoreana reconozca esta verdad fundamental.

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