El Rally de Katmandú desata controversia al aliarse el exrey Gyanendra con Yogi Adityanath.

El Rally de Katmandú desata controversia al aliarse el exrey Gyanendra con Yogi Adityanath.

Una manifestación en Katmandú a favor del exrey Gyanendra, con la participación de Yogi Adityanath, desató controversia sobre la identidad hindú y la política de Nepal.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Mundo HACE 16 HORAS

La reciente manifestación en Katmandú para dar la bienvenida al ex rey Gyanendra Bir Shah ha suscitado una controversia significativa, principalmente debido a la destacada exhibición de carteles con la imagen del Ministro Principal de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath. Este evento marca una compleja intersección de religión, política y lazos históricos que se remontan siglos atrás entre la familia real de Nepal y el Goraksh Peeth, que Adityanath lidera. El trasfondo de esta controversia se ve subrayado por la firme defensa de Adityanath para reinstaurar a Nepal como una "nación hindú" y sus llamados a prohibir el sacrificio de vacas y las conversiones religiosas. Su presencia en la manifestación es emblemática de un sentimiento creciente entre muchos en Nepal que ven su liderazgo como un faro para regresar a sus raíces hindúes, particularmente tras años de gobierno del partido comunista y la creciente influencia de China en la región. Nepal, predominantemente hindú con aproximadamente el 82% de su población adhiriéndose a esta fe, ha visto un resurgimiento en las discusiones sobre su identidad y herencia cultural. Los analistas políticos sugieren que esta manifestación refleja un descontento más amplio con la atmósfera política actual, que algunos perciben como incompatible con los valores tradicionales. El regreso de Gyanendra, aunque simbólico, parece resonar con aquellos que anhelan un renacimiento de los lazos históricos de la monarquía con el hinduismo. La conexión histórica entre la dinastía Shah y el Goraksh Peeth es profunda. La familia real se ha identificado durante mucho tiempo como Gorakhpanthi, seguidores del venerado santo Baba Gorakhnath. Esta relación se puede rastrear hasta el rey Prithvi Shah, a menudo acreditado con la unificación del Nepal moderno, quien se dice que recibió bendiciones de Gorakhnath en su juventud. Tal linaje espiritual refuerza la legitimidad de la familia real a los ojos de muchos nepaleses. Dwarika Tiwari, el administrador del Goraksh Peeth desde 1972, recuerda el legado del fallecido rey Birendra, quien mantuvo estrechos lazos con el guru de Yogi Adityanath, Mahant Advaidyanath. Incluso después de la abolición de la monarquía, las tradiciones continuaron, como las ofrendas anuales realizadas al Goraksh Peeth durante festivales hindúes significativos, lo que indica la naturaleza perdurable de estas conexiones. Sin embargo, la recepción de la manifestación fue mixta, con algunos expresando inquietud sobre las implicaciones de la presencia de Yogi y sus demandas para que Nepal se declare un hindu rashtra. Este sentimiento se siente particularmente en el actual panorama político, donde el gobierno comunista en el poder puede ver tales afirmaciones como un desafío directo a su autoridad y visión para la identidad secular de Nepal. La historia de las interacciones de Yogi Adityanath con el ex rey añade otra capa a esta narrativa. Sus encuentros a lo largo de los años han subrayado un interés mutuo en avanzar la prominencia del hinduismo en Nepal, pero también destacan el delicado equilibrio de poder y sentimiento que existe en la región. En resumen, la manifestación en Katmandú no solo refleja una reverencia histórica hacia el Goraksh Peeth, sino que también encapsula las tensiones políticas contemporáneas respecto a la identidad nacional, la religión y la gobernanza en Nepal. A medida que la nación lidia con su pasado y presente, las implicaciones de tales exhibiciones probablemente continuarán resonando a través de su complejo paisaje sociopolítico.

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