Rally en Katmandú: Gyanendra y Yogi se Unen para Reclamarse el Patrimonio Hindú de Nepal.

Rally en Katmandú: Gyanendra y Yogi se Unen para Reclamarse el Patrimonio Hindú de Nepal.

Una manifestación en Katmandú dando la bienvenida al ex rey Gyanendra, con imágenes de Yogi Adityanath, resalta la mezcla de política e identidad cultural hindú.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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La reciente manifestación en Katmandú que dio la bienvenida al ex rey nepalí Gyanendra Bir Shah ha agitado tanto sentimientos políticos como culturales, especialmente con la prominente exhibición de carteles del Ministro Principal Yogi Adityanath. Esta aparición no es meramente coincidente; subraya una conexión de larga data entre el Goraksh Peeth, que Yogi dirige, y la Dinastía Shah, una monarquía histórica que gobernó Nepal hasta 2006. La Dinastía Shah se identifica como Gorakhpanthi, seguidores del venerado santo Baba Gorakhnath, cuyas enseñanzas resuenan profundamente dentro de la comunidad hindú de Nepal. Este vínculo entre el Goraksh Peeth y la monarquía está impregnado de historia—que se remonta a siglos atrás, cuando se creía que el Guru Gorakhnath había bendecido al Rey Prithvi Shah, quien jugó un papel fundamental en la unificación de lo que ahora es el Nepal moderno. Dwarika Tiwari, quien supervisa la administración del Goraksh Peeth, recuerda la larga tradición de ofrendas al templo por parte de la antigua familia real, reflejando un respeto y reverencia profundamente arraigados que trascienden el actual panorama político. Yogi Adityanath ha sido vocal sobre su visión para Nepal, abogando por la restitución de su estatus como nación hindú—un sentimiento que resuena con una porción significativa de la población nepalí, especialmente dado que aproximadamente el 82% del país practica el hinduismo. Sus discursos anteriores en Nepal, particularmente uno en 2015 donde pidió la restitución del estatus de nación hindú, reflejan las frustraciones de muchos nepalíes respecto al clima político actual, que perciben como cada vez más influenciado por ideologías comunistas y potencias extranjeras, notablemente China. La atmósfera de la manifestación se electrificó aún más con la aparición de Pradeep Bikram Rana, quien agitó un cartel de Yogi mientras expresaba su admiración por el Ministro Principal como un símbolo del orgullo hindú. Sus posteriores afirmaciones de persecución en Katmandú añaden una capa de lucha personal a la narrativa más amplia de identidad nacional y orgullo religioso, encapsulando los sentimientos de muchos que anhelan un regreso a los días de gloria percibidos de la monarquía. Las reuniones de Gyanendra con Yogi Adityanath, incluidas sus interacciones recientes en Gorakhpur, significan una colaboración continua y una visión compartida para la identidad cultural de Nepal. Estas reuniones son más que meras formalidades; representan una convergencia de intereses donde la religión, la historia y la política se entrelazan. La presencia de la imaginería de Yogi Adityanath en la manifestación es indicativa de un movimiento más amplio que busca recuperar el patrimonio hindú de Nepal frente a un trasfondo de desafíos políticos modernos. Refleja un deseo entre muchos en Nepal de regresar a tradiciones que han sido mantenidas durante generaciones y reafirmar su identidad como nación hindú en medio de dinámicas geopolíticas cambiantes. A medida que el panorama político continúa evolucionando en Nepal, los lazos históricos con el Goraksh Peeth y su liderazgo probablemente seguirán siendo un punto focal en las discusiones sobre identidad nacional y orgullo cultural. La manifestación en Katmandú, con sus ecos del pasado, sirve como un recordatorio de cuán entrelazados pueden estar la historia y la política, particularmente en una región donde la espiritualidad y la gobernanza han estado vinculadas durante mucho tiempo.

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