
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Mundo 12.03.2025
A medida que Nepal continúa enfrentándose a su identidad política y al controvertido legado de la monarquía, los eventos recientes han traído a la luz una cara familiar del otro lado de la frontera. La aparición de carteles del Ministro Principal de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath, durante una manifestación pro-monárquica en Katmandú ha generado tanto emoción como inquietud entre el público, reflejando la compleja interacción entre la política interna y la influencia extranjera.
El 10 de marzo, una importante manifestación organizada por facciones realistas dio la bienvenida al ex Rey Gyanendra Shah de vuelta a la arena política. Si bien el evento tenía la intención de reafirmar el apoyo a la reinstauración de la monarquía, tomó un giro inesperado con la exhibición de grandes carteles que presentaban a Yogi Adityanath. Esta acción ha levantado cejas, ya que no solo destaca el apoyo de Adityanath a la monarquía nepalí, sino que también plantea preguntas sobre las implicaciones de la participación de figuras políticas indias en los asuntos internos de Nepal.
La participación de Adityanath se remonta a su reunión con Gyanendra Shah en enero, durante la visita del ex rey a Uttar Pradesh. Esta reunión, junto con su apoyo vocal a la causa realista, ha llevado a muchos a especular si India se está posicionando para influir en el paisaje político de Nepal, particularmente a medida que el país enfrenta crecientes llamados para la restauración de su monarquía, que fue abolida en 2008 tras el Movimiento del Pueblo.
La manifestación, respaldada por miembros del Partido Rastriya Prajatantra (RPP), mostró una mezcla de devoción a la monarquía y un sentido de orgullo nacional, con partidarios ondeando con orgullo carteles tanto del Rey Gyanendra como de Yogi Adityanath. El espectáculo fue recibido con reacciones mixtas en las redes sociales, destacando los sentimientos polarizados en torno al posible regreso de la monarquía. Los pro-monárquicos celebraron la exhibición como un símbolo de solidaridad, mientras que los críticos la vieron como una alarmante indicación de la intromisión extranjera en la soberanía de Nepal.
La controversia se intensificó aún más cuando el portavoz del RPP, Gyanendra Shahi, acusó al gobierno del Primer Ministro K.P. Oli de orquestar la presencia de las imágenes de Adityanath para socavar el movimiento pro-monárquico. Shahi afirmó que Bishnu Rimal, asesor principal del PM Oli, estaba detrás de esta supuesta conspiración para distraer del mensaje de la manifestación. Sin embargo, Rimal refutó estas afirmaciones, calificándolas de infundadas e insistiendo en que el gobierno no tenía nada que ver con el asunto.
Este incidente se produce en un momento en que los seguidores del ex rey se están movilizando por todo Nepal, organizando protestas y reuniones en ciudades como Katmandú y Pokhara para abogar por la reinstauración de la monarquía. El impulso por la restauración de la monarquía resuena con un segmento de la población que anhela un regreso a los valores tradicionales y estabilidad ante la continua turbulencia política.
A medida que el debate se intensifica, la presencia de la imagen de Yogi Adityanath en la manifestación no solo ha añadido leña al fuego de la política interna, sino que también ha iluminado el delicado equilibrio de las relaciones entre India y Nepal. El drama que se desarrolla plantea preguntas importantes sobre el futuro de la gobernanza en Nepal y cómo las influencias externas pueden moldear su trayectoria.
Con las tensiones políticas en ebullición y tanto los defensores como los opositores de la revitalización de la monarquía movilizando sus bases, Nepal se encuentra en una encrucijada crítica. Las próximas semanas serán fundamentales para determinar si el impulso por la restauración de la monarquía puede sostenerse frente a la oposición interna y el escrutinio externo. Todos estarán atentos a cómo el gobierno y la oposición navegan en esta atmósfera cargada, mientras los ecos del pasado chocan con las aspiraciones del futuro.
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