El lado oscuro del K-pop: el suicidio de artistas y la lucha por la salud mental

El lado oscuro del K-pop: el suicidio de artistas y la lucha por la salud mental

La muerte de Wheesung reaviva el debate sobre el ciberacoso y la salud mental en la industria del K-pop, donde la presión es abrumadora.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La industria del K-pop y el K-drama ha ganado un éxito sin precedentes a nivel mundial, pero detrás de las luces brillantes y el fervor de los fanáticos, hay una sombra oscura que persiste: el suicidio de artistas jóvenes que han sido consumidos por la presión y el ciberacoso. Recientemente, la trágica muerte de Wheesung, un conocido cantante de R&B, a los 43 años, ha reavivado la conversación sobre la salud mental y el bienestar de las celebridades en Corea del Sur. Wheesung fue hallado sin vida en su apartamento en Seúl el pasado lunes. La noticia de su fallecimiento, aún en desarrollo y en proceso de investigación, ha suscitado una profunda tristeza entre sus seguidores y ha puesto de manifiesto las tensiones que enfrentan los artistas surcoreanos. En un país donde la competencia es feroz y la fama puede disiparse en un instante, muchos se ven atrapados en una lucha constante por mantenerse relevantes. La presión que sienten estos artistas es inmensa. Según un reportaje de la BBC, Corea del Sur tiene una de las tasas de suicidio juvenil más altas del mundo. Aunque el índice general de suicidios ha comenzado a descender, las muertes entre los jóvenes adultos están en aumento. La vida de una celebridad en este contexto puede ser especialmente dura, ya que se enfrentan no solo a las expectativas de su empresa y sus fanáticos, sino también al acoso en línea que se ha vuelto omnipresente en la era digital. El caso de Wheesung no es aislado. Moonbin, un joven de 25 años y miembro del grupo Astro, fue encontrado muerto a principios de este año. En su caso, se está llevando a cabo una autopsia para determinar la causa exacta de su deceso, aunque todo indica que se trató de un suicidio. La agencia a cargo de Moonbin, Fantagio, pidió respeto por la familia en duelo y pidió a los fanáticos que eviten especulaciones, una petición que resuena con la necesidad de un entorno más compasivo para quienes están en el ojo público. Kim Sae-ron es otro nombre que ha resonado en el ámbito de las tragedias recientes. La actriz fue hallada muerta en su hogar y, como muchos de sus colegas, había enfrentado críticas ferozmente a través de las redes sociales. Ella había compartido previamente sus luchas con la salud mental, un tema que sigue siendo tabú en muchas partes de la sociedad surcoreana. La comunidad de celebridades Women Celebrities Gallery ha pedido una reflexión sobre el impacto que tienen las críticas malintencionadas, sugiriendo que cada comentario puede tener consecuencias devastadoras. La muerte de Kim Jonghyun, exintegrante de SHINee, en 2017 dejó una huella indeleble en la industria. Su carta de despedida, donde hablaba abiertamente sobre su lucha contra la depresión, reveló la profundidad del dolor que muchas veces se oculta tras una fachada de éxito. “La depresión me ha devorado”, escribió. A través de su historia, se evidencia la necesidad de una conversación más abierta sobre la salud mental dentro de la industria del entretenimiento. Goo Ha-ra y Sulli, dos figuras prominentes del K-pop, también son recordadas por sus trágicas muertes. Ambas enfrentaron un intenso escrutinio público y un agotador ciclo de abuso en línea. La historia de Sulli es particularmente dolorosa, ya que mostró cómo el acoso cibernético puede contribuir a la depresión y, en última instancia, a la decisión de poner fin a la vida. Su legado ha llevado a una mayor concienciación sobre el impacto del ciberacoso en la salud mental. La reciente muerte de Wheesung ha reavivado el debate sobre la necesidad de mejorar los recursos de apoyo para los artistas. La presión constante y la falta de un espacio seguro para lidiar con las adversidades que enfrentan son problemas que deben abordarse urgentemente. Las agencias de talentos y la sociedad en general deben trabajar juntas para crear un entorno más saludable y comprensivo. Es fundamental que se inicie una conversación más amplia sobre la salud mental en la industria del K-pop y el K-drama. El estigma que rodea a estos temas impide que artistas y figuras públicas busquen la ayuda que necesitan. La pérdida continua de talentos jóvenes no solo afecta a sus familias y fanáticos, sino que también destaca la necesidad de una mayor empatía y responsabilidad tanto de la sociedad como de las empresas que los representan. La música y el entretenimiento tienen el poder de unir a las personas, pero también tienen el poder de destruirlas cuando la presión se vuelve insostenible. La historia de Wheesung y otros artistas trágicamente caídos nos recuerda que detrás de cada éxito hay una humanidad que merece ser cuidada y respetada. Es hora de que el K-pop y el K-drama no solo brillen en el escenario, sino que también se conviertan en un faro de esperanza y sanación para todos.

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