
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Mundo 11.03.2025
En una impactante exhibición de nostalgia y descontento político, el ex rey Gyanendra Shah de Nepal fue recibido por una ruidosa multitud de aproximadamente 10,000 simpatizantes a su regreso a Katmandú. Las multitudes, muchas de ellas alineadas con el Partido Rastriya Prajatantra (RPP), expresaron un ferviente deseo por la restauración de la monarquía y el restablecimiento del hinduismo como religión estatal. Este resurgimiento del sentimiento monárquico apunta a un descontento más profundo con el actual panorama político, marcado por la corrupción crónica y la inestabilidad.
El RPP, que ha visto un sorprendente aumento en su representación parlamentaria, ahora ocupa 14 de los 275 escaños en el Parlamento nepalí, en comparación con solo uno en las elecciones anteriores. Aunque esto puede parecer modesto, señala un creciente movimiento que aboga por la monarquía en un país que ha tenido 13 gobiernos diferentes desde la abolición de la monarquía en 2008. Los simpatizantes en el mitin del aeropuerto expresaron sus frustraciones con la élite política gobernante, afirmando que la república no ha cumplido con la promesa de estabilidad y prosperidad.
La historia de Gyanendra Shah está llena de controversias. Ascendió al trono en 2001 tras una trágica masacre en el palacio que cobró la vida de su hermano, el rey Birendra, y la mayor parte de la familia real. Inicialmente un monarca constitucional, Gyanendra intentó consolidar el poder en 2005 disolviendo el parlamento y declarando un estado de emergencia, acciones que culminaron en protestas masivas y su eventual abdicación del trono en 2008. La transición a una república secular estaba destinada a allanar el camino hacia una estructura de gobernanza más democrática, sin embargo, los ciudadanos ahora reflexionan sobre esa decisión con arrepentimiento.
Muchos en el mitin expresaron un anhelo por la estabilidad y el orden percibidos del pasado, viendo la monarquía como un posible antídoto para la actual mala situación política. Thir Bahadur Bhandari, un participante del mitin, encapsuló este sentimiento al afirmar: "Estamos aquí para dar al rey nuestro apoyo total y respaldarlo hasta reinstalarlo en el trono real". Este anhelo por una era pasada subraya una insatisfacción más amplia con los gobiernos consecutivos que han estado marcados por la corrupción y la ineficiencia.
A pesar de las fervientes acciones de los monárquicos, los analistas advierten contra sobrestimar la importancia del movimiento. El RPP, aunque está aumentando en visibilidad, sigue lejos de ser una fuerza política dominante. Un editorial en The Kathmandu Post señaló recientemente que la verdadera medida de la popularidad de una ideología política radica en los resultados electorales, sugiriendo que el apoyo a la monarquía no es tan amplio como algunos defensores afirman.
Además, figuras políticas clave, incluido el ex primer ministro Madhav Kumar Nepal, han desestimado la posibilidad de un renacimiento de la monarquía, enmarcándolo como un paso regresivo para la nación. Las tensiones persisten dentro del gobierno actual, ya que el liderazgo del primer ministro KP Oli enfrenta desafíos de facciones dentro del Parlamento, particularmente aquellas alineadas con los maoístas, que continúan protestando contra la corrupción gubernamental.
El sistema político de Nepal, caracterizado por un marco electoral mixto, ha fomentado un paisaje donde ningún partido puede reclamar fácilmente la mayoría, lo que ha llevado a cambios gubernamentales frecuentes y a la inestabilidad desde la restauración de la democracia en 1990. Esta volatilidad ha resultado en un sentimiento de frustración generalizada entre los votantes, muchos de los cuales se sienten desilusionados por una élite política que no ha logrado proporcionar mejoras tangibles en sus vidas.
Históricamente, la monarquía en Nepal estaba intrínsecamente vinculada a la identidad hindú, con el rey desempeñando el doble papel de líder político y figura religiosa. Esta conexión con el hinduismo ha contribuido a la significación cultural de la monarquía, haciendo que la perspectiva de su reinstalación resuene con segmentos de la población que buscan un regreso a los valores tradicionales en medio del caos moderno.
A medida que la presencia de Gyanendra Shah en Katmandú reaviva las discusiones sobre la monarquía, sirve como un recordatorio de la lucha continua por la identidad política en Nepal. El sentimiento monárquico, alimentado por la insatisfacción con la gobernanza contemporánea, refleja un anhelo más amplio de estabilidad y continuidad en una nación que lidia con su turbulento pasado político. Si este movimiento ganará suficiente tracción política para alterar el rumbo de la gobernanza de Nepal sigue siendo incierto, pero indudablemente subraya la compleja interacción entre la historia, la cultura y el discurso político contemporáneo en la nación himalaya.
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