El regreso de Gyanendra Shah provoca una masiva manifestación a favor de la monarquía, encendiendo el debate político en Nepal.

El regreso de Gyanendra Shah provoca una masiva manifestación a favor de la monarquía, encendiendo el debate político en Nepal.

El regreso del exrey Gyanendra Shah a Katmandú desató un masivo apoyo pro-monárquico, lo que plantea interrogantes sobre el futuro político de Nepal.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Mundo 10.03.2025
El depuesto rey Gyanendra Shah regresó a Katmandú el domingo con una recepción tumultuosa, lo que señala un resurgimiento del sentimiento pro-monárquico en Nepal casi 15 años después de la abolición de la monarquía. El exrey, que había estado residenciado en Pokhara, fue recibido por una multitud de miles de personas en el Aeropuerto Internacional Tribhuvan, marcando un momento significativo para sus seguidores y planteando preguntas sobre el futuro del gobierno en la nación. En las semanas recientes, Shah había aumentado su visibilidad, lanzando un mensaje en video en el Día de la Democracia, donde reflexionó sobre el pasado y los desafíos actuales del país, y sutilmente instó al pueblo a apoyarlo en la búsqueda del futuro de Nepal. Este mensaje, su primer llamado directo desde su destitución, parece haber resonado con muchos, lo que ha llevado a un notable aumento en las actividades pro-monárquicas. Sagun Lawoti, portavoz del Partido Rastriya Prajatantra (RPP), que aboga por la restauración de un reino hindú, comentó sobre la afluencia sin precedentes en la manifestación del domingo. Dijo: "La asistencia espontánea de la gente el domingo fue increíble. Esto muestra cuán frustrada está la gente con el gobierno actual, y están en busca de una alternativa al sistema presente". Las estimaciones del tamaño de la multitud variaron, con la policía reportando alrededor de 10,000 participantes, mientras que algunos seguidores afirmaron que los números estaban más cerca de 40,000. La afluencia es particularmente significativa dado el contexto histórico; tras una guerra civil de una década y el exitoso movimiento de 2006, Nepal fue declarado una república secular en 2008. El cambio de la monarquía al republicanismo, consagrado en la constitución de 2015, ha recibido reacciones mixtas, especialmente a medida que persiste la frustración con la inestabilidad política y la gobernanza. En medio de la manifestación, el séquito del exrey enfrentó desafíos logísticos, incluyendo severas interrupciones de tráfico alrededor del aeropuerto y las áreas circundantes debido al gran volumen de seguidores. La policía de tránsito tuvo que desviar vehículos y desplegar personal adicional para mantener el orden, ilustrando la magnitud e impacto del regreso de Shah. Las reacciones políticas dentro del gobierno han sido rápidas y críticas. Los legisladores en el Parlamento expresaron su preocupación por las manifestaciones, calificándolas de actividades antirrepublicanas. Udaya Bahadur Bohara del CPN (Socialista Unificado) advirtió que cualquier movimiento percibido como una amenaza a la democracia no sería tolerado. En contraste, el legislador del Congreso Nepalí, Yuvraj Sharma, sugirió que en lugar de reprimir la disidencia, el gobierno debería centrarse en una gobernanza efectiva para aplacar el descontento. El secretario de Shah, Phanindra Pathak, insistió en que la manifestación fue una expresión espontánea de la voluntad del pueblo, y no un esfuerzo coordinado por la oficina del exrey. Esta afirmación refleja un sentimiento más amplio entre sus seguidores de que la monarquía aún tiene un papel que desempeñar en el futuro de Nepal. Los analistas políticos señalan la manifestación como una clara indicación de la frustración pública con el actual panorama político. Arun Kumar Subedi comentó sobre las implicaciones de tales reuniones, sugiriendo que si el gobierno no aborda el descontento generalizado, Nepal podría enfrentar una grave crisis política. A medida que Gyanendra Shah retoma una presencia pública, las implicaciones para el panorama político de Nepal son profundas. Con el sentimiento pro-monárquico evidentemente ganando terreno, el futuro de su marco republicano y la estabilidad de su gobernanza actual serán puestos a prueba en los próximos meses. Si esto marca el comienzo de un movimiento más grande para la restauración de la monarquía o un momento efímero de nostalgia, aún está por verse, pero los ecos de la manifestación del domingo seguramente resonarán en los pasillos del poder.
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