La infanta Elena: entre la lucha personal y su legado en la familia real española

La infanta Elena: entre la lucha personal y su legado en la familia real española

La infanta Elena, con 40 años de tratamiento por salud mental, enfrenta retos personales y familiares, combinando su vida pública con su carrera en Fundación Mapfre.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 07.03.2025
La infanta Elena, una de las figuras más emblemáticas de la familia real española, ha estado bajo tratamiento durante 40 años debido a problemas de salud mental que fueron diagnosticados en su adolescencia. A lo largo de su vida, ha demostrado un fuerte compromiso con la monarquía, especialmente durante el reinado de su padre, el rey Juan Carlos I. A pesar de su dedicación, su papel público ha sido complicado por las diferencias de opinión con su hermano, el rey Felipe VI, respecto a la gestión de la familia real y su relación con los padres. A lo largo de su vida, la infanta ha mantenido un perfil bajo, lo que ha contribuido a la formación de una imagen que, en ocasiones, la retrata como distante. Sin embargo, quienes realmente la conocen afirman que su personalidad es mucho más cálida y cercana de lo que los medios suelen reflejar. Con un sentido del humor agudo y un carácter alegre, se muestra como una mujer que disfruta de la compañía de sus seres queridos y de las actividades culturales que ofrece Madrid. El hecho de que la infanta no desempeñe un papel oficial en la Casa Real desde la desvinculación de su apellido de la institución ha llevado a que su vida pública se vea marcada por las polémicas protagonizadas por sus hijos, Victoria Federica y Froilán. Estos episodios, aunque difíciles de manejar, demuestran que la infanta ha estado y sigue estando presente en la vida de sus hijos, apoyándoles a pesar de las controversias. La infanta Elena también ha encontrado su camino profesional en la Fundación Mapfre, donde percibe un salario cercano a los 300.000 euros anuales. Este trabajo le permite mantener un equilibrio entre sus obligaciones laborales y su vida personal, donde se dedica a una variedad de actividades recreativas. La pasión por el ballet, la música y la gastronomía son aspectos que reflejan sus intereses más allá de la imagen pública que el resto del mundo conoce. Uno de los aspectos menos conocidos de su vida es su afición por la teletienda, que comenzó a los 27 años. Durante años, la infanta Elena adquirió productos a través de este canal, siendo especialmente atraída por aquellos que prometían una rápida pérdida de peso. Este comportamiento compulsivo llevó a su familia a intervenir, organizando un tratamiento de nueve meses para ayudarla a controlar sus impulsos de compra. Aunque el interés por la teletienda ha disminuido, algunos rumores sugieren que la infanta podría haber trasladado esa inclinación hacia las compras en línea. Vecinos han comentado que recibe numerosos paquetes en su hogar, lo que ha avivado las especulaciones sobre una posible recaída en sus hábitos de consumo compulsivo, aunque adaptados a las plataformas digitales del momento. La lucha de la infanta Elena con esta "adicción" ha sido un tema delicado que, a pesar de su carácter reservado, ha sido abordado en los medios. Se dice que ha perdido miles de euros mensuales en objetos que, en la mayoría de los casos, no son útiles. Este desafío personal, aunque privado, resuena en muchos, ya que revela la vulnerabilidad que puede existir detrás de la imagen de una figura pública. En la actualidad, la infanta continúa asistiendo a terapia, buscando formas de superar estas dificultades que han marcado su vida. Este proceso no solo representa un desafío personal, sino también un camino hacia la autorreflexión y el crecimiento. La infanta Elena, a pesar de su estatus y su historia familiar, es ante todo una mujer que busca manejar sus problemas como cualquier otra persona. Finalmente, la infanta sigue siendo un símbolo de la familia Borbón, aunque su camino ha estado lleno de altibajos. Su capacidad para lidiar con las complejidades de su vida personal y pública es un testimonio de su fuerza y resiliencia, características que, sin duda, la definen más allá de su linaje. A medida que avanza en su vida, el apoyo de su familia y su compromiso con su bienestar personal siguen siendo fundamentales para su historia, una que es tan humana como real.
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