Educación: La clave para el progreso económico y la competitividad global en la era digital.

Educación: La clave para el progreso económico y la competitividad global en la era digital.

La educación es crucial para el progreso de la sociedad, sin embargo, muchos siguen siendo analfabetos. Los países deben priorizar la alfabetización digital para prosperar en una economía global.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Mundo 03.03.2025
La educación sirve como la base de cualquier sociedad exitosa, una verdad que trasciende las ideologías políticas. Ya sea que una nación esté gobernada por principios democráticos, regímenes autoritarios o monarquías, la premisa fundamental sigue siendo la misma: el progreso está intrínsecamente ligado a la educación de su población. Sin embargo, la cruda realidad es que una parte significativa de la población mundial sigue siendo funcionalmente analfabeta, siendo Pakistán un ejemplo contundente: aproximadamente el 60% de sus ciudadanos no puede leer más allá de un nivel básico, y la situación empeora al considerar la alfabetización digital, lo que podría llevar la tasa de analfabetismo a un asombroso 80%. En la economía digital en rápida evolución de hoy, la capacidad de navegar por la tecnología no solo es ventajosa, sino esencial. A medida que las industrias de todo el mundo adoptan la automatización, la inteligencia artificial y metodologías basadas en datos, las personas que carecen de habilidades digitales corren el riesgo de ser marginadas económicamente. Los países que priorizan la alfabetización informática y la educación digital no solo están mejorando las perspectivas individuales, sino que también se están posicionando para una mayor competitividad en un mercado global cada vez más exigente. Los datos históricos destacan el poder transformador de la educación para impulsar el crecimiento económico. Notablemente, el laureado con el Premio Nobel Robert Solow reveló que entre 1909 y 1949, un asombroso 88% del crecimiento económico de Estados Unidos podría atribuirse a avances tecnológicos, fundamentalmente respaldados por una fuerza laboral educada. De manera similar, la investigación de Edward Denison subraya que más de la mitad del crecimiento económico estadounidense de 1929 a 1982 provenía del progreso en conocimiento y educación. La Revolución Industrial marcó un punto de inflexión, ya que las naciones reconocieron la necesidad de una fuerza laboral alfabetizada para alimentar las industrias en expansión. Países como Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos instituyeron la educación obligatoria en el siglo XIX, logrando tasas de alfabetización superiores al 90% para el siglo XX. Esto no fue simplemente un hito educativo; fue un imperativo económico, con Gran Bretaña viendo su PIB duplicarse en 50 años durante este periodo transformador. El sistema educativo Gakusei de Japón, introducido en 1872, ejemplificó cómo una estrategia educativa enfocada podía fomentar una rápida industrialización, logrando una impresionante tasa de alfabetización del 80% para 1900. En contraste, muchas naciones de América Latina y África lucharon con legados coloniales y inestabilidad política que sofocaron el progreso educativo. Las tasas de alfabetización en muchos países africanos se mantenían lamentablemente bajas, por debajo del 20% en 1900, mostrando los impactos duraderos de las inequidades sistémicas. Avancemos hasta mediados del siglo XX, donde los sistemas de educación pública se expandieron dramáticamente en las naciones desarrolladas, alimentando aún más el progreso económico y tecnológico. Para 1950, Europa Occidental presumía tasas de alfabetización superiores al 95%, un testimonio del vínculo entre educación y vitalidad económica. Las secuelas de la Segunda Guerra Mundial vieron a organizaciones globales como la Unesco liderando campañas de alfabetización en naciones recién independientes. Sin embargo, estas iniciativas enfrentaron obstáculos formidables debido a recursos limitados, particularmente en los países en desarrollo. Naciones de Asia, por ejemplo, instituyeron campañas de alfabetización amplias para modernizar sus economías, con China aumentando sustancialmente su tasa de alfabetización a través de reformas educativas bajo Mao Zedong. La Misión Nacional de Alfabetización de India, establecida en 1988, también marcó un avance significativo, mejorando la alfabetización de adultos del 52% en 1991 a más del 74% en 2011. Los éxitos educativos de naciones de Asia Oriental como Japón y Corea del Sur sirven como poderosos ejemplos de cómo la alfabetización cataliza la industrialización y el crecimiento económico. A pesar de estos avances, persisten disparidades. Mientras que países como Corea del Sur lograron casi una alfabetización universal, segmentos de India y el sudeste asiático continúan enfrentando desigualdades educativas. El impacto de los sistemas políticos en la alfabetización es complejo; por ejemplo, la evolución democrática de Corea del Sur coincidió con un aumento en la alfabetización, mientras que las altas tasas de alfabetización en China y Vietnam han prosperado bajo gobiernos autoritarios. América Latina ha avanzado en educación después de 1950, con Argentina alcanzando el 93% de alfabetización para 1980. Sin embargo, los desafíos sistémicos relacionados con la desigualdad y la corrupción continúan obstaculizando el progreso, particularmente en Brasil y México, donde el acceso a la educación superior sigue siendo un tema controvertido. El camino de África hacia la equidad educativa ha sido desigual, con países como Sudáfrica y Egipto logrando avances notables, pero muchas naciones subsaharianas aún luchan por el acceso a una educación de calidad. La pandemia de Covid-19 agravó aún más estas disparidades, exponiendo las vulnerabilidades en las infraestructuras de aprendizaje digital en todo el mundo. La evolución de la educación—desde su papel durante la Revolución Industrial hasta su significancia en la economía del conocimiento actual—destaca su importancia duradera en el fomento del desarrollo social y económico. A medida que navegamos en una era moldeada por la tecnología y la globalización, la necesidad de priorizar la educación se vuelve más urgente que nunca. Es esencial no solo para el empoderamiento individual, sino también para fomentar la innovación, la equidad y el compromiso político en todos los estratos de la sociedad. En conclusión, el viaje continuo hacia el avance educativo no es simplemente un asunto de política; es un pilar vital para el desarrollo sostenible y un futuro más equitativo. Las naciones que comprendan esta realidad sin duda allanarán el camino para su propia prosperidad y el mejoramiento de la humanidad en su conjunto.
Ver todo Lo último en El mundo