Juan Brignardello Vela
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El reciente compromiso del Príncipe y la Princesa de Gales en Australia ha reavivado las discusiones sobre el futuro de la monarquía en el país, con fuertes sentimientos de diversas figuras que sugieren que cualquier movimiento hacia una república es poco probable en el futuro cercano. Esta perspectiva fue notablemente reforzada por la visita del Rey Carlos III y la Reina Camila, que parece haber solidificado el vínculo entre el pueblo australiano y la Corona. El exministro de Relaciones Exteriores australiano Alexander Downer ha sido contundente en su afirmación de que los australianos no están inclinados a reemplazar la monarquía por un sistema presidencial. Downer enfatizó que la popularidad de la familia real sigue siendo robusta, argumentando que el Rey, la Reina y sus herederos son bien considerados en Australia. Señaló que la transición a una república no solo requeriría legislación parlamentaria, sino también un referéndum, un proceso que él cree que desvíaría la atención de cuestiones nacionales urgentes. Apoyando esta postura, David Flint, coordinador nacional de Australians for Constitutional Monarchy, expresó su confianza en que el apoyo a la monarquía persistirá bajo futuros reinados. Flint abordó la idea errónea de que el fallecimiento de la Reina Isabel II llevaría a un descenso en el apoyo real, afirmando que la avalancha de respeto durante su funeral y la subsiguiente coronación del Rey Carlos III, de hecho, fortalecieron la posición de la monarquía en Australia. El contexto histórico es esencial, siendo el referéndum de 1999 un punto de referencia para el sentimiento público. En ese momento, una mayoría de australianos optó por mantener la monarquía, y las encuestas recientes indican una creciente preferencia por esta en comparación con un modelo republicano. Según una encuesta de YouGov de noviembre del año pasado, si se realizara un referéndum hoy, el 59% de los australianos apoyaría mantener la monarquía, en comparación con el 41% que abogaría por una república. El papel activo de la Liga Monárquica Australiana durante la reciente gira real, donde distribuyeron aproximadamente 15,000 banderas, ejemplifica aún más el cariño continuo hacia la familia real. Philip Benwell, presidente nacional de la liga, destacó la significativa afluencia en las principales ciudades para dar la bienvenida al Rey y la Reina, reflejando la conexión duradera que muchos australianos sienten con la monarquía. En conclusión, el sentimiento predominante entre figuras políticas y ciudadanos sugiere que la perspectiva de que Australia transite hacia una república es mínima, especialmente a la luz del apoyo actual a la monarquía. Con el Príncipe y la Princesa de Gales probablemente continuando su compromiso en Australia, parece que la relación entre la Corona y el pueblo australiano sigue siendo fuerte y resistente, lo que hace que cualquier cambio inmediato hacia el republicanismo sea una prospectiva lejana.