El futuro político de Irán: ¿Puede el monarquismo ofrecer un camino o solo dividir a la oposición?

El futuro político de Irán: ¿Puede el monarquismo ofrecer un camino o solo dividir a la oposición?

Irán enfrenta una incertidumbre política a medida que el monarquismo resurge, con Reza Pahlavi generando debate en medio del escepticismo de activistas y analistas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 06.02.2025
A medida que la agitación en Irán continúa desarrollándose, la cuestión de la dirección política en el contexto de décadas de gobierno autoritario se vuelve cada vez más relevante. El reciente resurgimiento del interés en el monarquismo, particularmente a través de la figura de Reza Pahlavi, hijo del último Shah, ha generado un intenso debate. Mientras que algunos ven a Pahlavi como una posible alternativa al actual régimen teocrático, muchos activistas y analistas políticos argumentan que su aparición puede, sin querer, servir a los intereses del mismo régimen que los manifestantes están tratando de derrocar. Durante el levantamiento de 2022, que vio a valientes ciudadanos iraníes—particularmente mujeres y jóvenes—arriesgando sus vidas para desafiar a la República Islámica, los esfuerzos de Pahlavi por posicionarse como un líder de la oposición fueron recibidos con escepticismo. Los críticos han cuestionado si su pasado, carente de compromiso en la lucha contra la opresión, se alinea con los sacrificios realizados por los iraníes comunes en las calles. La propia admisión de Pahlavi de no estar dispuesto a poner en riesgo su seguridad o la de sus asociados en EE.UU. por el bien de su patria profundizó las preocupaciones sobre su sinceridad y compromiso con el cambio. En una tesis esclarecedora de un analista político cercano al régimen actual, se sugirió que el movimiento monárquico podría, sin querer, ayudar a la República Islámica al crear divisiones dentro de la oposición. Sin un camino realista hacia el poder, los intentos de los monárquicos por reunir apoyo podrían distraer de movimientos más viables que abogan por un Irán democrático. El contexto histórico complica aún más las reclamaciones de legitimidad de los monárquicos. El declive de la monarquía iraní, marcado por la corrupción y la represión, culminó en la revolución de 1979 que estableció el régimen teocrático. El rechazo del público tanto al Shah como a los gobernantes clericales se expresa de manera conmovedora en los lemas de los recientes levantamientos, indicando un deseo colectivo de una nueva estructura política basada en la justicia y los derechos humanos. A pesar de los esfuerzos por aprovechar las redes sociales y las redes de exiliados, los monárquicos han fracasado en gran medida en ganar terreno como una fuerza política creíble. El colapso de las iniciativas destinadas a reunir apoyo para Pahlavi demuestra una desconexión con la población iraní en general, que parece estar más inclinada a apoyar a grupos alternativos como la Organización de los Muyahidines del Pueblo, a menudo designados despectivamente por el régimen como "hipócritas". Curiosamente, el aparente resurgimiento del monarquismo puede no ser del todo orgánico. Los observadores han notado una curiosa asociación entre el movimiento de Pahlavi y personas con vínculos con el aparato de inteligencia del antiguo régimen. Esto plantea preguntas sobre las fuentes de apoyo financiero y técnico para la causa monárquica, especialmente dado la riqueza que la familia Pahlavi aseguró antes de su exilio. En lugar de presentar una visión coherente para el futuro, los críticos sostienen que estos esfuerzos parecen más centrados en desacreditar a otras facciones de oposición. Las implicaciones más amplias de la continua inestabilidad que emana de Irán no pueden ser ignoradas. Durante más de cuatro décadas, las acciones del régimen iraní han desestabilizado la región a través de conflictos por poder, situaciones de rehenes y terrorismo. A medida que el régimen enfrenta un mayor escrutinio y una influencia disminuida, parece estar redoblando sus esfuerzos en una agenda nuclear, exacerbando los temores en el escenario internacional. En una poderosa muestra de unidad y desafío, decenas de miles de iraníes se reunirán en París el 8 de febrero de 2025, para exigir el reconocimiento internacional de su lucha por la libertad y la democracia. Esta manifestación sirve no solo como un testimonio de su resistencia, sino también como un recordatorio de que el pueblo iraní merece apoyo en su búsqueda de forjar un futuro que refleje sus aspiraciones por la justicia y una república secular. A medida que el diálogo continúa, sigue siendo crucial para la comunidad internacional escuchar las voces de la resistencia iraní, reconociendo que el verdadero cambio solo puede venir desde dentro, guiado por las aspiraciones de aquellos que han sufrido bajo la tiranía durante demasiado tiempo.
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