Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Múltiples terremotos han estado sacudiendo Santorini, la famosa isla volcánica de Grecia, provocando una intensa actividad entre las autoridades locales y una preocupación significativa entre los residentes. Esta actividad sísmica comenzó el 24 de enero, pero se intensificó drásticamente durante el fin de semana, con las autoridades reportando casi 200 temblores con magnitudes que oscilan entre 3 y 4.9 entre Santorini y la cercana isla de Amorgos. En respuesta a este inquietante aumento de eventos sísmicos, funcionarios griegos han movilizado un equipo de rescatistas equipado con un perro rastreador y drones, estableciendo un centro de comando temporal con carpas adyacentes al hospital principal de la isla. Las escuelas en Santorini y en las islas cercanas de Anafi, Amorgos e Ios han sido cerradas por la semana como medida de precaución, reflejando la seriedad con la que las autoridades están abordando la situación. Se ha aconsejado a los residentes que eviten reunirse en interiores, revisen sus rutas de escape y se mantengan alejados de los acantilados, todo en preparación para posibles terremotos de mayor magnitud. Además, las piscinas han sido vaciadas para mitigar posibles daños estructurales si ocurriera un terremoto considerable, ya que el movimiento del agua podría desestabilizar los edificios. El sismólogo Gerasimos Papadopoulos explicó que la falla responsable de los actuales temblores se extiende aproximadamente 120 kilómetros (75 millas), aunque los terremotos han activado solo la parte sur cerca de Santorini y Amorgos. Los epicentros de estos terremotos se encuentran debajo del lecho marino, aproximadamente a 30-40 kilómetros (18-25 millas) de las islas, lo cual se considera un escenario más seguro dado que los terremotos que ocurren en tierra pueden causar destrucción más significativa. Sin embargo, el riesgo de un tsunami sigue siendo una preocupación, lo que ha llevado a las autoridades a instar a los residentes a moverse hacia el interior si experimentan un temblor significativo. Si bien no se han reportado lesiones o daños sustanciales, han ocurrido deslizamientos de rocas menores, lo que subraya la necesidad de estar alerta. La situación se complica aún más por informes de actividad volcánica aumentada en la caldera, aunque los científicos enfatizan que esta actividad no está directamente relacionada con los terremotos. Monitoreos recientes detectaron actividad sísmico-volcánica leve, reminiscentes de un evento similar en 2011 que duró 14 meses sin resultar en incidentes mayores. Las preocupaciones están aumentando entre las autoridades y los científicos sobre si los actuales temblores podrían ser precursores de un terremoto más poderoso. Papadopoulos señaló la "alta probabilidad" de que estos temblores sean réplicas, lo que ha llevado a una mayor preocupación por las estructuras que bordean el borde de la caldera de la isla. Las pintorescas aldeas de Santorini, caracterizadas por sus edificios encalados y sus icónicas iglesias de cúpulas azules, están construidas precariamente a lo largo de los acantilados, lo que las hace vulnerables en caso de un terremoto considerable. El contexto histórico añade otra capa a la situación actual, recordando el catastrófico terremoto de Amorgos de 1956, que alcanzó una magnitud de 7.7 y generó un tsunami que devastó partes de Santorini y Amorgos, causando más de 50 muertes. Además, Santorini es el hogar de una de las erupciones volcánicas más significativas de la historia, la erupción minoica alrededor del 1,600 a.C., que alteró drásticamente la geografía de la isla. A pesar de la actividad sísmica actual, expertos como Efthymios Lekkas, jefe del comité de monitoreo científico del Arco Volcánico Helénico, tranquilizan al público al afirmar que, aunque el volcán sigue activo, la probabilidad de una erupción catastrófica es baja en el futuro inmediato. Con la última gran erupción ocurrida en 1950, Lekkas señaló: "Han pasado 3,000 años desde la última explosión, así que tenemos un tiempo muy largo por delante antes de enfrentar una gran explosión." A medida que la situación continúa desarrollándose, tanto los residentes como las autoridades permanecen en alerta, navegando el delicado equilibrio entre la belleza natural de la isla y las fuerzas impredecibles de la naturaleza que la moldean.