Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente valoración de la primera ejecutiva de uno de los bancos más grandes de Europa sobre las políticas de desregulación en Estados Unidos ha desatado un debate en el sector financiero europeo. La destacada figura ha elogiado a la nueva administración estadounidense por su enfoque en reducir la burocracia, un aspecto que, según ella, es crucial para mejorar la competitividad en un entorno en el que Europa continúa lidiando con una regulación excesiva. Este reconocimiento pone de manifiesto una preocupación latente en el sector: la sobrerregulación en la Unión Europea podría poner en riesgo la competitividad frente a mercados que se están acelerando, especialmente en áreas como la inteligencia artificial. Un claro ejemplo del estado actual de la regulación en Europa se encuentra en el Consumer Trends Report 2024, publicado recientemente por EIOPA, la autoridad supervisora de seguros europea. Este informe no solo proporciona un análisis del comportamiento del sector asegurador, sino que también refleja las preocupaciones y percepciones de los consumidores respecto a los productos ofrecidos. Entre sus hallazgos, se destaca la insatisfacción generalizada con la relación calidad-precio de los productos de inversión basados en seguros, especialmente los conocidos como PIBs y los seguros de vida unit-linked. La situación se torna aún más preocupante en países como España, donde solo un 36% de los consumidores considera que obtiene una buena relación calidad-precio de estos productos. Este dato es alarmante, sobre todo si se considera que la misma España ha visto un crecimiento notable en otros tipos de seguros de vida, como los seguros de rentas vitalicias y temporales. Esto sugiere una desconexión entre la oferta de productos de inversión y las necesidades reales de los consumidores. El informe de EIOPA también amplía su análisis a otros tipos de seguros, revelando que los productos como los seguros de protección de pagos y los de dispositivos electrónicos están siendo evaluados críticamente por las autoridades de supervisión. Este enfoque más amplio indica que la preocupación por la relación calidad-precio no se limita al sector de vida, sino que abarca todo el espectro del mercado de seguros. Un aspecto interesante del informe es la observación de cómo la distribución de estos productos afecta a su rendimiento en el mercado. EIOPA ha encontrado diferencias significativas en la siniestralidad y las comisiones, dependiendo de si los seguros se venden directamente o a través de mediadores. Mientras que las ventas directas presentan una mayor siniestralidad y menores comisiones, las mediadas muestran la tendencia inversa. Este hallazgo invita a reflexionar sobre el papel que juegan los intermediarios en la mitigación de riesgos, pero también plantea preguntas sobre la transparencia en la fijación de precios. Sin embargo, este interrogante sobre la calidad y precio de los seguros no es un tema nuevo y, de hecho, ha sido objeto de atención desde 2021. A pesar de las advertencias y los intentos de regulación, la inseguridad jurídica continúa siendo un obstáculo significativo. La falta de parámetros claros y homogéneos para evaluar la calidad-precio de los productos implica que tanto las aseguradoras como los mediadores enfrentan dificultades para cumplir con los estándares de supervisión. EIOPA ha intentado establecer una metodología para abordar esta cuestión, pero hasta ahora, sus esfuerzos han resultado en más confusión que claridad. La ambigüedad en la regulación deja a los operadores en un estado de incertidumbre, sin un rumbo claro para seguir. Esto se traduce en que las mismas autoridades que deberían supervisar están dejando en manos de los actores del mercado la interpretación de las normas. En España, la situación es aún más compleja. La presión sobre los sistemas de comisiones en la industria aseguradora ha llevado a la apertura de expedientes por parte de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, aunque los resultados de estas acciones aún no son concluyentes. Este precedente sugiere que la supervisión del sector está en un proceso de transformación, pero la falta de resultados concretos plantea interrogantes sobre la efectividad de estas medidas. Finalmente, mientras el debate sobre la regulación financiera y la protección del consumidor continúa, parece evidente que la industria aseguradora debe trabajar en la mejora de sus productos. La relación calidad-precio debe ser una prioridad, no solo por la presión regulatoria, sino también para recuperar la confianza de los consumidores. Con un entorno competitivo que se intensifica, especialmente frente a las innovaciones en inteligencia artificial en otros mercados, el tiempo para actuar es ahora. Las decisiones tomadas en los próximos meses serán determinantes para el futuro del sector asegurador europeo.