Crisis diplomática entre EE. UU. y Colombia: giros en política de deportaciones

Crisis diplomática entre EE. UU. y Colombia: giros en política de deportaciones

Estados Unidos suspende sanciones a Colombia tras acuerdo sobre deportaciones. La relación sigue tensa entre ambos países.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 19 HORAS

La reciente crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia ha tomado un giro significativo tras la decisión de la Casa Blanca de suspender las sanciones que planeaba imponer al país sudamericano. Esto ocurre después de que Colombia, bajo la administración del presidente Gustavo Petro, aceptara las condiciones de la política de deportaciones instaurada por el gobierno de Donald Trump. La situación se había vuelto tensa cuando Colombia se negó a permitir la entrada de vuelos estadounidenses con migrantes deportados, argumentando que estos compatriotas estaban siendo sometidos a tratos inhumanos. El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, fue quien confirmó la resolución de este impasse en una rueda de prensa, asegurando que Colombia se compromete a recibir a los colombianos deportados. Este cambio de postura se produce luego de que Trump anunciara medidas punitivas, como aranceles del 25% a las importaciones colombianas y restricciones de viaje para funcionarios del gobierno colombiano. La decisión de Colombia de aceptar las deportaciones bajo las condiciones de Trump ha generado reacciones mixtas, tanto a nivel interno como internacional. Petro, quien ha defendido la dignidad de los migrantes, justificó su negativa inicial al afirmar que "un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece". Sin embargo, el giro en la política de su gobierno en menos de 48 horas ha sido visto por muchos como una capitulación ante las presiones externas. A pesar de la suspensión de sanciones, el conflicto entre ambos países no parece resolverse por completo. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha señalado que la autorización para los vuelos fue cancelada en el último momento, lo que sugiere que las tensiones aún persisten. Además, la embajada de Estados Unidos en Bogotá había suspendido previamente la expedición de visas, un gesto que muestra la gravedad de la situación y la determinación de Washington de hacer cumplir sus políticas migratorias. El trasfondo de este enfrentamiento se enmarca en un contexto regional más amplio, donde otros países latinoamericanos también han expresado su descontento con las políticas de deportación de la administración Trump. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, hizo eco de la situación, ofreciendo su solidaridad al gobierno colombiano. Por su parte, Brasil mostró indignación por el trato de sus ciudadanos deportados, mientras que Cuba también se unió a las críticas, denunciando violaciones de derechos humanos en el proceso de deportación. Esta situación ha obligado a muchos países de América Latina a repensar sus políticas de inmigración y deportación. México, por ejemplo, anunció la apertura de refugios para sus ciudadanos deportados, así como para extranjeros. Honduras ha lanzado un programa de repatriación que incluye asistencia económica y laboral para los deportados. Estas iniciativas reflejan un deseo de los países latinoamericanos de manejar de manera más humanitaria el retorno de sus ciudadanos. A nivel interno, el presidente Petro enfrenta la difícil tarea de equilibrar su compromiso con la dignidad de los migrantes y las presiones externas de un aliado clave como Estados Unidos. Aunque ha manifestado su intención de proteger los derechos de los migrantes, la reciente aceptación de la política de deportaciones de Trump puede afectar su percepción pública y la relación con sus bases políticas, que han apoyado un enfoque más humanitario. En este marco, se espera que las negociaciones entre ambos países continúen, particularmente en temas de comercio y colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Estados Unidos ha sido históricamente un socio importante para Colombia, y la cooperación en materia de seguridad ha sido un pilar fundamental de su relación bilateral. El futuro de esta relación dependerá en gran medida de la capacidad de ambos gobiernos para encontrar un terreno común en un contexto de creciente presión migratoria y desafíos económicos. Lo que está claro es que la política de deportaciones de Trump sigue siendo un tema divisivo, no solo en Colombia, sino en toda la región, y que las decisiones de los líderes latinoamericanos tendrán repercusiones significativas en la vida de millones de migrantes.

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