Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que las llamas de los recientes incendios forestales en Los Ángeles se apagan, una nueva amenaza se cierne ominosamente en el horizonte: los flujos de escombros. Geólogos y planificadores de emergencias están advirtiendo que los paisajes carbonizados, despojados de su vegetación protectora, están listos para torrentes de barro, rocas y agua que podrían descender con consecuencias devastadoras. En la estela de incendios forestales intensos, el riesgo de flujos de escombros e inundaciones repentinas se incrementa drásticamente. La fuerte lluvia en pendientes quemadas puede transformarse rápidamente en estos flujos violentos, que a menudo están compuestos por al menos la mitad de sedimentos, mezclados con todo, desde árboles carbonizados hasta vehículos. "Es como concreto moviéndose cuesta abajo", explica Jaime Kostelnik, un geólogo del Servicio Geológico de los Estados Unidos. Estos flujos pueden alcanzar velocidades de hasta 56 kilómetros por hora (35 millas por hora) y tienen el potencial de abrir nuevos caminos a través del paisaje, lo que los hace mucho más peligrosos que las inundaciones repentinas. La historia reciente del sur de California está llena de ejemplos trágicos de la devastación que pueden causar los flujos de escombros. En enero de 2018, por ejemplo, la comunidad de Montecito fue arrasada por un flujo de este tipo poco después del incendio Thomas, cobrando 23 vidas y destruyendo hogares. El terreno montañoso del condado de Los Ángeles, particularmente después de incendios como los de Palisades y Eaton, es conocido por convertirse en un terreno fértil para estos flujos mortales, como se ha visto en incidentes pasados tras el incendio de Station y el incendio del Complejo San Gabriel. Con las previsiones de lluvia generando alarmas, los científicos han estado evaluando rápidamente la extensión de los daños causados por el incendio forestal. Comprender la vulnerabilidad del paisaje a los flujos de escombros es crucial para emitir advertencias y órdenes de evacuación oportunas a los residentes. "Esto no es como una inundación; no pones sacos de arena para prevenir que sucedan las cosas", advierte Kostelnik. "No puedes detenerlos". La urgencia de la situación se ve subrayada por la llegada del invierno, una temporada que aumenta el riesgo de lluvias intensas. El geólogo Jeremy Lancaster del Servicio Geológico de California enfatiza la necesidad de una acción rápida: "Asumimos que va a llover pronto porque estamos en medio de la temporada húmeda". Los científicos están desplegando equipos para evaluar las áreas quemadas, utilizando imágenes satelitales para evaluar los daños a la vegetación que desempeña un papel clave en la estabilización del suelo. Los incendios forestales alteran fundamentalmente el paisaje, despojando la capa protectora de materia vegetal y alterando las propiedades físicas del suelo. El intenso calor puede crear capas hidrófobas en el suelo, lo que lleva a un aumento del escorrentía y la erosión. Esta combinación de factores significa que incluso un breve evento de lluvia puede desencadenar un flujo de escombros casi instantáneamente. Los equipos están llevando a cabo evaluaciones en el terreno de las cicatrices de quemado para determinar la gravedad de los daños y el potencial de futuros flujos de escombros. El área del incendio de Eaton ha sido identificada como especialmente preocupante debido a su terreno empinado, que es más propenso a tales peligros que las áreas de pendiente más suave afectadas por el incendio de Palisades. Los servicios de emergencia se están preparando para lo peor utilizando tecnología avanzada para crear mapas que destacan las áreas con mayor riesgo de flujos de escombros. Estos mapas, combinados con pronósticos meteorológicos, guiarán a los gerentes de emergencias en la emisión de alertas y advertencias a las comunidades. Se aconseja a los residentes que se mantengan alerta, especialmente en las horas y días previos a la lluvia pronosticada, ya que las condiciones pueden cambiar rápidamente. Si bien algunas regiones cuentan con infraestructuras como cuencas de escombros diseñadas para mitigar estos riesgos, no todas las cuencas de drenaje están equipadas con tales medidas de protección. Esta deficiencia subraya la importancia de las evacuaciones oportunas, que pueden ser un desafío para comunidades que ya están lidiando con el impacto de los incendios forestales. Los gerentes de emergencias continúan enfatizando que su prioridad es la seguridad del público, incluso mientras los residentes lidian con el costo emocional de evacuaciones repetidas. Agravando el problema está el hecho de que el riesgo elevado de flujos de escombros puede persistir durante años después de un incendio forestal debido a los cambios continuos en los patrones de lluvia y la recuperación de la vegetación. A medida que estas comunidades se preparan para la potencial amenaza de flujos de escombros, es esencial mantenerse informado y preparado, reconociendo que las secuelas de los incendios forestales pueden tener implicaciones duraderas para la seguridad y la protección.