Juan Brignardello Vela
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En un viaje notable que ha cautivado a los amantes del fútbol, los Sub-18 del Merstham FC han llegado a la cuarta ronda de la FA Youth Cup, mostrando determinación, talento y un espíritu inquebrantable que ha resonado mucho más allá del campo. Guiados por el entrenador Bobby Bowry, un exjugador profesional, estos chicos han transformado una temporada llena de desafíos en una emocionante aventura que ha culminado en un partido decisivo contra la élite juvenil del Chelsea. La FA Youth Cup se erige como un torneo prestigioso, lleno de historia y prestigio, y ofrece a los jugadores de academias la oportunidad de brillar. Desde agosto, cuando Merstham entró como uno de los 633 clubes, el viaje del equipo ha sido nada menos que fenomenal. Con ocho victorias consecutivas, 43 goles anotados y solo dos concedidos, se han convertido en un competidor formidable, proporcionando un marcado contraste con su estatus fuera de la liga. Cuando Bowry se dirigió a su equipo antes de su enfrentamiento con el Chelsea, la emoción en la sala era palpable. "Cuando realmente piensas en lo que hemos hecho en los últimos cinco meses, es increíble", compartió, con un atisbo de incredulidad en su voz. Sin embargo, recordó a los jugadores la tarea desalentadora que tenían por delante, destacando el impresionante historial del Chelsea en este torneo, donde han logrado la victoria en nueve ocasiones. Entre los jugadores del Merstham se encuentran jóvenes que han enfrentado sus propios desafíos para llegar a este punto. Josh Solecki, por ejemplo, fue previamente liberado por el Crystal Palace y ha abrazado la oportunidad de redescubrir su pasión por el fútbol. Mientras tanto, Chris Lutonadio, otro talento destacado, ha puesto su mira en dejar su huella tanto para él como para su familia. Ambos jugadores, junto con sus compañeros de equipo, no solo luchan por la gloria en el campo, sino por una oportunidad de carrera profesional en el fútbol. La realidad es que estos chicos equilibran sus aspiraciones futbolísticas con la educación, estudiando calificaciones BTEC y A-Levels como parte del programa Volenti Academy. Bowry enfatiza la importancia de este equilibrio, señalando que el fútbol los mantiene enfocados y alejados de influencias negativas. "Si no hacemos lo correcto por estos chicos, se van a perder en la vida, lamentablemente", advierte, destacando la misión general de guiarlos hacia futuros más brillantes. El partido contra el Chelsea, que contó con varios jugadores ya bajo contrato profesional, no fue solo una prueba de habilidad, sino también una lección de resiliencia. Al principio del juego, el Chelsea rápidamente estableció su dominio, con Shumaira Mheuka abriendo el marcador con un toque hábil. Sin embargo, los chicos del Merstham se negaron a sentirse intimidados. Cuando lograron encontrar la red a través de Amari Perkins, la sensación de logro fue eléctrica, incluso en medio de un marcador desafiante. A medida que avanzaba el partido, el talento del Chelsea brilló, pero la determinación del Merstham fue igualmente convincente. Jugadores como Lutonadio mostraron sus habilidades, captando la atención de entrenadores y cazatalentos, con un director de la academia del Chelsea destacándolo por su actuación excepcional. Este reconocimiento es un testimonio de lo lejos que han llegado estos jóvenes y del potencial que aún poseen. Después del pitido final, el ambiente en el vestuario del Merstham era una mezcla de decepción y orgullo. Aunque el marcador reflejaba una dura derrota, la experiencia adquirida a lo largo del torneo ha elevado el perfil de la academia de Merstham, con Bowry reiterando la importancia de su camino hacia adelante. "Por favor, no se sientan decepcionados", les dijo a sus jugadores, recordándoles la importancia de lo que habían logrado juntos. Para muchos de estos jóvenes, la participación en la FA Youth Cup ha sido el comienzo de algo más grande: una oportunidad para que cazatalentos y clubes vean su talento y carácter, permitiéndoles soñar con un futuro en el fútbol profesional. Al final, no se trata solo de los resultados, sino de los recuerdos forjados, las amistades profundizadas y los caminos creados para sus futuros. A medida que los chicos abandonaban el campo, muchos sabían que habían dejado una marca indeleble en el torneo y, quizás más importante aún, en sus propias vidas. Su viaje continúa, alimentado por la esperanza de alcanzar sus sueños en el hermoso juego.