FDA prohíbe el colorante rojo 3 en alimentos y medicamentos por riesgos cancerígenos

FDA prohíbe el colorante rojo 3 en alimentos y medicamentos por riesgos cancerígenos

La FDA prohíbe el colorante rojo 3 en alimentos y medicamentos por su posible carcinogenicidad, respondiendo a preocupaciones de salud pública.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Los recientes avances en la regulación de aditivos alimentarios han llevado a la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) a tomar la decisión de prohibir el uso del colorante rojo 3 en alimentos y medicamentos. Esta medida, adoptada casi 35 años después de que el colorante fuera vetado para la elaboración de cosméticos, responde a preocupaciones sobre su potencial carcinogénico, basado en estudios que han demostrado su relación con el cáncer en ratas de laboratorio. La FDA ha acogido una petición presentada en 2022 por un grupo de defensores de la salud pública, quienes argumentaron que la autorización del rojo 3 en alimentos y medicamentos era inconsistente e insostenible, dado que ya se le había prohibido en otros productos. Jim Jones, comisionado adjunto de la FDA para alimentos humanos, enfatizó la gravedad de la situación al resaltar que la evidencia de su toxicidad no podía ser ignorada, aunque también aclaró que los mecanismos de cáncer observados en ratas no necesariamente se traducen en riesgos similares para los humanos. Este cambio en la política regulatoria es significativo, ya que implica que los fabricantes de alimentos tendrán hasta enero de 2027 para eliminar el colorante de sus productos. Por su parte, la industria farmacéutica tendrá hasta enero de 2028 para realizar los ajustes necesarios. Mientras tanto, se espera que los alimentos importados a Estados Unidos cumplan con estos nuevos estándares. La respuesta a esta prohibición ha sido mayoritariamente positiva entre los defensores de la salud pública. El doctor Peter Lurie, director del Centro para la Ciencia en el Interés Público, celebró la decisión aunque la calificó de tardía, argumentando que existía un doble estándar notable en la regulación de este colorante. Sin embargo, también surgieron dudas sobre posibles litigios por parte de los fabricantes, que podrían cuestionar la prohibición basándose en la falta de evidencia concluyente sobre los efectos del rojo 3 en humanos. A pesar de que el rojo 3 ha sido objeto de críticas, su defensa ha llegado de parte de la Asociación Internacional de Fabricantes de Colorantes, que sostiene que el uso del colorante es seguro en las concentraciones que los consumidores normalmente ingieren. Este grupo citó investigaciones respaldadas por organizaciones internacionales que reafirmaron la seguridad del colorante. Sin embargo, el panorama se complica cuando se considera que algunos países como Europa, Australia y Nueva Zelanda ya han prohibido el uso de este colorante, lo que plantea interrogantes sobre la coherencia internacional en la regulación de aditivos alimentarios. Los legisladores estadounidenses han tomado nota de las preocupaciones sobre el impacto del rojo 3 en la salud, especialmente en los niños, quienes tienden a consumir mayores cantidades de este colorante en relación con su peso corporal. En este contexto, una carta firmada por varios miembros del Congreso instó a la FDA a actuar con rapidez, señalando que el uso estético de un potencial carcinógeno no debería tener cabida en la oferta alimentaria del país. Como parte de esta transición, algunos fabricantes de alimentos ya han comenzado a reformular sus productos para eliminar el rojo 3. En su lugar, han optado por alternativas más naturales como el jugo de remolacha, el carmín, así como pigmentos derivados de vegetales como el camote morado y el repollo rojo. Este movimiento hacia ingredientes más seguros no solo responde a la nueva normativa, sino que también refleja una creciente demanda por parte de los consumidores de productos más saludables y menos procesados. La prohibición del rojo 3 puede ser vista como un cambio positivo en la política de seguridad alimentaria en Estados Unidos, no solo para los consumidores, sino también para la industria, que se enfrenta a un panorama cada vez más exigente en términos de seguridad y transparencia. Esta decisión podría marcar un precedente en la manera en que la FDA aborda la regulación de aditivos, especialmente a la luz de la creciente preocupación pública sobre los efectos de los ingredientes artificiales en la salud. A medida que la industria se adapta a estas nuevas regulaciones, será crucial observar cómo los fabricantes responden a la demanda de productos más seguros, así como el impacto que esto tendrá en la salud pública a largo plazo. La eliminación del rojo 3 representa no solo una victoria para los defensores de la salud, sino también un llamado a la acción para que las agencias reguladoras continúen revisando y actualizando sus políticas en función de la evidencia científica más reciente. En un mundo donde la salud y la prevención del cáncer son prioridades, esta prohibición podría ser solo el comienzo de un cambio hacia una alimentación más segura y consciente.

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