Caos volcánico en Etiopía obliga a un éxodo masivo mientras las comunidades enfrentan luchas desesperadas.

Caos volcánico en Etiopía obliga a un éxodo masivo mientras las comunidades enfrentan luchas desesperadas.

Las erupciones volcánicas en curso en la región de Afar, en Etiopía, han desplazado a más de 54,000 residentes en medio de la destrucción, lo que ha llevado a esfuerzos urgentes de ayuda humanitaria.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En la región de Afar en Etiopía, la actividad volcánica en curso ha convertido el paisaje, que antes era pacífico, en una escena de caos y destrucción. Durante los últimos cinco meses, una llanura semi-desértica, situada entre las escarpadas montañas Dofan y Fentale, ha sido sacudida por frecuentes terremotos y erupciones volcánicas, lo que ha obligado a un éxodo masivo de sus residentes. La situación se agravó significativamente después de que un poderoso terremoto de magnitud 5.8 en la escala de Richter golpeara la zona hace casi dos semanas, sacudiendo no solo las inmediaciones, sino también alcanzando pueblos a hasta 220 kilómetros de la capital, Adís Abeba. La comunidad local se ha visto profundamente afectada, con muchas familias como la de Ado Ali de Awash Fentale sintiéndose obligadas a marcharse. "Escuchamos un gran ruido del suelo; suena como un saludo de cañón", relató, enfatizando los crecientes peligros que amenazan a su familia y su ganado. A medida que la actividad sísmica continúa, residentes como Hassan Kamil expresan una profunda preocupación por el potencial de más erupciones devastadoras. "La grieta creada tras el terremoto ahora va de la montaña Dofan a la montaña Fentale", explicó, señalando el alarmante aumento de aberturas volcánicas alrededor de Seganto. El impacto de este desastre natural ha sido devastador; infraestructuras enteras han colapsado, con informes que indican que 37 escuelas han sido destruidas, desplazando a más de 5,000 estudiantes. Además, una importante fábrica de azúcar local, que empleaba a más de 4,000 trabajadores, ha cesado operaciones mientras la comunidad se recupera de la crisis en curso. En respuesta a la situación en escalada, el gobierno federal etíope ha anunciado planes para evacuar a aproximadamente 80,000 residentes de las áreas más vulnerables. Hasta ahora, los funcionarios informan que más de 54,000 personas han sido reubicadas con éxito, pero muchas siguen en situaciones críticas. Los refugios actuales en la cercana ciudad de Awash Arba están saturados, y las necesidades básicas como agua potable y refugio adecuado son escasas. Fakir Mohammed, un residente de uno de esos refugios, expresó las dificultades que enfrentan los desplazados. "La situación es dura como puedes ver. Muchos no obtuvieron refugios, el agua potable tampoco es adecuada", declaró, destacando la urgente necesidad de asistencia humanitaria. Balli Hasan, otra evacuada y madre de tres hijos, expresó su gratitud por haber escapado del peligro inmediato, pero lamentó las duras condiciones de vida en el refugio, que ofrecen poco alivio del sol. Los funcionarios regionales, incluidos Moussa Adam de la Oficina de Educación del Estado Regional Nacional de Afar, están trabajando diligentemente para abordar estas necesidades urgentes. La Comisión de Gestión de Desastres y Riesgos de Etiopía, junto con varias organizaciones humanitarias, está esforzándose por proporcionar ayuda. Si bien han movilizado más de 2.2 millones de dólares en alimentos y artículos no alimentarios para apoyar a los desplazados, el volumen de personas que requieren asistencia supera con creces los recursos disponibles. A pesar de estos esfuerzos, una sensación de inseguridad pesa sobre las comunidades desplazadas. Muchos refugios están alarmantemente cerca del epicentro de la actividad volcánica, lo que provoca temores de más erupciones y desplazamientos. El gobierno ha afirmado que se están llevando a cabo evaluaciones exhaustivas para garantizar la seguridad de las personas reubicadas, sin embargo, la actividad sísmica continua deja a muchos residentes ansiosos e inseguros sobre su futuro. A medida que la situación en la región de Afar sigue evolucionando, está claro que la combinación de desastre natural y necesidad humanitaria presenta un desafío complejo. La resiliencia de la población local está siendo puesta a prueba, y la atención de la comunidad internacional se centra en la urgente necesidad de solidaridad y apoyo para aquellos afectados por esta crisis sin precedentes.

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