Nuevo estudio advierte: Casi el 40% de los ancianos enfrenta riesgo de demencia a medida que la población envejece.

Nuevo estudio advierte: Casi el 40% de los ancianos enfrenta riesgo de demencia a medida que la población envejece.

Un estudio encuentra que casi el 40% de las personas mayores de 55 años puede desarrollar demencia, con riesgos que aumentan significativamente después de los 75. Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a mitigar estos riesgos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Un nuevo estudio ha revelado estadísticas alarmantes sobre el riesgo de desarrollar demencia, encontrando que casi cuatro de cada diez individuos mayores de 55 años pueden enfrentar esta desalentadora posibilidad si viven lo suficiente. Los investigadores proyectan que para el año 2060, aproximadamente un millón de estadounidenses serán diagnosticados anualmente con demencia, una cifra que representa un aumento significativo en comparación con las estimaciones actuales. El estudio, realizado por expertos de NYU Langone Health y publicado en la revista Nature Medicine, indica que el riesgo de por vida de desarrollar demencia es notablemente mayor de lo que se entendía anteriormente. Mientras que el riesgo general de por vida de desarrollar demencia se estimaba en alrededor del 14 por ciento para los hombres y el 23 por ciento para las mujeres en investigaciones previas, el nuevo análisis de datos de un estudio a largo plazo que involucró a aproximadamente 15,000 adultos mayores revela que después de los 55 años, el riesgo de por vida se eleva al 35 por ciento para los hombres y al 48 por ciento para las mujeres. Este aumento en el riesgo se correlaciona con el envejecimiento de la población, donde la proporción de individuos de 65 años o más está aumentando rápidamente. El estudio subraya que, si bien el envejecimiento simple es el principal factor de riesgo, la demencia no es una consecuencia inevitable de hacerse mayor. En cambio, se caracteriza como una pérdida progresiva de funciones cognitivas, incluyendo la memoria y el lenguaje, que es distinta de los desafíos comunes relacionados con la edad, como el olvido ocasional. Los investigadores encontraron que el riesgo de desarrollar demencia fluctúa significativamente con la edad. Por ejemplo, solo el 4 por ciento de los individuos de entre 55 y 75 años fueron diagnosticados con demencia, lo que enfatiza la crucial oportunidad de intervención y prevención durante esta ventana de 20 años. Sin embargo, para aquellos que superan los 75 años, el riesgo se incrementa drásticamente; alcanza el 20 por ciento a los 85 años y se dispara al 42 por ciento entre los 85 y 95 años. Los datos demográficos también juegan un papel; los estadounidenses negros muestran un riesgo ligeramente elevado del 44 por ciento, en comparación con el 41 por ciento de sus contrapartes blancas. Notablemente, el estudio destaca que las mujeres tienden a tener un mayor riesgo de por vida, principalmente debido a su mayor esperanza de vida. A pesar de estas tendencias preocupantes, hay esperanza para la mitigación. Los expertos médicos afirman que ciertos cambios en el estilo de vida pueden reducir significativamente el riesgo de demencia. El Dr. Josef Coresh, coautor del estudio, enfatizó el papel de las elecciones en la mediana edad en la salud cerebral. Para las personas en sus años intermedios, controlar la hipertensión, mantener un peso saludable y manejar condiciones como la diabetes y los niveles de colesterol puede ser particularmente beneficioso. El Dr. James Galvin, especialista en Alzheimer de la Universidad de Miami, compartió estos sentimientos, sugiriendo que lo que es bueno para la salud del corazón también es ventajoso para la salud del cerebro. Recomienda el ejercicio regular, el compromiso social y la estimulación cognitiva como componentes vitales de un estilo de vida saludable para el cerebro. También resalta la importancia de abordar la pérdida auditiva, que puede llevar a la aislamiento social, complicando aún más los desafíos cognitivos. Si bien algunos factores de riesgo son inevitables, como la edad o predisposiciones genéticas como la variante del gen APOE4, los individuos aún pueden tomar medidas proactivas para reducir su vulnerabilidad a la demencia. Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de iniciativas de salud pública destinadas a promover la salud cerebral, especialmente a medida que la población envejece. Con un esfuerzo consciente y elecciones informadas, es posible que las personas construyan resiliencia contra la inminente amenaza de la demencia a medida que envejecen.

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