Texas enfrenta un alarmante aumento en los casos de dengue, el más alto desde 2002.

Los funcionarios de salud pública están sonando la alarma mientras Texas enfrenta su mayor número anual de casos de dengue desde 2002, lo que representa una preocupación significativa para la salud pública en el Estado de la Estrella Solitaria. La alarmante situación comenzó con la confirmación del primer caso adquirido localmente en el Condado de Cameron, una región cerca de la frontera noreste con México, donde se han reportado casos de dengue en el pasado. El dengue, causado por el virus del dengue (DENV), se transmite principalmente a través de las picaduras de mosquitos hembras infectados de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus. Estas especies prosperan en condiciones cálidas y húmedas, lo que hace que regiones como Texas sean particularmente vulnerables. El virus se replica dentro del cuerpo humano después de una picadura de mosquito, con síntomas que aparecen tras un período de incubación de cuatro a diez días. Los síntomas pueden variar ampliamente, desde fiebre leve y dolor en las articulaciones hasta manifestaciones severas como fiebre hemorrágica, que puede ser potencialmente mortal. El reciente aumento en los casos no es un incidente aislado para Texas; refleja una tendencia más amplia que se observa en todo Estados Unidos y más allá. Florida, por ejemplo, también ha reportado casos adquiridos localmente de dengue y ha experimentado brotes anteriores, con Key West reportando 66 casos en 2010. La situación ha escalado a tal grado en Puerto Rico que los funcionarios declararon una emergencia de salud pública, resaltando la urgencia del asunto. Los expertos atribuyen la propagación del dengue a varios factores, incluyendo el cambio climático, el aumento de los viajes y la urbanización. A medida que las temperaturas globales aumentan y los patrones de lluvia cambian, los hábitats que sustentan a los mosquitos Aedes están expandiéndose. Esto, combinado con las condiciones de vida densamente pobladas que a menudo se encuentran en áreas urbanas, crea criaderos ideales para estos insectos portadores de enfermedades. Regiones que anteriormente no se veían afectadas por el dengue ahora enfrentan brotes, con casos reportados en partes de Europa, como Francia, Italia y España, lo que subraya aún más el alcance geográfico en expansión de la enfermedad. Las agencias de salud pública, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), han intensificado los esfuerzos para monitorear y controlar los brotes de dengue. La vigilancia se ha vuelto crucial para detectar la enfermedad antes de que se propague, particularmente en los cruces fronterizos. Si bien existen vacunas como Dengvaxia, la recomendación principal sigue siendo adoptar medidas preventivas contra las picaduras de mosquitos. Los funcionarios de salud pública instan a las personas a utilizar mosquiteros, vestir ropa protectora y eliminar el agua estancada donde los mosquitos se reproducen. A pesar de los desafíos que plantea el dengue, Estados Unidos sigue siendo afortunado en comparación con muchos otros países donde la enfermedad es endémica. Para millones de personas en todo el mundo, el dengue es una dura realidad, y a medida que el virus continúa propagándose, la esperanza es que surjan vacunas y soluciones más efectivas. La situación actual en Texas sirve como un llamado de atención, reforzando la necesidad de vigilancia y medidas proactivas ante una creciente amenaza para la salud pública.