Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un terremoto de magnitud 6.2 sacudió la región suroeste de México en la madrugada del domingo, enviando temblores a través de los pueblos y ciudades cercanas a la frontera de los estados de Colima y Michoacán, afectando particularmente al pueblo de Aquila. El terremoto ocurrió a las 2:32 a.m. hora local, con su epicentro ubicado a 21 kilómetros (13 millas) al sureste de Aquila y a una profundidad de 34 kilómetros (21 millas), según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). El servicio sismológico nacional de México registró el temblor con una magnitud ligeramente menor de 6.1, pero ambas organizaciones señalaron que la actividad sísmica era significativa, con 329 réplicas reportadas para las 9 a.m. hora local. En respuesta al terremoto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, utilizó la plataforma de redes sociales X para informar al público que se activaron equipos de respuesta de emergencia para evaluar la situación y revisar los protocolos. Confirmó que, según las últimas actualizaciones, no se habían reportado víctimas ni daños severos, lo cual es un alivio considerando la devastación potencial que pueden causar estos terremotos. Los residentes de Coalcomán, un pueblo montañoso cercano al epicentro, y Uruapan, la segunda ciudad más grande de Michoacán, experimentaron de primera mano la intensidad del terremoto. Las redes sociales se inundaron de videos que mostraban edificios balanceándose y vehículos estacionados temblando, lo que llevó a algunos residentes a evacuar sus hogares y buscar seguridad en las calles durante el temblor. Afortunadamente, el Instituto Mexicano del Seguro Social indicó que el terremoto no causó daños en la Ciudad de México, ubicada a aproximadamente 600 kilómetros (372 millas) al este del epicentro, lo que permitió que las actividades diarias continuaran sin interrupciones en la capital. Los sismólogos explicaron que el terremoto se originó por la activa naturaleza sísmica de la región, resultado de las interacciones tectónicas entre secciones de la corteza terrestre. El significativo número de réplicas registradas es un fenómeno común en áreas con tal inestabilidad geológica. Aunque las réplicas son generalmente menos intensas, aún representan riesgos para la seguridad y la infraestructura. La posición geográfica de México lo convierte en una de las regiones más activamente sísmicas del mundo. En las últimas cuatro décadas, la nación ha soportado al menos siete terremotos de magnitud 7 o mayor, siendo el más catastrófico el terremoto de 1985, que registró 8.0 en la escala de Richter y resultó en casi 10,000 muertes, dejando una profunda huella en partes de la Ciudad de México. A pesar de la intensidad del terremoto del domingo, la ausencia de víctimas y destrucción importante sirve como un recordatorio de la continua vulnerabilidad de México a las actividades sísmicas y la crítica importancia de la preparación. Las autoridades enfatizaron la necesidad de que el público cumpla con los protocolos de seguridad durante tales eventos. Para aquellos que planean visitar Michoacán, Colima o regiones cercanas, se aconseja precaución y vigilancia respecto a posibles réplicas. Aunque no se han reportado interrupciones significativas en los viajes, los turistas deben mantenerse actualizados con la información de las autoridades locales y considerar evitar áreas de alto riesgo hasta que la actividad sísmica se estabilice. En centros urbanos como la Ciudad de México, la ausencia de daños permite que las atracciones turísticas permanezcan abiertas, aunque es esencial que los visitantes estén al tanto de las medidas de seguridad sísmica, especialmente al explorar los terrenos volcánicos y montañosos del país. La rápida respuesta de los gobiernos y agencias de emergencia subraya el progreso que México ha logrado en preparación desde los trágicos terremotos de décadas pasadas. Los sistemas de monitoreo mejorados, las campañas de concienciación pública y las mejoras en la infraestructura han fortalecido la capacidad del país para gestionar los riesgos sísmicos y mitigar su impacto. Las comunidades locales en las áreas afectadas han mostrado una notable resiliencia, con residentes uniéndose para apoyarse mutuamente y compartir información crucial. Las redes sociales han desempeñado un papel clave en proporcionar actualizaciones en tiempo real y documentar los efectos del terremoto. El terremoto del domingo cerca de Aquila sirve como un recordatorio sobrio de la realidad sísmica de México. Aunque la ausencia de fatalidades y daños significativos refleja avances en las medidas de seguridad, la serie de réplicas resalta la necesidad continua de vigilancia. Tanto los residentes como los viajeros deben priorizar la seguridad y mantenerse informados mientras la región navega este último desafío sísmico.