Monarquías europeas en la mira: el dilema de los salarios en tiempos difíciles

Monarquías europeas en la mira: el dilema de los salarios en tiempos difíciles

El aumento salarial del rey Carlos III genera críticas por su costo en tiempos de crisis, contrastando con la austeridad de otras monarquías europeas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 11.01.2025

La reciente polémica en torno al aumento salarial del rey Carlos III de Gran Bretaña ha puesto nuevamente sobre la mesa el debate sobre los salarios de las monarquías europeas y su justificación en tiempos de dificultades económicas. Anunciado por el gobierno británico, este aumento de aproximadamente 45 millones de libras esterlinas para el año 2025 ha generado críticas contundentes de sectores que cuestionan la necesidad de financiar una institución tan costosa cuando los recursos públicos son limitados. Graham Smith, CEO del grupo antimonárquico Republic, ha sido uno de los más vocales en su oposición, comentando que es un escándalo que en un país que enfrenta recortes en educación, salud y seguridad, se aumente el gasto en la familia real. A su juicio, la situación refleja una desconexión entre la monarquía y las realidades cotidianas de los ciudadanos británicos, lo que ha llevado a un creciente descontento público. Comparativamente, la casa real española, encabezada por el rey Felipe VI y la reina Letizia, opera con una transparencia notablemente mayor. Su presupuesto para 2025 se mantiene en 8,4 millones de euros, lo que representa uno de los sueldos más austeros de las monarquías europeas. Este enfoque en la moderación y la rendición de cuentas puede verse como un intento de alinearse más estrechamente con los intereses y preocupaciones del pueblo, especialmente en un contexto donde la economía sigue siendo un tema candente. La distribución de los salarios dentro de la familia real española es igualmente modesta, con Felipe VI recibiendo 287.090 euros, Letizia 157.889 euros y doña Sofía 129.192 euros. Estos números contrastan fuertemente con las cifras astronómicas que se observan en otras monarquías, lo que podría sugerir que los reyes españoles han tomado nota de las críticas a sus homólogos británicos y han optado por una estrategia más conservadora. Otro ejemplo de este tipo de gestión se encuentra en la casa real de los Países Bajos, donde el presupuesto se sitúa en 58,9 millones de euros. Aunque este número es significativo, los sueldos individuales de los miembros de la familia real oscilan, con el rey Guillermo percibiendo alrededor de un millón de euros y la reina Máxima unos 410.000 euros. Este enfoque más moderado también puede ser interpretado como un intento de mantener una buena relación con el público, evitando el tipo de controversia que rodea a la monarquía británica. Las monarquías de Mónaco y Noruega también presentan sus particularidades. Se estima que la familia real de Mónaco recibe cerca de 45 millones de euros anuales, aunque los detalles sobre la distribución de este dinero son escasos. En Noruega, los miembros de la familia real reciben alrededor de 30 millones de euros en total, siendo el rey Harald y su esposa Sonia los que más perciben, con un millón y medio de euros cada uno. Mientras tanto, la familia real danesa ha visto un aumento en su asignación, que ahora asciende a 19 millones de euros, con el nuevo rey Federico percibiendo un salario de tres millones de euros. Este incremento contrasta con la postura general de austeridad adoptada por otras casas reales en Europa, reflejando una dinámica interesante en cómo cada monarquía aborda su financiación. La situación en Suecia es similar a la de España, donde la casa real recibió 13 millones de euros el último año. En este caso, los salarios individuales son también relativamente modestos, con el rey Carlos Gustavo y su esposa Silvia ganando juntos alrededor de 750.000 euros. Este tipo de transparencia y moderación parece ser un patrón que se repite entre las monarquías que buscan mantener la legitimidad y el apoyo público. El gran ducado de Luxemburgo y la monarquía belga ofrecen otros ejemplos de cómo se maneja la asignación de recursos en diferentes contextos. En Bélgica, el rey Felipe tiene un presupuesto de 12,5 millones de euros, mientras que en Luxemburgo, el gran duque Enrique recibe 523.103 euros. Estos datos muestran que las diferencias en las asignaciones de cada casa real no solo son notables, sino que también reflejan las diversas prioridades culturales y sociales de cada país. En conclusión, el debate sobre cuánto deben cobrar los reyes europeos no solo es una cuestión de cifras, sino que también está relacionado con la percepción pública y la legitimidad de las instituciones monárquicas en la actualidad. Mientras algunas casas reales optan por la austeridad y la transparencia, otras parecen aferrarse a tradiciones más costosas, lo que podría tener implicaciones significativas en su relación con el pueblo y la forma en que son percibidas en el contexto moderno. La controversia alrededor de Carlos III puede ser un llamado de atención para otras monarquías, recordándoles que los tiempos y las expectativas del público han cambiado drásticamente.

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