Catástrofes Globales de 2024: Un Año de Tragedias Sin Precedentes y Resiliencia Colectiva.

Catástrofes Globales de 2024: Un Año de Tragedias Sin Precedentes y Resiliencia Colectiva.

El 2024 ha visto eventos catastróficos a nivel mundial, incluyendo inundaciones, terremotos, deslizamientos de tierra y tiroteos, dejando a las comunidades devastadas y en urgente necesidad de ayuda.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Desastres Naturales HACE 9 HORAS

El año 2024 ha estado marcado por una serie de eventos catastróficos que han dejado cicatrices indelebles en comunidades de todo el mundo. Desde devastadores desastres naturales hasta trágicos incidentes provocados por el ser humano, la magnitud del sufrimiento y la destrucción es asombrosa. En el estado de Borno, Nigeria, el colapso de la presa Alau el 9 de septiembre de 2024, resultó en inundaciones catastróficas que reclamaron más de 150 vidas y desplazaron a aproximadamente 419,000 residentes. Durante semanas, las fuertes lluvias habían levantado alarmas, pero la tragedia ocurrió con poco aviso. Las aguas de la inundación sumergieron el 15 por ciento de Maiduguri, destruyendo hogares, instalaciones públicas e incluso el zoológico local, donde muchos animales perecieron. El gobernador Babagana Umara Zulum ha instado al gobierno federal a acelerar la reconstrucción del dique de la presa, enfatizando la necesidad de prevenir más desastres a medida que se acerca la temporada de lluvias. De manera similar, el terremoto de Noto en Japón el 1 de enero de 2024, registró una magnitud de 7.6 y resultó en 504 muertes confirmadas. El sismo causó una destrucción generalizada, particularmente en la prefectura de Ishikawa, donde la infraestructura dañada incluía refugios de emergencia destinados a proteger a los ciudadanos de amenazas nucleares. Los esfuerzos de rescate se vieron obstaculizados por intensas nevadas, complicando las operaciones de ayuda mientras se desataban incendios en el aftermath. La furia de la naturaleza se sintió aún más en Estados Unidos con el huracán Helene, que golpeó a finales de septiembre. Esta poderosa tormenta fue la más mortal desde el huracán María en 2017, cobrando al menos 238 vidas e infligiendo más de 124 mil millones de dólares en daños en varios estados. Las extensas inundaciones que causó en Carolina del Norte dejaron a muchos residentes atrapados sin recursos esenciales, destacando el impacto de gran alcance del huracán. En Etiopía, los deslizamientos de tierra en Gofa, ocurridos del 21 al 22 de julio de 2024, fueron provocados por fuertes lluvias, llevando al entierro de aldeas enteras y resultando en al menos 257 muertes. Las autoridades locales lanzaron desesperados esfuerzos de rescate, pero la ubicación remota dificultó las operaciones. Las Naciones Unidas informaron que más de 15,000 personas se vieron afectadas, subrayando la necesidad de asistencia humanitaria urgente. El trágico tiroteo en la Sala de Conciertos de Moscú el 22 de marzo de 2024, cobró 145 vidas, incluyendo la de niños, cuando hombres armados asaltaron un recinto de conciertos. Con más de 500 heridos reportados, el ataque fue un sombrío recordatorio de la persistente amenaza del terrorismo. El Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad, lo que llevó a las autoridades rusas a actuar rápidamente para arrestar a los sospechosos. En Kerala, India, el distrito de Wayanad fue devastado por deslizamientos de tierra el 30 de julio, sepultando hogares y cobrando al menos 254 vidas. Las fuerzas armadas y voluntarios locales se movilizaron para las operaciones de rescate, pero la magnitud de la destrucción fue abrumadora, llevando a una significativa pérdida de vidas y medios de subsistencia. El año también presenció desastres ciclónicos, con el ciclón Chido azotando el sureste de África en diciembre. Esta tormenta provocó la muerte de al menos 31 personas en Mayotte, mientras que su trayectoria continuada hacia Mozambique resultó en una extensa destrucción y dejó a más de 620,000 personas afectadas. El tifón Yagi causó estragos en el sudeste asiático a principios de septiembre de 2024, llevando a 844 fatalidades y daños que superaron los 16.9 mil millones de dólares. La intensidad de la tormenta fue catastrófica, reflejando la creciente volatilidad de los patrones climáticos en la región. Mientras tanto, las inundaciones en España, que duraron de octubre a noviembre, resultaron en 231 muertes y extensos daños a la propiedad, provocando un clamor nacional sobre la preparación y respuesta del gobierno ante tales desastres. El trágico hundimiento de un ferry en Mozambique, que resultó en más de 100 muertes en abril, destacó las graves consecuencias de descuidar las regulaciones de seguridad en el transporte, particularmente en áreas afectadas por crisis de salud. Por último, el accidente del vuelo 2216 de Jeju Air en Corea del Sur el 29 de diciembre cobró la vida de 179 personas, marcando uno de los desastres aéreos más mortales en la historia de la nación. La tragedia ha reavivado las discusiones sobre los protocolos de seguridad de las aerolíneas. A medida que el mundo reflexiona sobre las tragedias de 2024, la necesidad de una mejor preparación para desastres, una gestión eficaz de emergencias y una solidaridad internacional nunca ha sido tan crucial. Estos eventos sirven como recordatorios contundentes de la vulnerabilidad de las comunidades ante calamidades tanto naturales como provocadas por el ser humano, destacando la importancia de la resiliencia y la recuperación.

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